CLARÍN, EN TODO ESTÁS VOS.

Mucho se ha dicho (y en buena medida es cierto) respecto a los riesgos de "clarinizar" el debate político, o hacer pasar todo análisis de la realidad nacional por lo que haga o deje de hacer el hólding comandado por Magnetto y Ernestina Herrera de Noble.

En el mismo sentido, se dice (nosotros mismos lo hemos hecho) que el kirchnerismo no puede enfocar todas sus energías políticas en la pelea contra el multimedios, porque eso lo distrae de prestarle atención preferente a otras cuestiones más sensibles y acuciantes.

Y hay también quienes sostienen -generalmente desde trincheras opositoras- que en realidad la pelea entre Clarín y el gobierno es solo una puesta de escena, que en definitivas les termina conviniendo a ambos: la famosa teoría del "negocio del país dividido".

Así como también decían hace un tiempo que Cristina y Magnetto habían hecho discretamente las paces, cosa de la que al parecer en el Grupo no se habrían enterado, a juzgar por los cañonazos que disparan a diario desde sus múltiples bocas de fuego mediáticas.

Aun cuando todo lo precedentemente apuntado fuera cierto, lo concreto es que el Grupo Clarín (al que Luis D'Elía calificara con acierto como "una pistola puesta en la cabeza de la democracia") se empeña en no pasar desapercibido, y demostrar que se considera por encima de las leyes y las instituciones. 

Solo repasando las noticias de los últimas días, tenemos que sigue paralizada la causa Papel Prensa, con la justicia aun pendiente de definir si hace o no lugar al pedido de indagatoria contra Magnetto y Ernestina (junto a Bartolomé Mitre); mientras en la asamblea de accionistas del propio Grupo decidieron -contra el voto de los representantes de la ANSES, que tiene el 9 % de las acciones- no distribuir dividendos entre los accionistas; y utilizar las ganancias del ejercicio en aumentar de forma sideral las retribuciones de los miembros del directorio, y formar una reserva "por la probable aplicación de la ley de medios".

Eso mientras siguen suscribiendo abonados a Cablevisión aunque ya exceden con creces los límites del 35 % de abonados del mercado que establece la Ley 26.522, a la que supuestamente se adecuarían dividiéndose en seis "unidades de negocios". 

Lo cual demuestra -como sostuvo en su momento la AFSCA, disponiendo la adecuación de oficio- que su plan de desguace no sólo es trucho, sino que ni siquiera están dispuestos a cumplirlo: seguramente esperan que la Corte mantenga frizzada la adecuación de oficio hasta que asume el nuevo gobierno; un buen motivo para sostener a Fayt, y defender las trapisondas de Lorenzetti.

Mientras tanto, los directivos de Cablevisión (otra empresa del Grupo) deberán ser citados para comparecer por la fuerza pública ante la comisión investigadora de Diputados que analiza los casos de lavado de dinero y fuga de capitales a partir del hallazgo de las 4040 cuentas ocultas en el HSBC Suiza; que incluyen la de la empresa y las de varios accionistas principales del Grupo.

Los legisladores tuvieron que apelar a ese recurso porque ya fracasaron dos citaciones anteriores para que los directivos de Cablevisión comparezcan a testimoniar; al mismo tiempo que en el fuero civil y comercial el Grupo logró que se volviera a suspender una audiencia en la causa en la que se investigan las denuncias de los accionistas del Estado por el irregular funcionamiento de la sociedad Papel Prensa.

A lo mejor si tuvieran aunque sea un negocio que no haya obtenido, ampliado o conservado en condiciones irregulares, tan pero tan  flojito de papeles, no tendrían que apelar a éste tipo de maniobras; y podrían levantar el dedito mediático admonitorio contra las faltas de los otros, con algo de autoridad moral.