jueves, 22 de mayo de 2014

PROFESIONALES DEL APRIETE


Del caso de las prepagas nos ocupamos esta misma semana en éste post, a propósito del lock out que hicieron ayer demandando al gobierno que les deje aumentar los aranceles entre un 30 y un 50 %; con amenaza de extenderlo a 48 horas la semana que viene.

Finalmente les otorgaron un 9 % (muy por debajo de sus expectativas) y leemos en Infobae que desde las empresas del sector se dice que "Lo que hubiéramos querido es ya cerrar ese 30%, de modo de quedarnos tranquilos para lo que resta de 2014, pero la realidad es que el hecho de no tener cerrada la paritaria es un punto que nos juega en contra ya que estaríamos pidiendo algo por adelantado.".

O sea -por si no te queda claro- que mientras arman un lock out extorsivo por presunto aumento de los costos (entre ellos el salarial, que dicen incide en un 60 % en el total), todavía no cerraron la paritaria del sector, pero igual pedían aumento de los aranceles "para ganar tiempo"; armando un colchoncito.

Lo de las automotrices es más complejo, y más grave porque está amenazando al empleo; que es la víscera más sensible para cualquier gobierno, o al menos para éste: a lo mejor a otro la amenaza de despidos masivos le chupa un huevo, vaya uno a saber.

El caso de General Motors -sin ser el único- es bastante emblemático sobre el comportamiento promedio del empresariado vernáculo, sin distingos al respecto entre locales o multinacionales extranjeras.

Recordemos que en la anterior crisis de la actividad -allá por 2008/2009- el gobierno le otorgó a GM un préstamo a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) que maneja la ANSES; ya devuelto y que permitió desarrollar en la planta de General Alvear el modelo Agile, una tercera línea de producción y sumar 2200 puestos de trabajo.

Cabe preguntarse entonces si fue equivocada tal decisión, vista hoy en perspectiva; y concluir en que por supuesto que no; de lo contrario caeríamos -a gran escala- en la gran Bonfatti en el caso Estambul, acá en Santa Fe: cuando el Estado se desentiende de estas cuestiones, las grandes empresas cortan el hilo por lo más delgado, que son los puestos de trabajo de los que dependen muchas familias.

Como está amenazando ahora hacerlo GM cuando viene la mala, luego de haberla levantado con pala durante años en los que se batieron -uno tras otro- los récords de producción, venta y exportación de autos, de todas las compañías con sede en el país.

Empresas que además están ejerciendo un fortísimo lobby para sostener los irracionales precios que fijaron para los autos (aumentando antes, durante y después de la devaluación de enero, encareciendo ostensiblemente la financiación incluso por encima de las ya altas tasas bancarias de interés); y pedir rebajas o eliminaciones de impuestos, que incluso terminan trasladando a los precios más allá de los casos en que verdaderamente inciden.    

Y en ese intento, no le faltan lobbistas en la política: vemos en Sin Mordaza como el "Cachi" Martínez; quien junto con De Mendiguren (el diputado part time de la UIA en el massismo) plantean la derogación de la Ley 26.929 que modificó a fines del año pasado la ley de impuestos internos. 

Cuando se trata de desfinanciar al Estado (sin garantía de que los recursos que deja de percibir no queden en los bolsillos empresarios, como pasó cada vez que se instrumentó la rebaja de algunos puntos del IVA), siempre hay gente dispuesta a anotarse.

Pero además las automotrices vienen resistiendo a pie firme entrar en un esquema similar al que el el gobierno acaba de acordar con las fábricas de motos para armar un esquema similar a "Precios Cuidados", ofreciendo modelos más económicos (rebajando los precios), a cambio de financiación para hacerlos más accesibles al público, y mejorar las ventas.

Esta lógica empresarial de "la quiero toda para mí", y de la extorsión permanente (las automotrices amenazando con despidos y rebajas salariales, las prepagas con recorte o privación de los servicios) no debería a estas alturas sorprender a nadie; pero es el terreno real y concreto en el que se da la disputa en el país, y no sólo en términos económicos: se trata en definitiva de la pulseada por el poder.

Porque cuando el gobierno enfrenta estas presiones tratando de sostener el núcleo duro del proyecto kirchnerista (el empleo, el salario y el consumo) es de eso de lo que está discutiendo: del poder, y de como se transitan los meses que van desde ahora, a diciembre del 2015.

Algo que no por obvio debe dejar de recordarse, cuando nos tienen todo el día discutiendo sobre espejitos de colores como testigos amenazados y fiscales que se creen la reencarnación de Juana de Arco; como si por allí pasara la realidad del país.

1 comentario:

  1. Agrego que las automotrices, en los últimos días, volcaron parte de su recaudación en pesos a comprar dólares en el mercado marginal.
    Comprando dólares en negro, inflan la cotización del blue, y entonces pretenden justificar sus aumentos en base al precio del dólar marginal.
    Concurran a cualquier concesionaria (donde replican el discurso de las fábricas) y escucharan el mismo relato. Independientemente de los distintos porcentajes de partes importadas que puedan tener los distintos modelos, y más allá que todas sus operaciones de importación de autopartes se efectúa en base al dólar oficial, clavado en $8 hace más de tres meses. Pero inflan el blue y presionan aumentando precios.
    Sin embargo, cuando el dólar blue baja, los precios de los autos no disminuyen, pero cuando el dólar blue sube, ah, entonces tienen que trasladarlo a los precios. Y si no, a echar gente.
    Presión cambiaria, suba de precios y amenaza de producir desempleo masivo.Buenos muchachos.
    El Colo.

    ResponderEliminar