miércoles, 30 de octubre de 2013

ELLOS NO APRENDEN MÁS, HAGÁMOSLO NOSOTROS


Apenas se conoció ayer el fallo de la Corte en la causa de la ley de medios comenzaron las reacciones en cadena de los dirigentes de la oposición, que por previsibles que parezcan, en un punto no dejan de sorprender.

Desde la incontinencia verbal desaforada de Carrió y Pino, hasta los balbuceos incoherentes de Binner y Macri; pasando por el amplio espectro de radicales y progres varios; todos desfilaron por micrófonos y cámaras del Grupo para dar el presente, y opinar en línea con lo que se esperaba de ellos.

Hasta ahí nada novedoso: pagan con fidelidad la cuota de aire y pantalla que les permite subsistir y eventualmente crecer, en tiempos de telepolítica.

Sin embargo sus reacciones dejan en evidencia un costado más complejo, sobre la fragilidad de la democracia que construimos (o en todo caso del sistema político que la expresa en términos de representación); y que justo hoy celebra 30 años de recuperada.

La pelea contra Clarín por la ley de medios fue una batalla que el kirchnerismo dio (políticamente hablando) en soledad (cuestión sobre la que volveremos más adelante); con el acompañamiento sí de las fuerzas sociales que por años bregaron por una comunicación más democrática.

Pero sin desconocer ese aspecto (que hace justamente al fortalecimiento y la profundización de la democracia), desde acá siempre sostuvimos que el conflicto era de naturaleza estrictamente política, como que tiene que ver con la puja entre el poder del Estado democrático (con autoridades emergidas de la voluntad popular) y el de las corporaciones económicas, que siguen sólo la lógica de sus propios intereses.

Y no se trata de una simple muletilla, o de un discurso de campaña. Hace poco y pendiente fallo de la Corte, decíamos en ésta entrada (en la que inclusio eramos escépticos sobre el resultado del fallo, por que negarlo): "Aun si el fallo fuera favorable a la validez de la ley, la complejidad del proceso de desinversión que debería encarar Clarín hará que -seguramente- se vean sus resultados cuando Cristina ya no esté en el gobierno; del mismo modo que ganó ampliamente las elecciones del 2007 (después del DNU de Kirchner que prorrogó las licencias por 10 años, y poco antes de la fusión de los cables) y del 2011, ya en guerra abierta y con todos los medios del Grupo tirando en contra las 24 horas.

Hechos estos que deberían mover a la reflexión sobre un punto: la influencia de los medios (en éste caso los del Grupo Clarín) no se ejerce tanto sobre las audiencias (cosa que existe, y debe ponderarse en su justa incidencia), sino sobre el sistema político; tratando de imponerle una agenda. 

Cuando hoy se deslegitima a la ley de medios reduciendo el asunto a una pelea de viejos socios, o a un simple cambio de monopolios o multimedios (desplazar a Clarín para que ganen terreno Telefónica o Vila-Manzano) se confunde lo principal con lo accesorio; en términos de una lectura política de todo este asunto que trascienda al kirchnerismo.".

En ese marco, la pelea que el gobierno acaba de ganar con el fallo de ayer (un hito importante, en un arduo y espinoso camino aun por recorrer) no es un triunfo del kirchnerismo, sino del conjunto de las fuerzas políticas, y de la democracia argentina.

Representa un activo ganado para todos, aunque no todos parecen apreciarlo de ese modo: nadie les pide a los dirigentes opositores que defiendan una causa en la que no creen, sino simplemente de que tomen nota del punto; aun para guardar un prudente e inteligente silencio pensando a futuro, en que -si les tocara gobernar- tendrían un problema menos con el que lidiar, sin haber movido un dedo; antes bien pateando en contra todo el tiempo.

Porque cuando un grupo económico alcanza el tamaño y la influencia que tuvo y tiene Clarín (una cosa derivada de la otra: al final el tamaño sí importa, claro que no en el sentido que ellos lo dijeron en la audiencia), está en su naturaleza seguir apretando al poder político, extorsionándolo constantemente para arrancarle nuevas concesiones.

¿Acaso la propia oposición no toma nota siempre del hecho de que el kirchnerismo pasó de socio a enemigo, en años, por qué suponen que para ellos sería distinto?

Es posible que algunos (Carrió, Solanas) sobreactúen la obsecuencia con Clarín desde una íntima convicción de testimonialidad, esto es no la firmeza en sostener determinadas convicciones, sino la certeza de que nunca, jamás de los jamases, serán gobierno; y por ende el Grupo (u otros similares) no podrán extorsionarlos, o condicionarlos.

Pero hay otros (Macri, Binner, el radicalismo) que construyen  políticamente con la intención de serlo (o al menos eso dicen), y por ende deberían tomar nota de estas cuestiones: les bastaba con permanecer en silencio, o incluso celebrar en términos estrictamente republicanos (de ese republicanismo que cultivan, pero sólo en en el plano teórico) que el pleito se haya resuelto como debe ser, con un fallo del más alto tribunal del país, precedido de todas las garantías de procedimiento posibles; y que de ese modo se afianzan las instituciones.

Por supuesto que no se nos escapa que no lo hicieron porque siguen tributando a otra lógica de gobernabilidad distinta de la que instauró Néstor Kirchner a partir del 2003, y la propia historia de la ley de medios así lo refleja: no solo hay que evaluar como reaccionaron ante el fallo los que la votaron en contra o se fueron del Congreso cuando se discutía; sino la actitud de algunos que en aquel momento la apoyaron.

En varias oportunidades (la última de ellas ésta) recordábamos nosotros que fuerzas como el socialismo o Proyecto Sur votaron en contra el artículo 161 de la ley (la cláusula de desinversión). 

Pues bien, sepamos que los argumentos que utilizaron para hacerlo en aquel 2009, son exactamente los mismos que usó luego la Cámara en lo Clarín y lo Rural para declarar inconstitucional el artículo 48, y ayer los votos en disidencia de Maqueda, Argibay y Fayt para hacer lo propio con ése y el 161; e intentar que Clarín conservara sus licencias excedentes, hasta su vencimiento. Es como dictar una ley desmonopolizando el mercado del acero, y preguntarle a Techint como y cuando quiere desinvertir.

Pero como sugiere el título, el fallo deja también enseñanza para nosotros: nos obliga a poner toda la energía necesaria para aplicar la ley en plenitud, siguiendo los canales institucionales que la propia ley establece; pero estrictamente eso.

Así como el fallo llega cuando muchos (desde el propio kirchnerismo, y algunos desencantados) aconsejaban pasar de pantalla, y ocuparse de otras cosas; olvidando el asunto o dándolo por perdido, sería un grave error poner a todo el gobierno detrás de la pelea con Clarín (que será larga y dura) para lograr que lo cumpla. De hecho mucho de eso hubo luego del triunfo del 2011, con los resultados conocidos.

De acá al 2015 hay una amplia agenda  de temas que demandan atención prioritaria (transporte público, inflación, empleo en negro, salud) del gobierno, incluso más allá de como desemboque políticamente el proceso de la sucesión de Cristina.

Si se entienden y conjugan adecuadamente ambos aspectos el kirchnerismo habrá hecho otro aporte sustancial (uno más) a la consolidación de la democracia argentina. 

5 comentarios:

  1. supongo que Macri, y posiblemente todos los que nombraste, tienen plena conciencia que las políticas que llevarían adelante precisan la cobertura mediática, porque saben que son antipopulares. De hecho se ve en la cobertura que hacen de Macri, nadie o muy pocos saben que el intendente está procesado.
    fernandobbca

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  2. Pinolux voto afirmativamente la ley, como lo explica ahora

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  3. Macri, Binner, Carriò,Solanas, tienen la misma posibilidad de ser presidentes, que Cecilia Pando de presidir las Madres de Plaza de Mayo.
    Pero todos necesitan del grupo Clarin. Por la necesidad de horas de pantalla, para cuidar sus quintas testimoniales legislativas, y para preservar fuertes retornos que reciben privadamente por defender al grupo publicamente.
    Y la oferta y el retorno se extendiò al Massa. La ùltima ficha jugada por el grupo.Que en una de esas, termina resultando otra estrella fugaz, otro gasto inùtil de Clarin.
    La caìda de facturaciòn del grupo, primero con fùtbol de primera, y la que va a producir la desinversiòn, no es poco. Los pulpos econòmicos cuando se empiezan a desintegrar, suelen tener la misma aceleraciòn que para expandirse.
    El Colo.

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  4. Aclaración: Pino no era diputado en ese momento, ingresó en diciembre del 2009. Proyecto Sur estaba representado por Lozano que sí votó a favor en general la ley, y en contra el artículo 161, o sea la cláusula de desinversión.

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  5. Muchos querían se el "elegido" de Clarín, ahora se sienten huérfanos.

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