El peronismo es muy amplio. Y así como ha brindado al pueblo los mejores días del siglo pasado y del presente, también ha provocado grandes daños cuando permitió la infiltración ideológica que terminaron con distintas laceraciones, que están siendo curadas de la mano del gobierno nacional.
El primer viaje de prueba de la unión ferroviaria entre Buenos Aires y Rosario no sólo fue eso, sino que ha simbolizado lo que debe ser y nunca debió dejar de serlo. Los festejos ciudadanos, populares, la felicidad en los rostros de los funcionarios y trabajadores, son la elocuencia que la política pública llevada adelante por Cristina es la correcta y se debe profundizar, destacando que las instrucciones de Cristina fueron precisas y Randazzo las ha venido cumpliendo y coejecutando con gran éxito.
Es imperdonable para nosotros haber tenido el gobierno que tuvimos en los noventa, que fue cooptado por el discurso del establishment desde los medios de comunicación y llevaron a la ruina de nuestro país. La desocupación, la pérdida del patrimonio nacional, el ensanchamiento de la brecha social, el desmantelamiento del aparato productivo, etc., fueron la consecuencia de los objetivos perseguidos por el poder real. Y, en ese orden, aquella frase de Menem:"Ramal que para, ramal que cierra", fue paradigmático y pertenece a la lógica de su gobierno devastador.
Hoy la cosa es diametralmente opuesta. Este gobierno peronista ha puesto las cosas en su lugar. Cristina anunció el domingo pasado la recuperación de la administración de ferrocarriles privatizados y eso será importantísimo no sólo para estos días, sino fundamentalmente para el futuro, siendo que ella no será quien esté a cargo del ejecutivo. Eso es una estadista.
Y para no olvidarnos lo que pasó, siempre es bueno apoyar nuestra memoria con alguna imagen.
Los verdaderos peronistas nunca olvidarán y nunca perdonarán la traición de Menem.
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