Leemos al inefable ministro Ciancio en el diario del Loco Lindo: "El Enress tiene que tomar, como lo está haciendo ahora y muy bien, el rol de controlador de la calidad de agua, de la cantidad... Mientras que todo lo que sea la regulación del servicio será a partir de los planes que tiene el gobierno. Me parece que siendo un organismo estatal, no puede decirle al Estado lo que tiene que hacer”, expresó.
—¿El Ente no podría, por ejemplo, decirle a Assa qué tarifa debe cobrar?
—Yo creo que tiene que opinar sobre la tarifa; nosotros no nos negamos a eso. Es más, éste ha sido el primer gobierno que hace audiencias públicas y que en cierta medida, con sus más y sus menos, después toma una actitud, pero sin desconocer lo que se ha discutido, y además, conociendo con quién ha discutido.
—En la práctica ¿qué dejaría de hacer el Enress si ya no regula?
—Los planes de ampliación de los servicios los determinaría el Estado provincial de acuerdo con sus recursos y no a lo que alguien piense que hay que hacer, porque está por fuera de una problemática que es la presupuestaria.
—¿No se podría interpretar que intentan recortar facultades de este organismo para evitar los controles?
—No, en absoluto. Porque lo que tenemos que hacer es garantizar el servicio a la gente, y creo que eso lo estamos haciendo en demasía ya que las inversiones que hemos hecho son inéditas en la provincia. Uno ve los servicios que han mejorado muchísimo.
—¿Se modificará la composición que actualmente conocemos del Enress?
—No, creo que seguirá la misma cantidad de personas (directores). Evidentemente, sería interesante que las personas se dediquen al servicio y no tanto a la política.
—¿A Ud. le molesta la conducta que ha tenido Alberto Muñoz, particularmente?
—No me molesta; me parece que no ha sido la adecuada para la función que él tiene". (las negritas son nuestras)
En un punto hay que agradecerle a Ciancio la sinceridad con la que expone lo que verdaderamente piensa el gobierno provincial sobre el rol de lo organismos de control: hace un tiempo nosotros en esta entrada ejemplificábamos con diferentes casos (incluyendo el del ENRESS, al que ahora se le recortarían atribuciones) como desde la mismísima llegada de Binner al gobierno en el 2007, el FPCyS se dio a una concienzuda tarea de controlar a los controles, para anular su capacidad de ponerle coto a las decisiones del gobierno. Recomendamos su relectura en espejo con los dichos de Ciancio, para poder entender bien que nos está diciendo el ministro.
Todo lo contrario de lo que dicen a diario socialistas y radicales cuando critican al gobierno nacional, rasgándose las vestiduras en defensa de las instituciones republicanas, y abogando por ponerle límites al Ejecutivo.
Sobre la supuesta apertura del gobierno a la participación ciudadana por haber convocado a audiencias públicas cada vez que se discutían un aumento de las tarifas de Aguas Santafesinas, cualquiera que viva en Santa Fe sabe que se trata de un puro cotillón publicitario: jamás el gobierno socialista tuvo mínimamente en cuenta la opinión de los ciudadanos y las organizaciones sociales, para dar marcha atrás en un aumento, morigerar los tarifazos, o comprometer a cambio mayores inversiones.
Incluso asumieron en ese marco compromisos (como los de generalizar el uso de medidores en las conexiones domiciliarias) que nunca cumplieron porque no estaban dispuestos a cumplir: cualquier parecido con las "asambleas ciudadanas" del famoso Plan Estratégico, no es ninguna casualidad.
Los dichos de Ciancio sobre las inversiones del gobierno y las mejoras en el servicio son de un cinismo notable, viniendo del funcionario que fue el ideólogo de los diez aumentos de tarifas de ASSA en menos de seis años, que se tradujeron en cada vez menos inversiones: acá pueden consultar las cifras.
Y otro tanto pasa con el caso de Alberto Muñoz: cuando gobernaba el peronismo y Muñoz presidía la Asamblea Provincial del Agua reclamando mayores inversiones en agua potable y saneamiento, al FPCyS -por entonces opositor- le convenía apoyar sus reclamos y utilizarlos electoralmente, tanto que Binner lo promovió para ocupar un cargo en el directorio del ENRESS (que por cierto, tardó dos años en conformar, dejándolo acéfalo).
Ya en el gobierno la cosa cambió, y como entonces estaban del otro lado del mostrador lo que esperaban de Muñoz era que se callara la boca y no siguiera reclamando: cuando lo hizo, paso a cumplir (en palabras de Ciancio) "un rol político ajeno a su función", y molestaba. Falta que digan que se los plantaron para sabotearlos, como a Tognoli.
De hecho, vean acá como Muñoz considera que son más difíciles de controlar que la empresa privada a la cual Reutemann le otorgó la concesión en su momento:
Veamos que dice: "En realidad lo que se plantea es que el organismo deje de comprometerse con las demandas de la población, deje de informar sobre los temas inconvenientes para el relato oficial y se abstenga de exigir las obras que resolverían los problemas. El ministro Ciancio quiere directamente eliminar las facultades regulatorias del Ente. No sólo que los directores nos callemos, sino que el Ente pierda definitivamente la capacidad de hacer visibles los problemas."
Imaginemos por un momento si Cristina enviase un proyecto similar al Congreso, para recortar atribuciones de un organismo de control: ya podemos intuir la airada queja de radicales y socialistas, la indignación de "Pechito" Giustiniani, las quejas de Polino y sus "Consumidores Libres".
De hecho, vean acá como Muñoz considera que son más difíciles de controlar que la empresa privada a la cual Reutemann le otorgó la concesión en su momento:
Veamos que dice: "En realidad lo que se plantea es que el organismo deje de comprometerse con las demandas de la población, deje de informar sobre los temas inconvenientes para el relato oficial y se abstenga de exigir las obras que resolverían los problemas. El ministro Ciancio quiere directamente eliminar las facultades regulatorias del Ente. No sólo que los directores nos callemos, sino que el Ente pierda definitivamente la capacidad de hacer visibles los problemas."
Imaginemos por un momento si Cristina enviase un proyecto similar al Congreso, para recortar atribuciones de un organismo de control: ya podemos intuir la airada queja de radicales y socialistas, la indignación de "Pechito" Giustiniani, las quejas de Polino y sus "Consumidores Libres".
Porque si hay algo que esta gente tiene más que de inútil, es de hipócrita.
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