En un post anterior se comentaba la “sorpresa” del
aumento del peaje, que en su última secuela significó llegar a un 678 % de
incremento desde que el socialismo es gobierno en la provincia.
En este otearemos algunos aspectos de la concesión
de la autopista que dan cuenta del despropósito que ese negocio significa para
la provincia.
La de la autopista es una concesión de obra
pública que se financia por el peaje que se autoriza a percibir de los usuarios.
El contrato prevé que el concesionario-contratista
debe ocuparse de la administración, explotación, gerenciamiento,
mantenimiento, mejoras, ampliación, conservación, remodelación y
repavimentación de la calzada, mediante el peaje que es fijado unilateralmente por la
Provincia; siendo su ganancia un porcentaje que se denomina "pago por vehiculo
pasante" (PVP), que era la oferta económica que definía al ganador (el oferente
que menor importe ofertaba por PVP era el que mejor oferta hacía).
Con la diiferencia
entre el PVP y la tarifa (y otros aportes menos significativos previstos en el
pliego) se formaba un "fondo de obras" para financiar otros trabajos distintos a
los definidos a cargo del concesionario-contratista. Va de suyo entonces que el
fondo de obras no es del tercero contratante, sino de la Provincia.
Ahora bien, la obra
principal definida a cargo del concesionario es la repavimentación de la
calzada; pero hete aquí que tal obra se encuentra tanto en el pliego como en el
contrato indefinida.
Es que no hubo al
momento de licitar ni al de celebrar el contrato precisión sobre que
significaba técnicamente repavimentar (pensemos simplemente los que somos legos
en tipo, grosor y consistencia del material), cuál era el costo que la
Provincia estimaba que significaba hacerlo a su satisfacción (importante para
determinar la corrección de la ecuación económica de la oferta y la
factibilidad de su amortización, y aventar ofertas muy bajas inviables), el
plazo de ejecución y la programación de los trabajos.
Dado lo anterior, la
concesión pensada para hacer a nuevo la autopista evidentemente ya naufragó, y
el concesionario se encarga del gerenciamiento de la unidad de negocios,
satisfaciendo el pago del canon mensual, efectuando un mantenimiento superficial
de la calzada y obteniendo una extraordinaria ganancia por PVP; aprovechando el
incremento constante del parque automotor y el uso de la vía de circulación.
Por lo demás, a la
fecha no se sabe muy bien con cuánto se ha integrado el "fondo de obras" y si es lo que corresponde.
Tampoco puede tenerse muy en claro que esos fondos con afectación específica
estén disponibles para su fin, toda vez que depositados en la Cuenta Renta
Generales se confunden con los de otra fuente, y atento a autorización
legislativa al Ejecutivo de utilización del fondo de cuentas unificadas de la
provincia casi en su totalidad, impiden tener por probado que siempre la
integridad del Fondo está reservado para su fin.
Todo lo cual explica que, con un 678 % de aumento en menos de siete años del peaje y a más de cuatro años de vigencia del actual contrato de concesión, la autopista siga luciendo igual que antes, sin cambios significativos en su estado de conservación.
Todo lo cual explica que, con un 678 % de aumento en menos de siete años del peaje y a más de cuatro años de vigencia del actual contrato de concesión, la autopista siga luciendo igual que antes, sin cambios significativos en su estado de conservación.
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