El nuestro es un blog que representa un espacio de militancia colectivo. Como tal se escribe en base a la línea compartida construida y a varias manos, pero con una que es la que más lo hace, por militancia, capacidad y vuelo, logrando traducir con claridad y contundencia nuestros pareceres en posición y mensaje.
Estas líneas son de otra mano, pero me decido a exponerlas para contribuir al intercambio que nos debemos dar.
Si bien algo podría haberse manejado mal y comunicado peor con relación a la resolución de la fórmula presidencial, lo cierto es que Cristina -en tanto conductora de nuestro movimiento- debía tomar decisiones ahora. Un ahora donde están dadas determinadas circunstancias y en juego otras cosas tan trascendentes como proveer a la disputa electoral interna como paso para lograr el triunfo electoral de nuestra fuerza: su liderazgo y la gobernabilidad.
Porque a la luz de la desorientación que su iniciativa causa en la oposición política, sus propulsores -si bien pueden haber acusado el garrotazo- lejos están de abandonar su conspiración destituyente. Nosotros no debemos perder de vista la complejidad de todas las cuestiones a atender.
El kirchnerismo que brota del país en crisis terminal de los primeros años de la década del 2000 tiene una composición de procedencia variada. Como fuerza política anuda al peronismo los movimientos de derechos humanos, los movimientos sociales surgidos de ese 2001, los colectivos humanos agrupados para defender los derechos de las minorías, y a millones de argentinos que se sienten comprendidos en el sueño que es su proyecto. Aquí está su fortaleza, y para mí, la razón de la tensión de la coyuntura.
En tanto fuerza política también debe traducirse en estructura electoral que gane elecciones para garantizar lo conquistado, e ir por más.
Cristina ejerció su liderazgo también de cara a la cuestión electoral inminente. Plantó un tablero para todos inesperado que proyecta efectos para afuera y para adentro.
Con esta movida Cristina gana o gana.
Le pega en la línea de flotación al dispositivo opositor partidocrático y económico que, si había primaria para la categoría, ponía todas sus fichas a Scioli para poder titular que el candidato de la presidencia había perdido.
Garantiza la centralidad política de su liderazgo a lo largo y ancho del país, incluso más allá del 10 de diciembre. No la obliga a asumir una candidatura para marcar esto (aunque está en su decisión hacerlo y con gusto la votaríamos).
Evita una escalada en la disputa entre candidatos (que sin duda iba a ser fogoneada por el “círculo rojo”) para promocionar el voto en blanco de kirchneristas duros si ganaba Scioli (que se iba a dar, con daños más graves y sin tiempo para recomponer, basta ver las primeras reacciones en la tropa propia en estas horas).
Asegura la explicitación de la agenda del futuro gobierno en sintonía con el camino por ella trazado con la voz en campaña de Zannini.
Si nos asumimos integrando un colectivo que conduce Cristina nos vale también a nosotros remojarnos en humildad. No resulta coherente acompañar en todo a Cristina menos en esto. Si bien es legítimo abrigar dudas sobre el candidato, no las hay ni sobre la Presidenta ni sobre el compañero Zannini.
Ahora bien, más que nunca –y más si se guarda algún resquemor- el compromiso inexcusable es la militancia, que es a lo que nos interpeló Cristina el 25 de Mayo para no perder nada de lo conquistado e ir por lo que nos falta. Pero si aún así no fuera suficiente, obliga lo que tenemos parado enfrente.
Kña.
Solo evitar los títulos después de las PASO como : "Scioli dinamitó al candidato Kirchnerista", "El ciclo tuvo un final dado por las urnas","El kirchnerismo sin candidato en Octubre", "Scioli construye a partir de hoy su propio espacio", etc,etc, explica la decisión y la torna inevitable.Inevitable.
ResponderEliminarRandazzo perdía las PASO, las perdía.Todos lo sabemos. Y él también lo sabía.
Después están las preferencias personales que podamos tener, pero eso no cuenta a la hora de evaluar los costos.
¿O vamos a privilegiar la catarsis de tener la posibilidad de votar en una interna a quien nos gusta pero sabemos que pierde, frente al costo que la elección la termine capitalizando el enemigo?
En política no hay decisiones trascendentes que no dejen heridos.El peronismo nunca fue un buen lugar para las almas sensibles.
Había que hacerlo y se hizo. Después se podrá discutir el momento, o el remanido tema de las "formas",pero la política no una academia de buenos modales.Por lo menos la política en serio.
Había que hacerlo y se hizo.Los temblores que produjo la decisión, son nada frente a una interna que se iba a encender hasta lugares sin retorno.Con riesgo serio de llegar al terremoto.
¿Que se perderán algunos votos? Seguro. Pero con una interna encarnizada fogoneada por los medios con todo el país como platea, se hubieran perdido muchos, pero muchos más.
El Colo.
Y al que no le gusta que vote a Maurizio. ....Está claro?
ResponderEliminarSuscribo el post.
ResponderEliminarCK
Otra cosa. Acá en Santa Fe ya pasamos unas cuantas primarias. Y me parece que cuando el peronismo se dividó en las PASO, en las generales lejos de atraer más votos, se perdieron muchos. Por el contrario cuando fuimos con lista única (Perotti a diputado en 2011, Obeid a diputado en 2013 y nuevamente Perotti a gobernador en 2015), en las generales se pudo mejorar el resultado de las primarias. Incluso saliendo terceros, pero se sumó.
ResponderEliminarEntonces, mejor miremos cómo se redistribuyen los porotos luego de las primarias entre Macri, Sanz y Carrió por un lado, y entre De La Sota y Massa por otro.