MÁS QUE CAMPAÑA SUCIA, CAMPAÑA BOBA

Una campaña que arrancó el año con la inverosímil denuncia de Nisman no podía terminar de otro modo que con éste papelón: la denuncia de Pato Bullrich y Laura Alonso (las Patty y Selma del PRO) por supuesto espionaje del gobierno contra periodistas, jueces, empresarios y políticos opositores.

Como se puede ver en el enlace el texto tiene apenas cuatro carillas, y ni siquiera se tomaron el trabajo de acompañar la nómina de los "espiados", que sí distribuyeron en cambio profusamente entre los medios: una muestra del "modus operandi" de ésta gente.

La presentación es una completa ridiculez, a punto tal que señalan que "el patrón común de todos los espiados es que mantienen posiciones críticas o independientes al gobierno nacional", cuando están incluidos en el listado los conjueces que Cristina propuso para la Corte Suprema (encabezado por León Arlasnián); en la lista que fuera declarada nula por el tribunal. 

Para aumentar el ridículo, el listado es casi idéntico a uno similar presentado en el 2012 en otra denuncia del mismo calibre por Héctor Alderete, el ex servilleta que maneja el portal SEPRIN y que está procesado justamente en una causa por espionaje ilegal junto con Carlos Pagni y Roberto García (entre otros), que también figuran en el listado. 

O sea un auténtico oxímoron, sólo superado por el hecho de que el PRO haya elegido cerrar su campaña con una denuncia por espionaje ilegal, que es como si Barreda hiciera una denuncia por violencia de género. 

Una denuncia en la que incluyen como "espiados" a un paisano de cada pago opositor, casi como si trataran de lograr una Unión Democrática de la indignación antes del domingo (no faltaron los bobos que se prendieran de inmediato, como Donda y Stolbizer), para forzar la polarización anti k sumándole votos a Macri.  

Entre los "objetivos" del supuesto espionaje (los "papeles de trabajo" parecen hechos por Capusotto) merecen señalarse el rabino Bergman, Victoria Donda, Binner (que a esta altura es como escuchar las conversaciones de Nicolino Roche) , Ismael Bermúdez, (que figura por su verdadero nombre, al lado de los dirigentes del PO y entre ellos Altamira; o sea que pincharon el teléfono de la familia Wermus), Vilma Ripoll, Mirta Tundis, Marcelo Bonelli (morimos por ver las desgrabaciones), Fayt (ídem), Durán Barba, Guillermo Lobo, Sobisch, "Los Leuco" (así identificados), Silvia Fernández Barrio, Milani (el espiador espiado), Luciana Salazar, Jorge Rial, Luis Ventura (para estar al tanto de los últimos chismes de la farándula debe ser), Beatriz Sarlo, Tenenbaum, Mirtha Legrand, Majul (los espías habrían descubierto que es mas pelotudo aun de lo que parece en televisión), Ricardito Alfonsín, Roy Cortina, José Luis Espert, Martino (el desplazado CEO del HSBC), los ejecutivos de Clarín y Cablevisión (pero mirá vos que casualidad, justo cuando fue rechazada la compra de Nextel y está pendiente su adecuación a la ley de medios), el hijo de Mauro Viale (si fuera cierto que alguno lo espía, hay que meterlo preso por boludo) y la familia completa de Situso, incluyendo al nieto de 6 años. Todo muy serio.

Una especie de "Libro Azul" del PRO, pero en clave boba, acorde a la menor estatura histórica de los personajes;  así como en tiempos de Braden firmaban solicitadas en apoyo a Tamborini Borges, Victoria Ocampo o Bioy Casares, y hoy lo hacen Campanella y Marcos Aguinis.  

Por supuesto que en los días que faltan hasta la elección no se hablará (o no hablarán) de otra cosa, incluso tras la veda. Peor para ellos: la política les pasará por al lado y seguirá su curso hacia la decisión crucial del domingo; mientras ellos siguen aferrados hasta el final a un modo de construcción con reiterados y probados fracasos. 

El episodio es el papelón final de un campaña -la de Cambiemos- plagada de barquinazos, idas y vueltas; desde las promesas de derogación masiva de todas las leyes troncales sancionadas estos años hasta las escenas de kirchnerismo explícito de Macri; desde la alianza con la UCR antiperonista hasta la inauguración de la estatua de Perón; y desde el sistemático anuncio del fin de ciclo hasta el ruego por el voto el domingo para que el FPV no gane en primera vuelta, pasando por papelones como el intento de anular las elecciones en Tucumán. 

Casi al filo del cierre de la campaña, vuelven al principio: denuncias inverosímiles y flojitas de papeles en los tribunales, que tienen por objeto rebotar en los medios con el objetivo de demostrar la intrínseca perversidad del kirchnerismo, y su absoluta predisposición a hacer cualquier cosa (por ejemplo fraude) para mantenerse en el poder.

Un formato cerrado, dirigido más a fidelizar al electorado propio, que a captar algún voto indeciso de acá al domingo. ¿Acaso la confesión implícita de que no estarían logrando retener la totalidad de los votos que obtuvo Cambiemos en las PASO?

Olvidaron de entrada -desde el lanzamiento mismo de las candidaturas- que lo que se vota el domingo es un presidente, para que gobierne; y si los que están haciendo hoy lo hacen mal, ellos -que aspiran a reemplazarlos- deben convencer a los electores de que lo harían mejor, diciendo claramente como y con quiénes.

Mientras no entiendan eso -el cronograma electoral marca que aunque lo hicieran,  ya es tarde- les seguirá yendo como les fue hasta ahora; y las urnas del domingo lo van a dejar en claro.