jueves, 25 de septiembre de 2014

IN YOUR FACE


"Habráse visto, una negrita de Tolosa que tendría que agradecerle a la vida haber llegado donde llegó, ¿quién se cree que es para hablarle así al presidente de la principal potencia del mundo, que será negro pero un negro de los de allá, que son distintos a los de acá, a dónde iremos a parar?"

La crónica del discurso de Cristina ayer en el Consejo de Seguridad que hace acá La Nación no lo dice con esas palabras, pero subyace en el título la indignación de señora gorda por el "tupé" presidencial.

Tal como seguramente se indignaron en su momento cuando Alfonsín le enmendó la plana a Reagan en la Casa Blanca por la situación de Nicaragua y los contras; tirando al canasto el discurso que tenía previamente preparado. 

Si se repasan los discursos de Cristina en la Asamblea General y el Consejo de Seguridad, no se apartó un ápice de lo que ella y el gobierno han venido sosteniendo hace años, en todos los foros, respecto al conflicto con los fondos buitres y la reestructuración de la deuda, el modo de enfrentar las amenazas del terrorismo internacional o -más cercano y en clave estrictamente doméstica- la investigación del atentado a la AMIA.

Sin embargo, el secular cipayismo de la "tribuna de doctrina" que le impide reconocer el límite entre la oposición política a un gobierno (porque eso es lo que hacen, no periodismo) y la defensa del interés nacional por encima de los alineamientos internos, le provoca un indisimulado asombro por la actitud de quien se comporta como lo que es: una jefa de Estado elegida democráticamente, representando a su país en una instancia internacional.

Nociones elementales que en la mente borrosa de nuestra oligarquía cipaya (que difícil es intentar reemplazar viejas palabras, para explicar viejas actitudes) se han olvidado hace tiempo; porque proponen como único norte estratégico para el país el alineamiento incondicional con los EEUU en cualquier causa, instancia o foro internacional, y el seguidismo acrítico de su política exterior y de sus "sugerencias" para nuestra política doméstica; que no son sino otra cara de la misma moneda.

Sin ir más lejos, aquéllo que alguien verbalizó en su hora con brutalidad como "relaciones carnales", reservando para la Argentina el rol de la víctima de la sodomía diplomática, política y económica.   

Una postura propia de los tiempos de la guerra fría, que desconoce en su rusticidad  las complejidades del mundo actual, donde los países entrelazan entre sí relaciones que suponen puntos de contacto, con otros de inevitable fricción; consideración a la que no escapan las relaciones de la Argentina con los EEUU.

No se puede esperar que Cristina hable en la ONU y no se refiera al conflicto con los fondos buitres, como tampoco se puede esperar que -haciéndolo- no señale con precisión la inexcusable responsabilidad política del gobierno de Obama en las inverosímiles decisiones de su sistema judicial. 

Menos cuando la postura argentina acaba de recibir un explícito y contundente respaldo de una gran cantidad de países en la propia ONU, quedando el gobierno yanqui (por decisión propia) entre los escasos Estados que prefieren que en materia de buitres (como en otros tantos temas) los mercados se autoregulen; criterio a todas luces erróneo con la experiencia de la propia crisis de las economías centrales a la vista, pero ciertamente revelador de como son las verdaderas relaciones de fuerza hacia su interior; entre los intereses financieros y el sistema político.

Por cierto, convendría recordar a la cipayería vernácula indignada por la altanería presidencial que el Estado argentino (no el gobierno) ha reclamado ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya (el órgano creado a esos fines por el propio sistema de Naciones Unidas) a los EEUU por su responsabilidad internacional por las decisiones de su sistema judicial, sin haber obtenido respuesta formal sobre la aceptación de la jurisdicción del tribunal (que no reconocen espontáneamente), ni propuestas alternativas para encauzar el diferendo.

Otro tanto vale respecto a los señalamientos de Cristina a la administración yanqui respecto al modo en que ha venido encarando la guerra contra el terrorismo, sumando unos tras otros fracasos y contradicciones; de resultas de los cuales los malos de ayer (peor aun: los orquestadores del "eje del mal") son los aliados de hoy, para combatir a los nuevos villanos (como pasó antes con Al Qaeda, Bin Laden y los talibanes afganos); en un círculo vicioso condenado a repetirse indefinidamente. 

En el que el unilateralismo militar yanqui (que parece manejarse con el lema "Donde hay un problema, hagamos un bombardeo") se ha llevado puesto al sistema multilateral diseñado por los Estados para zanjar sus disputas.

Cuestiones todas en las que parece no haberse detenido la indignación de La Nación, para analizar en todo esto quien se ha comportado siguiendo los carriles institucionales, y quien como un patotero.

Como si lo que se le cuestiona internamente al kirchnerismo cuando gobierna, se les tolerase y justificase a otros a escala global, cuando las consecuencias son ciertamente muchos más graves.

2 comentarios:

  1. Pero no tiene el aparatito de la traducción. Habrá entendido algo?

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  2. Como digo siempre, el cipayaje vernáculo sean medios de comunicación, económicos o de otra especie rara concentrada, siguen al pie de la letra las "relaciones carnales" y están las nalgas y el culo abierto a espera de una satisfactoria penetración sodomita.... pero... pero... esta vez se quedan con las ganas porque a Griesa ni al wachiturro Obama no se les para.... aunque a lo mejor reciben un misilazo que los haga pedazos

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