EL DIAGNÓSTICO ES POR IZQUIERDA, PERO LA SOLUCIÓN POR DERECHA

La captura de pantalla es de Infobae, pero para el caso bien podría haber sido de Clarín, La Nación o El Cronista Comercial; y las notas que se juntan son este reportaje a una investigadora del CONICET (mamita, ahí sí que hay un montón de subsidios al pedo, eh) y esta encuesta sobre la intención de voto de los principales candidatos para las elecciones del año que viene.

La tipa dice (sin aportar un sólo dato o cifra concretos) que en términos de pobreza o salarios "estamos más o menos igual que en los 90'" (un dechado de precisión científica); y la encuesta nos nuestra que la opción más potable de cara a las presidenciales del año que viene, sería pegarse un corchazo en la sien, digamos.

Algo decíamos al respecto en éste post de hace unos días, sobre como el dispositivo mediático opositor trata de intervenir en el debate político y en la construcción de opciones electorales en un doble sentido: demonizando globalmente al kirchnerismo como proceso político (no ya con un mero enfoque crítico de la actualidad puntual), y operando a favor de los "presidenciables" que le interesa instalar; con una cada vez más creciente indiferenciación de preferencias entre sí, lo que es un dato no menor.

En el diagnóstico no dudan en apelar (como lo demuestra el caso de la investigadora del caso ligada al FIT) a un discurso que lo corre al gobierno "por izquierda", poniendo el acento en las situaciones sociales más lacerantes; siendo indiferente al caso que sean reales, inventadas o magnificadas.

Según esta pinza de la maniobra, hay más pobres, son más pobres, nunca hubo tantos pobres ni fueron tan pobres no ya en éstos últimos años, sino en toda la historia argentina.

Y las políticas inclusivas del kirchnerismo no existieron, o fueron un completo fracaso, o resultaron contraproducentes, porque fabricaron pobres: con Menem estábamos mejor, digamos.

No ha surgido aun un movimiento de recolección de firmas pidiendo que vuelva De La Rúa y complete su mandato, porque no es necesario: los posicionamientos de la encuesta reflejarían que hay muchos sosías suyos dispuestos a  retomar la cosa donde él la dejó; o al menos ése parece ser el meta-mensaje.

Para el kirchnerismo no vale aquéllo que prometió Massa en sus inicios de conservar lo bueno y modificar lo malo", porque al parecer no deja ninguna herencia rescatable.

Tanto que ni siquiera se le exigen a los candidatos garantías sobre que políticas de las desarrolladas desde el 2003 para acá conservarían; así como en su hora forzaron a la Alianza a comprometerse explícitamente con el sostenimiento de la convertibilidad.

Lo que se apunta para la pobreza, vale para la inflación, el empleo, los salarios, la precarización laboral, el empleo en negro o la situación de los jubilados: los medios hegemónicos no dudan en travestirse al trotskismo si fuera necesario, para demoler simbólicamente al kirchnerismo, y afectar sus chances electorales.

Con la invalorable colaboración de la propia izquierda, que tiene generoso acceso a páginas y espacios en los medios audiovisuales que en otros tiempos les hubieran resultado impensados; a punto tal que por momentos se hace difícil saber si estamos leyendo Infobae, Clarín o Prensa Obrera.

Deben suponer que los medios de Hadad, Magnetto o Mitre están siendo funcionales al proceso de consolidación de una alternativa de izquierda para producir el Argentinazo.

Y sin embargo al mismo tiempo, esos mismos medios tratan de convencernos de que, para salir de una situación que pintan como socialmente explosiva, no hay otro solución posible que por derecha.

Más aun: nos dicen que lo que la gente está pidiendo es eso, y así lo marcan las encuestas.

No ya en el emblemático caso de la inseguridad (en el que el aserto puede tener visos de verosimilitud), sino para encarar los principales problemas sociales y económicos: mientras nos cuentan que los salarios perderían la carrera contra la inflación, nos sugieren que el año que viene las elecciones las ganará indefectiblemente un candidato que plantee moderar la discusión en paritarias; o establecer un programa de metas de inflación.

Nos dicen que la pobreza va en constante aumento, mientras apuntan que el próximo presidente de los argentinos será uno de tantos que sostienen que el principal problema es el excesivo gasto público, que hay que moderar urgentemente.

Un modo que pretende ser sutil -a veces no lo logra, pero no dejan de intentarlo- de revalidar socialmente el núcleo de ideas y políticas que llevaron a la Argentina a la mega-crisis del 2001; y lograr que sean legitimadas electoralmente el año que viene, para cerrar definitivamente la anomalía kirchnerista.