jueves, 27 de noviembre de 2014

ELOGIO DEL POPULISMO


Los populismos -se sabe- gozan de mala reputación, en la prensa y en la academia: siempre se los califica espectivamente, como un subproducto de la política, una especie de ornitorrinco inclasificable, hecho con restos de otras especies; algo que no se puede encuadrar muy bien en ciertas categorías preestablecidas, y más respetadas.

Los denigran las izquierdas, con el consabido argumento (empleado acá con el peronismo, sin ir más lejos) de que diluye los conflictos de clase en la vaporosa categoría "pueblo", para terminar orquestando una conciliación de clases en beneficio de la burguesía; lo que supondría a su vez una alienación de la conciencia política de los trabajadores, que les impediría descubrir a sus legítimos representantes que -por supuesto- son ellos.

Ni que decir que las derechas también los denigran, con el argumento de que -precisamente por su "inconsistencia científica" como sujeto político- plantean los problemas (como el de la pobreza o la injusticia) sin llegar a resolverlos nunca, o peor aun: que les interesa perpetuar ciertas situaciones como la pobreza; para medrar políticamente con ellas a través de prácticas clientelares. 

Si bien se mira, ambas difieren profundamente en las propuestas, pero no están del todo lejos en el diagnóstico de la "bestia negra" populista; como que surgen -sobre todo en sociedades dependientes culturalmente, como las nuestras- de un mismo sustrato de ideas; al que no son ajenos (mas bien todo lo contrario, como lo demuestra la experiencia europea reciente) los "progresismos" de sesgo socialdemócrata.

Para colmo, los populismos son cosa frecuente y recurrente en nuestros países de América Latina, por múltiples razones vinculadas a nuestra propia conformación cultural, decantadas a través de los procesos históricos. Con las particularidades específicas de cada época, región o país del continente, por supuesto.

Esta circunstancia hace que el neoliberalismo (que les baja el precio como categoría política de análisis) les tema y los ataque; porque han demostrado que pueden ganar elecciones y gobernar, apelando incluso al pragmatismo político para orquestar alianzas más amplias si fuera necesario para ello.

Aunque en algunos casos puedan confundir con su discurso, los populismos latinoamericanos no se proponen "hacer la revolución", no al menos en el tradicional sentido de los manuales de la izquierda: en todo caso plantean proyectos transformadores o inclusivos, aun dentro de los estrictos marcos del capitalismo.

Un capitalismo con las necesarias regulaciones estatales para no dejar exclusivamente librada la organización de la economía "a la mano invisible del mercado", y con la suficiente sensibilidad social como para no contemplar indiferentes las situaciones de desigualdad e injusticia más lacerantes; y promover procesos de ampliación de derechos, sin esperar el "derrame" de los beneficios del crecimiento económico.

Podrá parecer poco, o un programa político acotado, pero en sociedades fragmentadas e injustas como las nuestras (donde justamente las políticas de mercado han causado tantos estragos), significa un cambio profundo; que muchos no están dispuestos a consentir, aun cuando signifique rozar sus privilegios sólo en forma mínima.

Por el contrario, las izquierdas tremendistas de los grandes postulados ideológicos no representan para "los que mandan" en América Latina una verdadera amenaza, o por lo menos no como lo eran en los tiempos de la Guerra Fría y la doctrina de la seguridad nacional.

Los partidos de izquierda -por regla general, minoritarios y fragmentados en todo el continente- son parte del cotillón electoral que el neoliberalismo tolera como mal menor; tratando de influir desde "los mercados" allí donde las urnas se les revelan esquivas.

¿O acaso -por citar el ejemplo argentino- alguien ha leído algún documento de la AEA, el Foro de Convergencia Empresarial o el Grupo de los 6 preocupado por el crecimiento de Altamira en las encuestas, o porque el FIT haya logrado colocar 3 diputados en el Congreso?

La derecha neoliberal (y no pocos "progresistas") le endilgan al populismo desperdiciar oportunidades para encarar soluciones en serio y a fondo de los problemas que aquejan a nuestras sociedades.

Problemas como la pobreza, que no está al alcance del neoliberalismo y sus políticas resolver, porque tampoco está entre sus propósitos; aunque sostenga lo contrario.

Y es por eso (entre otras causas) que en América Latina los sectores populares eligen expresarse políticamente, una y otra vez, aquí y allá, a través de lo que llaman despectivamente "populismos".

Porque representan para ellos la única perspectiva real y concreta de mejorar su situación, conquistar derechos o reducir desigualdades, en la región más desigual del planeta.

4 comentarios:

  1. "¿O acaso -por citar el ejemplo argentino- alguien ha leído algún documento de la AEA, el Foro de Convergencia Empresarial o el Grupo de los 6 preocupado por el crecimiento de Altamira en las encuestas, o porque el FIT haya logrado colocar 3 diputados en el Congreso?" Es mas, lo han alentado para "correr por izquierda" al gobierno nacional. De ganar un candidato de derecha volverán a ser los "zurditos" de siempre (junto a Quebracho) que agitaran para asustar a los cacerolos.

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  2. No sé si estoy tan de acuerdp con eso de que los populismos latinoamericanos no se proponen "hacer la revolución". Recordemos que antes de llamarse Partido Peronista, el partido que impulsaba a JDP se denominaba Partido Único para la Revolución Nacional (PURN).

    Lo que Perón rechazaba era la vía violenta. Pero su postura crítica frente al imperialismo y al capitalismo ("Combatiendo al capital...")son bien conocidos. Al respecto su planteo era que "las revoluciones se hacen con sangre o con tiempo" y en esa disyuntiva elegía el tiempo.

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  3. Para precisiones históricas, el PURN fue disuelto por el propio Perón a los pocos meses, dando paso al Partido Peronista.

    Por lo demás, el texto dice "no al menos en el tradicional sentido de los manuales de la izquierda:" (abolición del capitalismo, socialización de los medios de producción).

    Y sí, todos los populismos latinoamericanos asumieron posiciones anti-imperialistas, y tomaron medidas en tal sentido.

    Son dos cosas distintas (aunque conectadas), a tal punto que en los 70' se hablaba de lograr "la liberación nacional (anti-imperiialista) y social (la idea del socialismo nacional)"

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