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"El presidente de la Suprema Corte, Dr. Ricardo Lorenzetti, está cansado. No sabemos si su cansancio es pasajero o definitivo. Tal vez a esta hora haya renunciado. O vuelto a sus tareas. Lo mismo da.
Lo que interesa saber es la causa de su cansancio. Y eso es lo que no informa el periodismo. Limitémonos a lo dicho por sus propios labios. El doctor Lorenzetti está moralmente cansado.
Lo sospechábamos desde hace un tiempo. Un hombre no puede haber sostenido durante 30 años en la cátedra que la Constitución Nacional establece expresamente algo, para, llegado a la Suprema Magistratura Judicial, sostener lo contrario, sin cansarse. Sin cansarse moralmente.
El país conoce lo que el Dr. Lorenzetti ha hecho en la Suprema Corte. A veces nos sobrevivimos. Sobrevivimos a la pasión que puede ser la culpa de las desviaciones primeras. Y empezamos entonces a ver lo que hemos hecho con cierta serenidad.
Y vemos entonces que nos hemos desviado y que ya no podemos volver a la recta senda, porque el barro en que nos metimos por la pasión nos aprisiona y nos lleva cada vez más hondo. Donde ya no actúa la pasión sino los intereses que nos entierran hasta la verija. Es cuando empezamos a sentir cansancio. Cansancio moral.
Fray Luis de León volvía de la cárcel. Fray Luis de León era maestro. Como Lorenzetti. Pero éste vuelve de la Suprema Corte y no sabemos si volverá al magisterio del derecho. Sólo que Fray Luis de Leóbn recomenzó su curso, al día siguiente de volver de la cárcel, con estas palabras: "Como decíamos ayer...".
Pero el Dr. Lorenzetti no puede hacer lo mismo,
¿Ayer? ¿Cuándo ayer? ¿Ayer en la cátedra? ¿Ayer en la Suprema Corte? Porque el doctor Lorenzetti tiene dos ayeres. Uno que es el pasado definitivo. Y otro que es todavía presente. El ayer de la cátedra. Y el ayer de la Corte. Sólo que estos dos ayeres se dan de patadas.
Pensar estas cosas provoca cansancio moral. Imaginamos al doctor Lorenzetti frente a un auditorio de jóvenes discípulos. Y en seguida pensamos que no lo podemos imaginar. También el doctor Lorenzetti debe encontrarse con esa dificultad. Esto trae cansancio moral.
Al fin y al cabo cada hombre tiene una imagen de sí mismo mejor que la que le da el espejo. Pero el doctor Lorenzetti tiene dos espejos. Cuando quiere mirarse en el espejo del maestro del Derecho se ve en el espejo de la Suprema Corte. Cuando quiere mirarse en el espejo de la Suprema Corte se ve en el espejo del maestro. Dramático, ¡Cómo para no tener cansancio moral!
Comprendemos el cansancio moral del doctor Lorenzetti. El país está también moralmente cansado. Demasiados Lorenzettis."
(*) Sobre el texto de "El "cansancio moral del doctor Orgaz", de Arturo Jauretche, publicado en "Santo y Seña", marzo de 1960.
Más información, acá.
Quizás esto explique un poco el cansancio moral:
ResponderEliminarhttp://joserubensentis.blogspot.com.ar/2015/05/en-la-corte-algo-huele-mal.html
Por otro lado, si está cansando moralmente no sólo debe no asumir la presidencia sino también renunciar a la Corte. No se puede tener magistrados en la Corte Suprema que estén moralmente cansados. ¿O sí?
Abrazos,
Esther
Hay algún porcentaje que no le pagaron. Está cansado de hacer fallos contra el Gobierno, y hacerlo firmar a Fayt en la casa porque no sabe ni donde queda la Corte, y después de tanto esfuerzo moral, solo hay promesas pero no pagos. Ni en efectivo, ni cargos políticos, ni le mandan las gatas de Nisman.
ResponderEliminarBasta.
Una corte con solo cuatro jueces, uno
ResponderEliminarimposibilitado físicamente y otro moralmente cansado y una oposicion que se niega a cubrir las vacantes que hay en el tribunal. Nos hablan de como el tan pregonado interés por lo institucional, no es un tema que preocupe a los integrantes de la oposicion
Que falta de cortesía de parte de Lore, se lo dijo a Elena y a Maqueda y no le avisó nada al nonino Fayt, aunque sea un escrito en un pañal geriátrico.
ResponderEliminarEsta es la REPUBLICA que pregona la alucinada María Elisa Avelina?
Recomiendo que ojeen lo expuesto por el abogado Héctor Recalde en el blog el ortiba.
ResponderEliminarDe allí me surge una duda ¿Lorenzetti es un trucho o un hijo de puta, o las dos cosas a la vez?