viernes, 17 de abril de 2015

OTRO PARQUE NORTE, 30 AÑOS DESPUÉS


Por Raúl Degrossi

Cristina cerró ayer el congreso del "radicalismo popular" en Parque Norte, el mismo lugar donde hace 30 años y con el por entonces ascendente liderazgo de Alfonsín, la UCR apostaba a construir y conducir el tercer movimiento histórico; bajo los auspicios de una intelectualidad que proclamaba el fin de un peronismo por entonces sumido en la derrota y la crisis de conducción.

Tres décadas después, Moreau y los suyos le piden a Cristina que cierre el congreso reconociendo explícitamente su indiscutido liderazgo de una amplia coalición política, vertebrado en torno al "peronismo realmente existente"; que lleva 12 años en el gobierno y se apresta a competir en octubre con buenas chances de prolongar su permanencia en el poder.

Buena parte de esa intelectualidad sigue hoy en las mismas posiciones de entonces, y desde su inveterado antiperonismo le adjudica a la fuerza fundada por Perón el origen de todos los males que aquejan al país; convocando a una cruzada de "la república contra el populismo"; y a la conformación de una nueva Unión Democrática, lo cual resalta más aun la significación del gesto de Moreau y los suyos.

Entre una y otra convocatoria de Parque Norte pasaron muchas cosas en el país y por obvia consecuencia, en la UCR y en el peronismo; incluyendo -como dijo Cristina- los exitosos intentos de entrismo de la derecha neoliberal en ambas fuerzas populares, para imponerles su propia agenda de gobierno, y su modelo de país.

Intentos que se reactualizan en el presente, como se puede constatar con solo ver la reaparición de ciertos personajes que tiene siempre a mano las mismas soluciones, que son justamente las que generaron los problemas que aun hoy tiene el país. 

Es posible que a muchos kirchneristas (en especial los que son peronistas) les haga ruido la escenografía de ayer porque preferirían verla a Cristina en otro contexto (por ejemplo en la CGT), o que cuestionen decisiones como la designación en el gobierno de Leandro Santoro de Los Irrompibles; porque entienden que valida el esteoreotipo discursivo de la oposición que sostiene que no se puede adherir al kirchnerismo, sin obtener nada a cambio.

Del mismo modo que es posible que haya ciertos pucheritos de los "radicales k" que perseveraron por años en su adhesión al proyecto que hoy conduce Cristina (al fin de cuentas, donde hay un radical, hay una interna potencial). Nada que no sea lógico esperar en todo colectivo político amplio que se precie de tal y amalgame diferentes tradiciones políticas, ni nada tampoco que no se pueda discutir y resolver hacia su interior. 

Lo ciertos es que el kirchnerismo siempre quiso seducir al alfonsinismo como electorado potencial (de hecho lo absorbió en términos culturales en buena parte de su discurso), para lo cual le hizo constantes guiños; desde la transversalidad a la concertación, pasando por el homenaje en vida al propio Raúl Alfonsín.

Con más pragmatismo en el caso de Néstor (que fue en búsqueda de un acuerdo con el radicalismo que gobernaba) y más convicción ideológica en el de Cristina; con fracasos sonados en el medio (el experimento Cobos) pero con la captación de buena parte del voto alfonsinista del 83', por la simple y sencilla razón de que el kirchnerismo retomó aquéllas banderas -como los derechos humanos- y las convirtió en realizaciones concretas.

Claro que para eso tuvo que "construir" un Alfonsín a medida, rescatando sus luces y omitiendo sus sombras; un recurso que, si bien puede ser objetado en estrictos términos históricos, es válido en términos políticos para no "regalarle" la figura (y lo que representa para muchos argentinos) al conservadurismo de derecha; radical o no. 

Cuestión aparte es determinar si el gesto de Cristina de ayer le reditúa electoralmente a los candidatos del FPV (a los que apoyará el sector de Moreau); e incluso es posible que Parque Norte sea para el kirchnerismo lo que la convención de Gualeguaychú para el PRO: la formalización del acuerdo con una dirigencia que representa en teoría a votantes con los que ya se cuenta.

Es probable también que el alineamiento formal del radicalismo alfonsinista con el FPV le permita al oficialismo morder parte del voto radical descontento con las decisiones de la cúpula partidaria; y que no está dispuesto a repetir la testimonialidad de las dos últimas elecciones presidenciales, ahora acompañando el experimento Stolbizer; que para peor nace mal: la propia candidata acaba de deslizar que suprimiría la AUH, y cuestionó las medidas tomadas por el gobierno nacional contra las empresas que operan en las cercanías de Malvinas.

Tampoco el acercamiento con el "radicalismo popular" le significará al gobierno apoyos adicionales relevantes en el Congreso donde cuentan con una sola banca (Santín, sentado al lado de Cristina ayer); pero si es muy importante desde lo conceptual poder recrear en el discurso político palabras que se creían olvidadas como "campo nacional y popular", y lo que eso implica: Estado fuerte, industrialización, mercado interno, ampliación de derechos, profundización de la democracia, política exterior independiente, integración con América Latina.

Definiciones que acercan en la memoria histórica  a peronistas y radicales trazando un hilo conductor de Yrigoyen a Perón como recordó ayer Cristina; y que deberían hacerlo también en la mirada a futuro; en la medida en que unos dejen de suponer que tienen el monopolio de la patria y el pueblo, y los otros, de la república y las instituciones.

Porque en la democracia como piso común cabemos todos, pero en el campo nacional y popular no, aunque debamos aspirar a ser muchos, cuantos más mejor; cosa que en esta particular coyuntura política está más clara que nunca: las divisiones entre las grandes mayorías nacionales siempre fueron atizadas e instrumentadas por las minorías para poder imponer sus proyectos políticos; lo que supone un llamado a la unidad de esas mayorías, sin importar cuan desiguales puedan ser sus partes, medidas en términos electorales. 

La experiencia histórica nos demuestra lo que pasó cuando el radicalismo extravió su rumbo como fuerza popular, en especial desde el 45' para acá; y cuando el peronismo fue travestido al neoliberalismo para darle continuidad al proyecto económico y social de la dictadura.

Por no mencionar que el proceso de fragmentación del sistema político (que implosionó en la crisis del 2001 y aun no se ha recompuesto) fue paralela a la consolidación del poder corporativo; que pretende ponerle límites a la construcción democrática.

1 comentario:

  1. ''Definiciones que acercan en la memoria histórica a peronistas y radicales trazando un hilo conductor de Yrigoyen a Perón como recordó ayer Cristina; y que deberían hacerlo también en la mirada a futuro; en la medida en que unos dejen de suponer que tienen el monopolio de la patria y el pueblo, y los otros, de la república y las instituciones''
    Creo que es una muy buena síntesis de lo que fue el congreso de ayer, y marca lo que debe ser una estrategia hacia futuro. Que las vertientes que expresan al campo popular converjan, desplazando la antítesis peronismo-antiperonismo por otra más cercana a izquierda-derecha.

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