Así estamos en la provincia normal, en materia de seguridad.
Pasaron más de dos semanas del atentado contra la casa de Bonfatti, y se suceden unas tras otras las pistas -a las que se les da profusa difusión por los medios- sin que acertemos a saber cual es la verdad: quiénes y -sobre todo- por qué dispararon contra la casa del gobernador.
Las certezas iniciales de los funcionarios y dirigentes del FPCyS que apuntaban a los narcos (en especial, a la banda de Los Monos) se fueron diluyendo con el tiempo, y hoy hasta se baraja cada vez con más firmeza la hipótesis de vincular al caso con la interna policial.
Se allanan domicilios, se secuestran armas, se detienen personas, se llega a los lugares por llamadas anónimas (como a la seccional de policía que está a dos cuadras de la casa de Bonfatti; y se acumulan cada vez más dudas y sospechas.
El gobernador que ese día no tenía custodia había firmado antes un decreto quintplicándola; y propuso a la justicia el pliego de un abogado de narcos famosos (el "Delfín" Zacarías), mientras en el Consejo de la Magistratura se perfila en un concurso para juez en lo penal otro que defendió a miembros de "Los Monos".
Cuando estalla el escándalo, el gobierno ensaya una línea de defensa inverosímil (pero no original: lo mismo hizo Binner en el caso Tognoli), según la cual el gobernador podría encabezar (supuestamente) la guerra contra el narcotráfico y por eso le tirotearon la casa, pero no puede mover una coma de lo que hace el Consejo de la Magistratura, para impedir que un abogado de los narcos llegue a la justicia.
Todos los días cae preso algún nuevo jefe policial por vínculos con el narcotráfico, pese a la creación de superestructuras como la (hasta acá inútil) Secretaría de Delitos Complejos (donde cayeron también funcionarios policiales por vínculos con los narcos); y se supo ahora que en medio de la supuesta "reforma policial" (en realidad, votada por la Legislatura en el 2006 y frizzada por el socialismo desde que llegó al gobierno), Bonfatti volvió a ascender a 243 policías sin concursos; con la intervención de las Juntas de Calificaciones policiales..
Lo cual denota que (pese a todos los anuncios en contrario, que venían con trampa como dijimos acá) en Santa Fe la policía sigue atendida por sus propios dueños, jugando a sus propias internas, en las que el gobierno participa jugando un juego peligroso; y si no que lo diga el propio Bonfatti.
Compra y vende en abundancia pescado podrido que surge de la propia policía, que sigue sospechosas y convenientes pistas "anónimas" (que por ejemplo conducen hacia otros policías), encuentra armas que luego se duda si no fueron plantadas, esclarece poco y nada y oscurece bastante; mientras las reformas estructurales (la policía judicial, el nuevo modelo de justicia penal) marchan rumbo a nuevas prórrogas y dilaciones, y hasta acá han servido para poco más que acomodar ex funcionarios, parientes y amigos en la justicia.
Y mientras tanto también, los hechos de inseguridad vinculados al narcotráfico (especialmente en Rosario) están a la orden del día, y la ciudad del sur supera en homicidios por habitante a México.
Montado en la soberbia de las encuestas favorables, el gobierno sigue desoyendo las señales, rechazando las críticas o asimilándolas a intentos desestabilizadoras; e intentando capitalizar electoralmente (en apariencia con éxito) algo tan grave como que hayan intentado atentar contra el gobernador de la provincia; y que puedan existir sectores de la policía vinculados.
El grado de penetración del narcotráfico en las estructuras policiales es tal que por ejemplo, la policía santafesina hace casi un mes que no puede acceder a las claves del Registro Nacional de la Propiedad Automotor, porque sus jefes y responsables no rinden cuenta del uso que hacen de ellas: recordemos como empezó el caso Tognoli.
Un caso que -por lo visto hasta acá- no dejó ninguna enseñanza al socialismo y sus aliados; que siguen pensando que a la policía hay que dejarla que se maneje sola, y si una rosca con un sector de la fuerza falla, hay que intentar una nueva con otro sector; y listo.
Hechos graves, reiterados y concordantes; disimulados por una trama de complicidad mediática urdida con abundancia de publicidad oficial, pero que preocupan y mucho.
Que seguramente a partir del lunes quedarán sepultados bajo los análisis de los resultados electorales, pero que no por eso dejarán de seguir ocurriendo; sin que los santafesinos terminemos de saber con certeza que pactos siguen vigentes con el delito y la policía; y cuáles se han roto, y provocarán más hechos conmocionantes y extraños.
Lo increíble es que la victimización del FAP le puede arrimar votos lástima.
ResponderEliminar