Van a ir todos a la marcha, ninguno se la quiere perder.
Y lo anuncian por los medios y las redes sociales con tiempo, como para que nadie quede sin enterarse de que van a ir.
Pero eso sí: "como ciudadanos comunes", en silencio, para que "no se politice el reclamo"; que a ésta altura y como bien señala acá Barricada, no se sabe muy bien cual es.
Algo parecido a lo que pasaba con los cacerolazos, donde primero pegaron el faltazo por miedo a que los sacaran cagando, y de a poco fueron asomando el hocico; hasta que fueron disminuyendo en su convocatoria, para casi extinguirse.
Ahí se corrieron porque quedaban el núcleo duro de los más exaltados, eso a los que no podían mostrar en los medios porque desmentían las apelaciones "al diálogo y el consenso", o que "el clima de crispación" fuera exclusividad kirchnerista.
Y hablando de cacerolazos: es de esperar que si en la marcha alguno -violando el pedido de los organizadores de ir en silencio- empieza a agitar, convocando públicamente al magnicidio (pero en la persona de Cristina), o intenta provocar incidentes, ellos olviden por un rato que estarán allí "como simples ciudadanos comunes", asuman que son dirigentes políticos y estén a la altura de las circunstancias; llamando a la cordura.
En el mientras tanto y de acá a la marcha, podrían empezar a practicar lo del silencio; dejando de revolear todo el tiempo por los medios hipótesis al voleo sobre un hecho (la muerte de Nisman) que investiga la justicia (esa que ellos dicen defender) y donde hasta acá, todas las evidencias conducen al suicidio.
Porque si no pueden garantizar ni eso, va a ser más difícil que nos puedan convencer de que están en condiciones de manejar un país.
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