domingo, 3 de enero de 2016

ENCENDIENDO EL FUEGO


Por A.C.

La semana pasada las tasas de interés que ofrecía el Banco Central por las Lebac, alcanzaron un 38% anual, y estas letras ofrecidas por la Institución hoy conducida por Federico Sturzenegger, son la tasa de referencia que toman las entidades bancarias para fijar el interés que ofrecen pagar -por ejemplo- por los depósitos a plazo fijo.

Los bancos en base a esa referencia, están ofreciendo tasas que superan el 30%  anual, aunque según el ambiente financiero, las tasas de los plazos fijos en pesos a 30 días llegarían a un “valor de equilibrio” en torno al 35% anual en breve tiempo.

Y no hay economía que resista éstas tasas de interés, en tanto se pretenda mantener la actividad productiva y en consecuencia el empleo que ésta genera, sobre todo en el sector industrial y en las PYMES. Pero es evidente que la actividad productiva y el empleo no es la  preocupación ni la prioridad del gobierno del PRO, sino por el contrario, la apuesta del actual gobierno es la reimplantación de la especulación financiera sin límites.

Sin límites, como sin límites hoy son las tasas de interés que pueden pagar y cobrar los bancos, y a causa de la decisión de la actual conducción del Banco Central. Como las entidades bancarias pagan más del 30% de interés, la tasa que cobran por los préstamos supera el 45%, con lo cual, en la práctica, el crédito se torna inviable.

Paralelamente, ahora dicen que van a prorrogar la línea de créditos destinados a la actividad productiva vigentes hasta el 10/12/2015, línea de crédito para la cual los bancos debían destinar el 6,5 % de sus depósitos, y prestar por ejemplo a las PYMES  a una tasa del 19% anual. Pero advierten que será "...con cambios porque argumentan que hoy rige un esquema de tasas diferente."

La pregunta es sencilla ¿Con tasas de interés superiores al 30%, quién va a destinar dinero a una nueva inversión productiva, quien va a abrir una fábrica,  o quien va a invertir para aumentar su producción actual ?  Si colocando el dinero en un plazo fijo, por cada millón de pesos se obtendrán al año más de $300.000 de interés, resulta muy difícil que se elija otro destino.

A no ser que la otra opción sea sacar el dinero del país, y  para ello, éste gobierno también facilita la fuga de capitales, ya que eliminó la obligación que recaía sobre bancos nacionales y extranjeros para mantener en cartera por tres días hábiles los títulos adquiridos antes de volver a venderlos en las operaciones de “contado con liqui”. La liberación de éste instrumento siempre elegido por las grandes empresas, es otra demostración de la apuesta por la especulación y la fuga.  
 
A ésta realidad de tasas inverosímiles y eliminación del crédito, se agrega la liberación del mercado cambiario, medida que ya adelantaba el PRO durante los días previos a la segunda vuelta electoral, lo que produjo una estampida de precios que supera en promedio el 25% en relación al mes de Noviembre, y con precios puntuales que muestran aumentos aún mayores, como en el caso del rubro alimenticio.

En éste marco de liberación cambiaria con muy negativos efectos sobre los precios internos, los números son elocuentes: el dólar oficial, en base al cual se realizaban todas las operaciones de exportación e importación y por lo tanto determinaba los precios internos, cotizaba a $8,57 el 2 de Enero de 2015.

Finalizado el mandato de la anterior Presidenta el día 10 de diciembre, la cotización alcanzaba  a $9,76, es decir que durante el año 2015, la cotización había sufrido una variación en más de once meses de alrededor del 14%.

En veinte días del nuevo gobierno, con un dólar por arriba de los $13, el incremento del dólar oficial supera el 35% (reitero, en veinte días), aunque el marginal –que se sigue negociando- supera los $14, elevando el incremento de la divisa norteamericana a más del 45% en relación al 10 de diciembre.

Un desastre cambiario provocado deliberadamente, elevando los precios, destruyendo el poder adquisitivo de los salarios, reduciendo así costos internos y produciendo una enorme transferencia de ingresos a favor de los grandes sectores de la economía, como el sector exportador que obtiene ingresos en divisas, o el sector bancario, que en base a sus fuertes tenencias en dólares, con la nueva cotización de esa moneda hace desaparecer mágicamente sus pasivos.

Sin embargo el Sr. Sturzenegger a través de un comunicado del BCRA del 29/12/15, sostiene que  "Habiéndose normalizado el funcionamiento del mercado cambiario, en la presente licitación de Letras el BCRA ya focalizó su atención en la evolución de los precios domésticos. A pesar de una reducción de la inflación desde la unificación cambiaria, los niveles registrados se ubican todavía en rangos muy superiores a los que el BCRA considera razonables. En tanto persista esta divergencia, el BCRA actuará de manera contractiva a fines de contener la evolución de los precios, objetivo primario de actuación de la Institución".

Pero el BCRA focalizó tarde su atención en los precios domésticos, porque la estampida de precios ya se produjo, y solamente desde la enajenación puede sostenerse que hubo una reducción de la inflación desde la liberación cambiaria.

El mismo Sr. Federico Sturzenegger que hoy preside el Banco Central, se encuentra procesado como partícipe necesario del delito de negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función pública.  

El procesamiento fue confirmado hace pocos días por la Corte Suprema, y se  origina en el gobierno de la Alianza, del que Sturzenegger formó parte, y con motivo de la negociación del llamado “Megacanje” de deuda argentina.

De acuerdo a la causa judicial, el Sr. Sturzenegger, siendo en el 2001 funcionario del Estado argentino, favoreció a los bancos Francés, JP Morgan, Citigroup ,Santander Central Hispano, HSBC, Galicia y el Crédit Suisse First Boston, para que realizaran un enorme negocio: estos bancos aportaron casi la totalidad de los bonos involucrados en el megacanje de deuda externa, pero esos bonos en realidad ya estaban dentro de las carteras de estos bancos. Pese a ello, cobraron  150 millones de dólares de comisiones financieras por la operación y por hacer de intermediarios de sí mismos.

Privilegio de la especulación por sobre la actividad productiva, alza descontrolada de precios, baja del poder adquisitivo de los salarios, achicamiento del mercado interno, pérdida de empleos, transferencia de recursos a sectores concentrados de la economía, fuga de divisas. Los mismos personajes, las mismas ideas del 2001, hoy están encendiendo el fuego.

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