Por A.C.
En un fútbol como el de hoy en Argentina, en el medio de un
océano donde solo hay negocios, comisiones y porcentajes, apareció la lealtad de
un pibe, el amor por su Club.
Un pibe de 22 años, nacido en las inferiores, hincha de
Colón, que después de haber logrado el sueño de jugar en Primera con su
camiseta, fue arrastrado por el desastre institucional, económico y deportivo del
Club, generado por el dirigente radical y ex presidente de la institución,
German Lerche.
Antes de asumir la presidencia, ese dirigente que no tenía
bienes, y que solo contaba con un ínfimo ingreso mensual a través del bloque
radical en el Concejo Municipal de la Ciudad de Santa Fe, produjo un
vaciamiento de la institución sin precedentes, mientras su antes inexistente
patrimonio personal, creció en forma sideral.
La pésima gestión del radical y su obsceno enriquecimiento
ilícito, produjo que los socios del club forzaran su renuncia y el llamado a
elecciones. Pero el daño era enorme.
En esos días de caos y desgobierno absoluto, a los jugadores
profesionales (al igual que a los restantes empleados de la institución), no se les pagaba el sueldo, por lo que muchos
jugadores del plantel se colocaron en libertad de acción. Además, Colón sufría
el descuento de puntos que lo colocaba en zona de descenso, por una deuda con
el Atlante de México, deuda contraída en la gestión Lerche y que nunca había
sido cancelada.
En esos días previos a las nuevas elecciones, en medio de la
anarquía, clubes nacionales y
extranjeros se comunicaban con Lucas
Mugni. Y también lo llamaban innumerables representantes e intermediarios, para que se colocara en libertad de acción,
y negociara su pase. Hacía 7 meses que no cobraba, por lo que le sobraban
razones legales para convertirse en
jugador libre, e incorporarse al club que quisiera, de acuerdo a las altas
ofertas que recibía.
Pero Lucas no escuchaba a nadie. El sabía que si se iba como
jugador libre en el medio del caos, a
Colón no le ingresaba un centavo, y se debía dinero en todos lados: al plantel,
a los empleados, deuda de luz, gas y agua, cientos de cheques rechazados, no
había comida para los pibes de la pensión, la deuda con el Atlante que de
mantenerse podía provocar la desafiliación, juicios contra el Club con
sentencia firme, las cuentas bancarias inhibidas, entre otros tantos beneficios
originados por la gestión del republicano Lerche y su inútil comisión
directiva.
Antes de las elecciones, el Atlante ofrecía llevarlo a
cambio de la deuda que mantenía Colón con el club mexicano, pero así se
solucionaba un solo problema, y no quedaba nada para apagar el resto del
incendio. Por eso Lucas, arriesgándose a perder un futuro mejor, decidió
esperar.
Después de las elecciones y con la nueva comisión en
ejercicio, el club francés Montpellier hizo una oferta superior por Mugni,
pero, descontando la suma que se debía cancelar por la deuda con el Atlante, el
saldo que le ingresaba al Club no alcanzaba para afrontar tantas deudas. Y
Lucas, arriesgando otra vez su interés personal, siguió esperando.
Igual que cuando el Atlético Paranaense de Brasil elevó un
poco más la oferta. Finalmente, Lucas fue transferido al Flamengo de Brasil,
por una suma que duplica la oferta original del Atlante, y que le deja a Colón
una suma libre a partir de la cual, se pueda intentar la reconstrucción de un
Club desvastado.
Además de priorizar las necesidades de su Club, Lucas renunció a la importante deuda que Colón mantenía
con él por tantos meses adeudados, más una condición de la transferencia:
Colón recibirá un 10% de la futura
transferencia que Flamengo haga de Mugni.
Lucas no dejó solo su pegada de zurda, su romance con la
pelota y su amor por la camiseta. Lucas
dejó un ejemplo, un ejemplo que
trasciende lo deportivo, porque tiene ingredientes de solidaridad, de
privilegiar lo colectivo por sobre lo personal, del afecto por aquellos con
quienes compartía sus días.
En medio de tentadoras ofertas, de futuros soñados, privilegiò
su sentimiento, el amor por el Club donde nació y creció. Y de paso, como si
nada, dejó una posibilidad económica para empezar a resucitar después del
naufragio.
Si esta difícil historia por la que atraviesa Colón termina
bien y el Club permanece en Primera División, Lucas y su ejemplo tendrán mucho
que ver.
Radamel falcao garcia cuando se fue de River hizo algo parecido: odía quedar libre en 6 meses pero permitió que lo vendiera el club (gobernado por entonces por el radical K Jose maria "papada" Aguilar) y a River le entró la plata del pase...
ResponderEliminarUn grande Luquitas. Un gesto inolvidable.
ResponderEliminarME HICIERON ENTRAR. CREÍ QUE HABLABAN DE UN IMPRESENTABLE. YO SOY DE VÉLEZ, PERO ESE LUCAS DEMOSTRÓ QUE HAY ALGO MÁS IMPORTANTE QUE EL DINERO. AHORA, EN COLÓN NO FUERON TODOS ASÍ, NO? NO ESTOY SEGURO PERO ME PARECE QUE UNOS QUE SE DECÍAN HINCHAS DEL SABALERO EN LO ÚNICO QUE PENSARON FUE EN SU PROPIO BOLSILLO.
ResponderEliminarHubo un par que pensaron con el bolsillo. No solo por quedar libres, sino por pedir la inhibición en AFA. Ya van a venir a jugar acá. Que vayan contratando un traumatólogo.
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