Enojado con ña Elisa María Avelina (porque ella acusó al socialismo de transar con los narcos, cosa que todos saben), la llamó experta en demoliciones y la mandó a tratarse con el psicólogo.
Enterado de ésto, el psicólogo que ya le había dado el alta hace años para sacársela de encima, demandaría a la provincia por daño directo, moral, profesional y lucro cesante.
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