sábado, 4 de octubre de 2014

SUGERENCIA TÉCNICA


No vamos a ser nosotros -que no somos ni por lejos expertos en la materia- los que digamos que las encuestas son utilizadas habitualmente como parte de operaciones políticas, para instalar a determinados candidatos, esmerilar a otros, o poner presión en la mesa de negociaciones donde se dirimen las candidaturas.

Como tampoco los que advirtamos que en muchos casos tienen serios errores metodológicos, o son poco serias cuando indagan a los encuestados sobre acontecimientos que están a años luz (en términos políticos, sociales y económicos) de distancia; como las elecciones presidenciales del año que viene.

Tanto, que no solo resta por correr mucha agua bajo el puente, sino que nadie puede aseverar a ciencia cierta que un determinado candidato que hoy forma parte del menú que los encuestadores le ofrecen al público, termine siéndolo efectivamente a la hora de los bifes, cuando hay que oficializar las candidaturas.

La imagen de apertura se corresponde con una encuesta vigente en Infobae, que se complementa con ésta nota en la que sugieren que a Scioli le iría mejor si jugara por fuera del Frente Para La Victoria; hipótesis perfectamente respetable, pero como todas a esta altura y hasta que se abran las urnas, absolutamente incomprobable. 

Si alguno quiere ver en ella una operación tendiente a captar al motonauta para el entramado opositor (lo cual supondría que no abundarían allí los candidatos semi-competitivos), o fracturar el dispositivo kirchnerista; la elucubración corre por su cuenta: sobre ficción, hay para todos los gustos.

Lo que sí resulta curioso de tanta encuestología reinante, no es ya que existan candidatos lanzados por el FPV que ni siquiera forman parte del menú (Julián Domínguez, el "Pato" Urribarri, el "Chivo" Rossi, Jorge Taiana), sino que la sumatoria de los candidatos del oficialismo que se presentan (Scioli y Randazzo) ni siquiera alcanza a los dos tercios del núcleo duro del voto kirchnerista; que -sin ir más lejos- se expresó en todo el país en octubre del año pasado, y se reflejó en las bancas del Congreso nacional.  

Así como es llamativo que no se tome nota del hecho de que está pendiente la definición de la propia Cristina (cuya condición de principal figura política del país no ha hecho sino ratificarse mes a mes) sobre cual sería el candidato de su preferencia.  

Por lo que, si la cosa para por sumar hipótesis puramente teóricas (como evaluar si a Scioli le conviene ir por el oficialismo o la oposición), nos permitimos formular una sugerencia técnica para las futuras encuestas: incluir en el menú la opción "El candidato que elija Cristina"; y veamos que resulta.

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