O por lo menos, mandar fruta en forma reiterada y sistemática; como el Observatorio Social de la UCA; que dice que los indicadores sociales del país están peor que en el 2004.
Para despejar de antemano cualquier polémica al respecto, demos por sentado que los datos del INDEC están mal; aunque lo que se cuestionan son los índices de costo de vida, y no las demás estadísticas e indicadores.
Y admitamos también que la inflación es alta (no comparemos con otros períodos históricos, porque no sería serio: remember las híper varias) sobre todo en los alimentos; y que la economía no viene creando empleo con el mismo ritmo que lo hacía en años anteriores, o que subsiste un alto porcentaje de empleo en negro. Todo eso es cierto.
Tan cierto como que es poco serio decir que los indicadores sociales de hoy de la Argentina son peores que los del 2004: para refutaciones de las barbaridades del Observatorio de la UCA por gente que conoce bastante más que nosotros del asunto, leer acá a Artemio , y acá la reseña que hace Verbitsky de su polémica con los que arman estos informes, que se repiten periódicamente, con serias inconsistencias técnicas como allí se dice.
Por nuestra parte diremos que resulta curioso decir que la situación social es peor hoy que en los primero tiempos posteriores a la crisis del 2001, cuando entonces el país tenía un índice de desempleo largamente por arriba del 25 %, y hoy hace tiempo ya está consolidado en guarismo inferiores a un dígito. La evolución de las propias cotizaciones al sistema de seguridad social (que permite sostener una mayor cobertura) da cuenta del volumen de creación de empleo genuino y registrado, producido en estos años.
Años en los que además se tomaron medidas para fortalecer la inclusión social, y reducir los niveles de desigualdad; aumentando la cobertura previsional de las personas en condiciones de jubilarse, y estableciendo un régimen legal de movilidad semestral de sus haberes, que anteriormente no existía; y que vino arrojando aumentos siempre por encima de las estimaciones privadas de la inflación, y del promedio de las paritarias de los empleados en blanco.
Otro tanto puede decirse de la evolución del Salario Mínimo, Vital y Movil, luego de una década de hibernación del Consejo del Salario; cuya evolución además puede medirse por el poder de compra de bienes sensibles de la canasta familiar: ver acá y acá.
Y si eso ocurre con los sectores formalizados del trabajo, y los que obtienen cobertura previsional, otro tanto sucede con los excluidos del sistema formal: no puede sostenerse seriamente que la situación del país en orden a los niveles de pobreza e indigencia sea peor luego de que se instaurara la AUH, que antes.
Estas y otras medidas marcaron que las políticas de protección social de los sectores más vulnerables fueran destacadas por el programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD); así como hace poco la FAO declaró a la Argentina con hambre cero, es decir sin situaciones de desnutrición crónica.
Se puede discutir cuanto y aceptar que la velocidad del proceso ha disminuido en los últimos tiempos, pero no se puede negar que la desigualdad en el país (medida por el Coeficiente de Gini) ha disminuido, así como ha mejorado la distribución funcional del ingreso, en beneficio de los trabajadores, que vieron aumentar en estos años su participación en la torta nacional.
Es muy poco serio decir que hemos retrocedido en posibilidades de acceso de las clases populares a la educación, cuando la ley de financiamiento educativo permitió alcanzar una inversión en el rubro del 6,51 % del PBI (cifra histórica), programas como Conectar Igualdad han contribuido a disminuir la brecha digital; o medidas como la AUH incrementaron notoriamente la matrícula escolar, especialmente en el nivel secundario; medida en términos históricos.
El informe vincula el aducido crecimiento de la pobreza y la desigualdad, y de las situaciones de marginalidad, con el incremento de la inseguridad: una vinculación lineal entre pobreza y delito que simplifica brutalmente situaciones sociales complejas, y omite el rol de la criminalidad organizada en la generación de determinados niveles de inseguridad: ¿o acaso el propio episcopado no acaba de alertar sobre el auge del narcotráfico en el país?
Pero además las conclusiones del informe de la UCA se dan de patadas con un hecho irrefutable: el kirchnerismo obtuvo un rotundo respaldo popular en dos elecciones presidenciales, ambas celebradas con posterioridad a la intervemción del INDEC (por si se cuestionan las cifras oficiales) y la primera de ellas, antes de la instauración de la AUH y la ley de movilidad jubilatoria.
Sería muy pueril explicar esos resultados por el argumento del clientelismo, cuando el principal programa social (la AUH) tiene un universo de beneficiarios consolidado en torno a los 3,6 millones que en su mayoría no votan (recordemos que los jóvenes de 16 años sólo pueden hacerlo desde fines del 2012); y en las últimas elecciones presidenciales Cristina rozó los 12 millones de votos.
Es más sensato asociar esos contundentes triunfos electorales con un proceso continuado de crecimiento económico apuntalado por un mercado interno en alza, con mayor consumo de la clase media (en buena parte depauperizada tras la crisis de la Convertibilidad) y los sectores populares; que accedieron en estos años a niveles de consumo inaccesibles en tiempos anteriores.
Las opciones electorales de vastos sectores de la sociedad argentina serían entonces, de pura racionalidad instrumental; consecuentes con una percepción mejorada de su propia situación, como resultado de políticas públicas concretas.
El intento de deslegitimar en bloque la década kirchnerista que subyace en este tipo de análisis ni siquiera tiene la franqueza de plantear frontalmente que, en el fondo, quienes los hacen esconden un profundo desprecio por las mayorías populares; que según ellos votarían irracionalmente a quienes no representan sus auténticos intereses.
Este es un ejemplo de por qué en las Universidades privadas se compran los títulos, me hace acordar el papel que jugó la Universidad "Católica" de Chile en el derrocamiento de Allende.
ResponderEliminarRobarse el cadaver de Evita y ocultarlo con tanta bajeza no era mentira. O hay varias clases de mentiras? La UCA es parte del establishment, por ella se lavan montones de donaciones, etc., por lo tanto no se va a poner en contra de la derecha. Lo que pasa es que son tan burdas las falacias que no resisten ni siquiera el analisis inmediato: salta en el momento que no reflejan la realidad. Y las estadisticas las podes estirar en la direccion que quieras.
ResponderEliminarla UCA es por lejos la peor universidad en argentina (pelea con Universidad siglo XXI): que se puede esperar de una "universidad" que todavía sostiene la existencia de seres celestiales....en fin, la herencia de Frondizi
ResponderEliminarOtro tema que veo en la bajada de la nación se toca el tema de la inseguridad. Estaría bueno recordar que en 2012 -hace poco hubo un informe también del equipo de la suprema corte de justicia, hubo 992 homicidios (desde ya lo deseable es que no hubiera uno solo). Nos daría unos 3,5 (aprox.) homicidios cada 100 mil habitantes. Es decir, luego de Canadá y Chile, Argentina es el país con menos crímenes de todo el continente (y viene bajando permanentemente). saludos
ResponderEliminarPD: gracias por las molestias que siempre se toman cada vez que los consulto por alguna cuestión técnica.
Este ha sido,es y serà el enfoque ideològico conservador y reaccionario de la iglesia catòlica. Con pocas excepciones. O por lo menos la ideologìa de los que siempre la representan. Y de sus instituciones.Durante 2.000 años.
ResponderEliminarCuras como Angelelli o Mugica, nunca tienen proyecciòn en la jerarquía.Ellos (en la UCA), hablarìan de anticuerpos.
El Colo.