martes, 9 de junio de 2015

POLARIZADOS


Se ha insistido mucho (incluso acá) en que la campaña electoral avanza en forma firme y constante hacia la polarización entre la opción que presente el FPV (con dos candidatos compitiendo en su interna) y la alianza "republicana" de derecha que encarna Macri. 

La famosa "grieta" se fue devorando todo: candidaturas y discursos que pretendían representar a lo que Massa llamó "la ancha avenida del medio"; para concluir en un mano  a mano entre las fuerzas que intentan expresar la continuidad del proyecto político iniciado en el 2003, y las que pugan por volver al "país normal" previo a la asunción de Néstor Kirchner. 

El eje de disputa es entonces "continuidad o cambio", pero presentado la mayoría de las veces ex profeso como un significante vacío, al que cada uno de los votantes le tiene que poner el contenido que crea; porque los candidatos no abundan en mayores precisiones al respecto, en especial Macri, que dice encarnar la voluntad de cambio.

Le cabe el sayo ahora a él, porque es el que va quedando en carrera, pero podrían ponérselo varios: nunca nos terminan de contar que es para ellos lo bueno del kirchnerismo, y qué lo malo; e incluso cuando incursionan en temas puntuales, van y vienen: el propio Macri instó a sus legisladores en el Congreso a votar en contra de la expropiación de YPF, y hoy promete dejarla bajo control del Estado, mientras reivindica la gestión de Galuccio.

Y así con tantas otras cosas: las políticas de inclusión social, el modelo de seguridad social, los subsidios a las tarifas de los servicios públicos, la defensa de la industria nacional, la inversión en educación, ciencia y técnica, la política exterior.

Los candidatos oficialistas -como no podía ser de otra manera- se ofrecen como la garantía de la continuidad del modelo, y defienden en bloque sus principales políticas; cada uno con su propio estilo. 

Scioli -con astucia, porque es la estrategia correcta- desafía a Macri a decir concretamente que es lo que considera bueno a sostener, o malo a cambiar, pero omite cuidadosamente toda referencia a la dimensión del conflicto: por el contrario en su habitual modo zen se presenta como un "kirchnerismo amable"; que continuaría los trazos principales del proyectos, pero sin generar conflictos ni tensiones.

Randazzo -por el contrario- expone con más claridad e insistencia esta dimensión del problema: en un país que sigue siendo injusto y que debe encarar transformaciones pendientes, éstas no son posibles sin afectar intereses, y eso trae aparejado inevitablemente tensiones y conflictos.

Lo que lleva a preguntarse cuantos de los logros del kirchnerismo (que Scioli reivindica y reconocen muchos opositores, aunque sea de la boca para afuera) fueron posibles sin conflictos.

Más aun: si se profundiza en ese interrogante, podría concluirse en que -bajo una apariencia de consensos extendidos en cuanto a ciertas políticas kirchneristas- la sola conservación de los avances obtenidos (sin entrar siquiera a plantear las principales cuestiones pendientes) no será cuestión de soplar y hacer botellas; exenta de toda disputa. 

Sin embargo, que Randazzo explique mejor políticamente la cuestión, no implica necesariamente que eso le traiga réditos electorales ¿no está el electorado condicionado para creer que es todo cuestión de modales, y que pueden encararse las transformaciones pendientes sin costos ni tensiones?

Porque si es así, hay que darse a la tarea de esclarecerlo; para que cobre plena dimensión de lo que está en juego, y de quiénes juegan y como.

Otro tanto ocurre (como decíamos ayer acá) con la cuestión de la autonomía de la política frente a los poderes corporativos; aspecto íntimamente vinculado a la dimensión del conflicto como aspecto sustancial de la acción política.

Cuando los conceptos políticos se vacían de contenido (como la dicotomía entre "continuidad y cambio") se logra confundir; al punto que pueden aparecer defendiendo esa autonomía quiénes -como Macri- se proponen llegar a la conducción del Estado, para poner en acto las demandas corporativas.

Y los que expresan esas demandas no perderán oportunidad de intentar marcarle la cancha a la política, sea para mostrarle los dientes a unos (los candidatos del FPV), o para recordarles a los otros (hoy sustancialmente, a Macri) los compromisos previos; que por supuesto no son públicos y quedan ocultos detrás de la estética de globos y timbreadas a la puerta de los "vecinos": ver si no acá la renovada encíclica del Foro de Convergencia Empresarial, abogando por un Estado mínimo, bobo e inoperante.

Para decirlo una vez más, si esta campaña se presenta polarizada la estrategia correcta de parte de los que sostenemos la continuidad del rumbo iniciado el 25 de mayo del 2003 es alinear en la misma dirección lectura política, candidato y estrategia de campaña, llevando a los que quieren el "cambio" al terreno que menos les conviene: exponer claramente lo que piensan, que intereses defienden y lo que harían concretamente en el caso de llegar al gobierno.

Como ayuda memoria, hace un tiempo acá y acá punteamos unos cuantos temas que sirven para dividir aguas, y poner las cosas en claro.

Logrado eso, quedará -como siempre en democracia- en manos de la gente decidir con su voto, pero nadie podrá luego hacerse el distraído,  el "engañado" o sorprendido en su buena fe.

2 comentarios:

  1. Yo escuché en un programa de radio K que no nos tenemos que preocupar por nuestro candidato porque no le va a quedar otra que obedecerle al pueblo.
    Asi que yo duermo de lo mas tranquilo y me parece qui ni voy a ir a votar a las PASO
    Enfin...

    Felipe Martel

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  2. No tan relacionado con el post, pero tengo una duda que me está jodiendo hoy:

    ¿Era necesario que Aníbal saliera a contestar con el tema de la pobreza? La noticia era el premio de la FAO, y resulta que un tipo experimentado como Aníbal en vez de dejarla pasar, contesta con algo que -no importa si tiene razón o no- hoy todo el periodismo contra desnaturalizó y ya se habla de pobreza en vez del premio por la lucha contra el hambre.

    ¿Qué mierda tenemos en la cabeza?

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