(*)
Los hombres del Gobierno que leen encuestas todos los días suspiran aliviados. Dicen que el procesamiento del vicepresidente Amado Buodou todavía no impacta, de lleno, en la imagen de la administración y tampoco en la de la Presidenta. (o sea que pese a las 1863 tapas de "Boudou más complicado", Lanata y todo el culebrón, la gente no le estaría dando mucha bola al asunto que digamos) No deberían quedarse tan tranquilos. Parece bastante claro que la mayoría de la gente aún tiene la cabeza en el Mundial, (empezando por ustedes, que se quieren apretar las bolas con una morsa pensando en que Argentina puede salir campeón, el tema es que el mundial lleva un mes, y el Boudougate dos años, mínimo) pero que enseguida, después de la pitada final, van a volver a obsesionarla asuntos más triviales, como la inseguridad, la inflación y el miedo a perder el empleo. (sí, si llegamos a ganar el domingo, en lo primero que la gente va a pensar cuando se dé la pitada final será en todo eso, seguro) Y, por supuesto, también, las acusaciones de cohecho, entre otras varias, contra Boudou. Es decir, los mismos temas que le preocupaban hace poco menos de un mes. (cuando las encuestas -según dijiste- ya registraban que a la gente le importaba poco, tirando a nada, el Boudougate)
La de ahora es casi la misma dinámica política y de opinión que se manifestó en las postrimerías del segundo gobierno de Carlos Menem. La indignación generalizada por los escándalos de corrupción sobrevino después de la recesión económica y el desbarajuste social. (hasta acá vos dijiste que no habría taaaanta indignación generalizada porque la gente tiene la cabeza en el mundial, y no le da pelota al caso Boudou) A partir de ese momento, Menem se transformó en "el Innombrable" (es verdad, antes era "el turco hijo de re mil putas") y comenzó a ser visto como el responsable de todos los males de la Argentina. (¿lo considerás una injusticia, habría que hacerle un desagravio?) Fue tan alto su desprestigio que incluso el ex presidente Néstor Kichner, para no quedar demasiado lejos del imaginario popular, llegó a tocar madera, en una sesión del Senado, después de mencionarlo por obligación. (pero eso fue en el 2009, diez años después, no cuando terminaba su mandato Majul, saltás por la historia como liebre entre los pastos) (A propósito: el Gobierno debería explicar, algún día, como pasó de tratarlo como si fuera el demonio a tenerlo de aliado en cuestiones estratégicas). (es verdad, un aliado clave, que no va nunca a las sesiones del Senado, para que el gobierno no sume un voto que no le hace falta porque tiene quórum propio con su bloque y los aliados)
Ciertos "militantontos" que escriben no para defender ideas propias sino para atacar a quienes opinamos diferente (tampoco te lo tomés a mal, es que la tentación de boludearte es irresistible y convengamos en que vos no hacés mucho para que la controlemos) sostienen que es una enormidad comparar el derrotero político de Menem con la relevancia política e histórica de Cristina Fernández. A ellos se les debería recordar que Menem pasó de supuesto estadista a presidente más corrupto de la historia en menos de cuatro o cinco años, (en realidad no pasó nada de tiempo: todo el mundo tenía en claro ya cuando gobernaba que no era un estadista, y al mismo tiempo que sí era un corrupto, pero muchos lo votaban igual, entre ellos los que hoy se indignan por la corrupción kirchnerista) y que su decadencia se terminó de consolidar con el desastre económico y social que dejó su segunda presidencia. Así y todo, después de la crisis que culminó con la renuncia anticipada de Fernando de la Rúa ("la crisis causó una nueva renuncia de un radical al gobierno") y la semana trágica de los cinco presidentes, (ah ¿no fue la de los talleres Vasena en el 19', ni la de los 39 muertos cuando todavía estaba De La Rúa en el gobierno?, interesante medida de lo trágico tenés) Menem obtuvo casi el 25% de los votos en las elecciones de 2003. (o sea que para uno de cada dos que lo votaron en el 95' ocho años después seguía siendo un estadista, o les chupaba un huevo que fuera un corrupto, y todo la primera parte de la nota es pura sanata tuya, como siempre) Era, sin lugar a dudas, su núcleo duro que volvía a expresarse, estimulado por la campaña "Menem lo hizo", la añoranza del 1 a 1 y los favores del Estado que algunos de ellos habrán recibido de manera directa o indirecta. (pero los votos de Franco Macri, Magnetto, Ernestina y Paolo Rocca valen uno, como el de cualquiera) hoy, de ese núcleo duro no queda ni el recuerdo. (no creas, pasa que se reparten entre Macri, Massa, Cobos, Binner, tienen más opciones digamos) Además, cuando este gobierno cumpla su mandato, el relato llegará a su fin, (¿pero eso no pasó hace rato ya, según dicen los diarios desde el 2012 por lo menos?) y los adjetivos serán reemplazados por las estadísticas, que, con suerte, dejarán de ser manipuladas. Se tendrá entonces una idea más acabada de la verdadera herencia del kirchnerismo. (o sea que las estadísticas electorales del 2007 y el 2011, que demostraron lo que piensa la gente sobre la herencia del kirchnerismo, no tendrían mucho valor que digamos; ¿será a eso lo que se refería Borges cuando decía que la democracia es "un curioso abuso de las estadísticas"?)
Los que pensamos que cada minuto que pasa con Boudou como vicepresidente en funciones le será facturado a la Presidenta no sólo como un error político sino como una sospecha de complicidad lo hacemos basados en algo que ya sucedió, (que no sería la sintaxis, porque te comiste todas las comas y puntos y comas) y no hace mucho. (¿cuándo, cuando Menem sacó el 25 % y ganó la primera vuelta después de ocho años de conocido el descalabro económico y social que hizo en el país y lo corrupto que era, o en otro momento?) Porque la lógica de la opinión pública argentina siempre es la misma: cuando los presidentes ganan elecciones y parecen ostentar todo el poder, transmiten la sensación de que se pueden equivocar una y mil veces e incluso hasta ser disculpados por hechos de corrupción protagonizados por sus más íntimos colaboradores. (bueno, es exactamente al revés: que ganen elecciones demostraría eso, o en todo caso que los que se les ponen enfrente son bastante inútiles, hay múltiples interpretaciones posibles) Pero cuando empiezan a perder imagen y votos, los fiscales, los jueces y los medios toman la delantera y los colocan, con sus denuncias, a la defensiva. (exacto, lo cual demostraría que ni los jueces, ni los fiscales ni los medios son "independientes", sino básicamente una caterva de chantas oportunistas, recostados al calor del poder de turno) Los escándalos de corrupción pueden aparecer o no en el contexto de una crisis económica. Sin embargo, cuando la crisis económica, la recesión y los problemas de empleo avanzan al compás de las denuncias, la imagen y la intención de voto de los jefes de Estado empiezan a caer en picada, (lástima que no aportes datos de alguna encuesta "cualitativa" de las que tanto te gustan para ver en que medida caen en picada por la crisis económica, la recesión y los problemas de empleo, y cuanto por las denuncias de corrupción) y no hay truco de comunicación que lo pueda detener. (salvo la campaña de "Menem lo hizo", según vos mismo dijiste un par de renglones más arriba, ponéte de acuerdo)
A esta dinámica de la opinión pública se le debe agregar un dato nuevo y propio de la última década: el resentimiento acumulado de quienes fueron humillados por la Casa Rosada. (ah sí, el resentimiento, ese terrible invento del kirchnerismo hasta entonces desconocido) Conozco a fiscales, jueces, sindicalistas, dueños de medios y hasta gobernadores y legisladores que hoy dicen pertenecer al Frente para la Victoria, (estaría bueno que dieras los nombres de los jueces y fiscales, porque tienen prohibido participar en política, raro que no los hayás denunciado) pero que están esperando el momento en que Cristina Fernández entregue la banda presidencial para pasar una enorme factura. (una extorsión digamos) Y no sólo a Ella. (mayúsculas) También a los humilladores seriales que ejecutaron las directivas impartidas por sus líderes políticos. A contra reloj, durante los últimos días, en el medio de la transmisión del Mundial, los estrategas del marketing político hicieron un guiso, bien cargado, con ingredientes conocidos y picantes: amor a la patria, supuestos logros en las áreas sociales y compacto de noticias sobre el apoyo de un puñado de países de Latinoamérica (un puñado de todos) a la gran batalla contra los fondos buitre. (¿qué tiene que ver todo este párrafo de las campañas y los spots con los resentidos que se vengarían de Cristina cuando deje el gobierno?) En rigor, la pelea contra el juez Thomas Griesa y los holdouts es la última tentación de la administración para aprovechar el envión del argentinazo futbolero y trasladarlo a la realidad nacional. (claro, porque el gobierno inventó el fallo de Griesa por las dudas nos fuera mal en el mundial, o algo por el estilo. A veces es difícil seguirte sin GPS) El consultor oficialista Artemio López (¿por qué los otros no son "opositores", porque hacen encuestas cualitativas?) considera que se trata de una oportunidad inmejorable para inyectar un poco de mística al cascoteado proyecto nacional y popular. "El 60% está a favor de la pelea del Gobierno contra los fondos buitre. Además, es una causa linda y podría servir para galvanizar el sentimiento de muchos que apoyaron el proyecto y que por una u otra razón lo dejaron de apoyar", me dijo.
La maquinaria publicitaria se agigantará a partir de la semana que viene, (pasa que hay que darte pauta a vos también, porque hiciste juicio y la Corte te dio la razón, ¿qué hacemos, no le damos bola al fallo?) cuando termine el Mundial y los problemas concretos empiecen a aparecer en la tapa de los diarios. (claro, porque hasta ahora en las tapas salían recetas de cocina, y avisos de sicólogos para mascotas) El objetivo de mínima es desplazar de la agenda las noticias negativas derivadas del procesamiento de Boudou. (a juzgar por la tapa de Clarín de hoy, lo habrían logrado aun en pleno mundial) El de máxima es encolumnar a parte de la oposición y colocarla del lado de Cristina Fernández y Axel Kicillof. (en realidad sería de parte del país, a menos que creas que deban estar del lado de los fondos buitres, sólo por estar en contra del gobierno) La realidad les juega en contra, una vez más. (la realidad y la pelotudez opositora, que en su mayoría y salvo excepciones, eligió ponerse del lado de los buitres) Desde la recepción de las últimas boletas de gas, con aumentos superlativos, (te mandamos una de la EPE de acá y otra de ASSA, y después hablamos de "aumentos superlativos". Igual, los porteños vienen con "aumentos superlativos" del ABL desde el 2007 y lo siguen votando a Macri a lo pavote, te cuento) hasta las suspensiones y despidos en la industria automotriz son hechos que no pueden ser disimulados detrás de una pelea contra la justicia norteamericana. (pero que por ahora serían disimulados por el mundial, según vos)
Por otra parte, los detalles de las causas abiertas que involucran a Boudou son un material demasiado tentador para cualquier periodista que trabaje en Comodoro Py y también fuera de los tribunales. (sin embargo hay muchos que -por alguna razón inexplicable- se resisten a la tentación) La semana que viene, el vicepresidente debe prestar declaración indagatoria, ante el juez Claudio Bonadio por la presunta falsificación de los papeles de un auto que no quiso incluir entre los bienes gananciales después de su divorcio de su primera mujer. (tremendo: Watergate es un poroto al lado de comprar un Honda 92' flojito de papeles, tambalea el mundo) El periodista Jorge Asís, quien llama a Boudou, José María Núñez Carmona y Alejandro Vanderbroele "los descuidistas", todavía no puede entender cómo la Presidenta, antes de nombrarlo ministro, o ungirlo vicepresidente, no chequeó sus antecedentes comerciales, judiciales y personales. (Asís no puede entender muchas cosas, como por ejemplo por qué el kirchnerismo se resiste a morir desde el 2008 cuando él anunció su fin por primera vez. Igual, lo mismo le pasaba a Menem, que si hubiera mirado sus antecedentes, no lo nombraba embajador; o a lo mejor los vio y lo nombró justamente por eso) Firmas adulteradas y mentiras que duran cinco minutos harían del Boudougate una trama atrapante si no fuera tan grave para los asuntos del país. (o sea que como es grave, no le importa a nadie, siguiendo tu razonamiento; si fuera una pelotudez nos tendría a todos pendientes digamos)
(*) Las negritas son nuestras, el original acá.
Majul exagera brutalmente en ese fragmento donde dice: "Los que pensamos".
ResponderEliminarMe gusta el método que tiene Majul para escribir sus artículos:
ResponderEliminarA- Presenta un dato de la realidad: primer párrafo, "a la gente le importa tres belines el caso Boudou"
B- Se saltea alevosamente ese dato de la realidad: segundo párrafo, "igual que Menem"
C- Sanata bestial: todos los párrafos que siguen
MAESTRO.
Y pensar que algunos ilusos, que poco saben de Periodismo Independiente, podrían tratar de equiparar a Majul con ese periodista brasileño que le preguntó a Sabella si Argentina había pasado a la final porque estaba temerosa de jugar contra Brasil por el tercer puesto...
El kirchnerismo vendría a ser una continuación o forma extraña del menemismo que es detestada por los menemistas y los que se la soban a los susodichos, como Majul.
ResponderEliminarExtraño.
Majul es magia, se tendría que llamar Magiul.
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