Anoche apenas se conocieron los primeros cómputos de lo que sería un ajustado triunfo del PRO en su nave insignia (la CABA) ya le empezaron a mostrar los dientes a Mauricio: "Una victoria con sabor a poco, casi a derrota" y "El ridículo tambaleo de Macri", cantaban impiadosos los zócalos de TN.
La tapa de hoy (que esperaban coronar con un "aplastó" que tuvieron que guardar para mejor oportunidad) está a tono, y sus principales plumas -como Van Der Kooy y Pagni- empiezan a recalcular el GPS, y ver si pueden detectar en el radar otro contrincante para Scioli (¿revivirán a Massa?), o subirle precio a los radicales.
Macri puede estar empezando a sentir por estas horas como se puede pasar de campeón a canillita en poco tiempo, o de sentir el calor del abrazo del oso clarinista, al frío de la indiferencia; cuando no de los dardos envenenados.
Pasa así a formar parte de una amplia constelación de dirigentes opositores que experimentan en carne propia su condición de preservativos fungibles del "real power" (del que no obstante seguirán yendo al pie, una y otra vez, en una muestra de su escasa estatura política); que un día los ilumina a pleno en las marquesinas mediáticas, y al otro discretamente baja la palanca y los deja a oscuras, porque ya no le sirven.
De hecho de un tiempo a ésta parte y conforme el clima político marca en forma creciente como algo inevitable el triunfo de Scioli, los hermanitos de Papel Prensa ("house organs" del "círculo rojo" por derecho propio, como que lo integran) vienen apostando más al "cisne negro" económico para revertir lo que suponen una segura derrota en octubre, que a cualquier candidato opositor que pueda vencer al FPV en las urnas.
Pero cuidado: cuando los que quieren mandar en la Argentina más allá de quien gobierne se convencen de que no podrán hacerlo por sus testaferros electorales, es cuando se tornan más peligrosos; porque es entonces cuando apelan con total crudeza a sus fierros mediáticos, judiciales y económicos: acá por ejemplo nos advierten que pese a que el resultado porteño no fue el esperado (o quizás a causa de eso) seguirán jodiendo con el blue, para forzar una devaluación; y provocar una crisis que empioje el tramo decisivo de la campaña.
Más que con la intención de influir en el resultado (algo que están comenzando a intuir como fuera de su alcance), con la de disciplinar por el temor al futuro gobierno del FPV: se pueden ver en ciertos gestos de los medios del Grupo hacia Scioli los rastros del "teorema de Magnetto" del que hablaba Pirillo, el ex dueño de La Razón; en su fase de "los dos primeros años somos amigos de todos los gobiernos", la que únicamente se saltaron con Cristina a partir de la asonada agrogarca del 2008.
Fue muy fuerte ayer el contraste entre un Macri que -insólitamente, y retrocediendo en chancletas- bancaba enfáticamente políticas troncales del kirchnerismo a las que en su momento se opuso con fuerza (la AUH, YPF, Aerolíneas, la estatización de los fondos de las AFJP); y los medios que hasta anoche lo mimaban redoblando su bilis contra un gobierno al que le niegan su legitmidad democrática, caracterizándolo como una dictadura autocrática y corrupta, o poco menos que una asociación ilícita.
A la luz del contraste, acaso Mauricio esté meditando para sus adentros si haber prestado la Metropolitana para el show patagónico de Bonadío (prolongación judicial del show televisivo de Lanata) no fue ir demasiado lejos, y no le trajo aparejados costos.
Claro que dilucidar eso es irrelevante, tanto como tratar de establecer hasta que punto el PRO representa en serio un intento de la derecha argentina por reconvertirse en clave democrática, y construir una fuerza competitiva en términos electorales; una asignatura pendiente que arrastran desde la ley Sáenz Peña, cuya falta es más notoria aun cuando no tienen disponible en el menú de opciones al partido militar.
Lo que está quedando muy claro por estas horas es algo que ya se sabía, pero que durante cierfto tiempo lograron disimular: que la derecha pura y dura (la que expresan los grandes grupos económicos y mediáticos del país) se lleva muy mal con la democracia y sus incertidumbres; y ya no le interesan ni las elecciones, ni sus resultados.
En todo caso asumido que el futuro gobierno no será del palo, lo que están haciendo -o intentando hacer- es tratar de que se convierta en tal, a la fuerza y por las malas.
Una cuestión a la que habrá que estar atentos, y no dejarse llevar por una euforia anticipada por la posible victoria, que además aun no está consagrada donde debe ser: en las urnas, y del modo más contundente posible.
Algo que si no vacuna definitivamente contra los intentos de desestabilización económica -como lo comprueba lo sucedido luego del 54 % de Cristina- al menos predispone mejor para enfrentarlos.
Lo que está quedando muy claro por estas horas es algo que ya se sabía, pero que durante cierfto tiempo lograron disimular: que la derecha pura y dura (la que expresan los grandes grupos económicos y mediáticos del país) se lleva muy mal con la democracia y sus incertidumbres; y ya no le interesan ni las elecciones, ni sus resultado
ResponderEliminarmas claro imposible
La derecha sabía hace tiempo que perdía en Octubre, pero ayer quedó matematicamente corroborado y por eso lo enterraron a Macri, que bailaba con cara de estúpido sorprendido.
ResponderEliminarDe acá a las elecciones intentarán con el terrorismo económico y judicial, y después,con el entrismo.
Pensar que se van a resignar es ingenuo.
Si el margen del triunfo en Octubre es categórico,será ese el momento para ir a fondo,tanto contra los grupos económicos como contra el poder judicial.
Pero hay que hacerlo enseguida.Esperar sería darles oportunidad para rearmarse y condicionar al futuro gobierno.
El Colo.
no se van a quedar tranquilos... Si quieren, a DOS le van a tirar un cadáver en Octubre. En la PBA es sumamente fácil...
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