martes, 12 de enero de 2016

PROBLEMA CRUDO


El gobierno de Néstor primero y de Cristina después fueron consecuentes en diseñar -desde la política- una estrategia cuyo objetivo es la maximización de inversiones y de los recursos empleados para el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos, en el corto, mediano y largo plazo.

Con marchas y contramarchas, ensayos pruebas y errores; desde la "ley corta" de hidrocarburos y el intento de "argentinización" de YPF con la fallida incursión de Eskenazy, a las retenciones móviles a las exportaciones de petróleo, la nacionalización de YPF, la Ley 26.741 (que impregnaba un nuevo paradigma a la anterior 17.319) y el Decreto 1277/12 fueron las herramientas de esa decisión política. 

Con estas herramientas y la posterior modificación de la Ley 17.319 se enfrentó la realidad; que además es cambiante por definición: pensemos en los valores del petróleo hace una década, y hoy.

Por la Resolución Nº 14/15 de la “Comisión de Planificación y Coordinación Estratégica del Plan Nacional de Inversiones Hidrocarburíferas” (creada por el Decreto 1.277/12) se diseñó una política sectorial para reducir la brecha entre la producción de crudo (del tipo Medanito que es el que se refina en el país por su mejor aptitud para este proceso) de dos vías: (1) incrementando en el corto plazo la producción de petróleo crudo, reduciendo de esta forma las importaciones y, por ende, el flujo creciente de divisas, y (2) estimulando la inversión en exploración y explotación para contar con nuevos yacimientos que permitieran recuperar el horizonte de reservas y lograr el autoabastecimiento de hidrocarburos.

Consecuencia de este decisión se debió resolver que hacer con el excedente de producción que no pudiera ser procesado en las refinerías locales, y que por ende debía ser vendido, en un contexto de caída del precio internacional del barril de crudo.

La circunstancia de estímulo a la producción y precios bajos requirió contar entonces de una intervención estatal de asistencia para ser posible. Y esto para contar con petróleo a precios razonables y en cantidad previsible en el tiempo, para asegurar otras políticas, como fueron la de “industrialización + producción + empleo” y la de “aumento de las exportaciones e ingreso de divisas”.

Esa política dispuesta fue establecer compensaciones económicas temporales pagaderas en pesos destinadas a fomentar la producción de petróleo: “de hasta TRES DÓLARES ESTADOUNIDENSES POR BARRIL (3 USD/BBL), por la producción total de cada empresa que resulte beneficiaria, siempre y cuando su producción trimestral de crudo sea mayor o igual a la producción tenida por base para el presente programa, y que el precio de venta de referencia en el mercado al que destine su producción sumado al compensación que reciba como estímulo a la producción no supere los valores por Cuenca definidos en el apartado I.9 del Anexo I de la presente; por otro lado, si debido al excedente de producción de petróleo crudo generado y que por sus características técnicas no puede ser refinado en su totalidad en el territorio nacional, para estimujlar la exportación de los saldos, de una compensación económica de hasta DOS DÓLARES ESTADOUNIDENSES POR BARRIL (2 USD/BBL) de “Petróleo Crudo” exportado, a favor de las empresas beneficiarias que destinen parte de su producción al mercado externo; y para aquellas empresas que destinen parte de su producción al mercado externo cuyo promedio de exportación trimestral se encuentre por encima de la exportación tenida como base para el presente programa, de hasta TRES DÓLARES ESTADOUNIDENSES POR BARRIL (3 USD/BBL) de petróleo crudo exportado, aplicable a la exportación de cada beneficiaria, montos que no podrán ser acumulables con el referido en el párrafo previo.” (Res. 14/15 CPCEPNIH)

El programa de asistencia se planteó hasta el 31/12/2015, donde sería reconsiderado a la luz de las circunstancias que se dieran a esa fecha.

Al día de hoy, de esas circunstancias, se dan dos relevantes: (1) el precio del barril de crudo se desmoronó hasta la linea de los U$S 31/32, el más bajo desde 2003; (2) el gobierno de Macri, con el área concentrada en manos de Aranguren (ya que por Decreto 272/15 disolvió la Comisión de Planificación y Coordinación Estratégica del Plan Nacional de Inversiones Hidrocarburíferas y le transfirió sus competencias al ex CEO de Shell, ver acá), discontinuó el pago de las compensaciones.

Se advierte en esta medida que los anuncios de Aranguren se están cumpliendo: no le interesa el nivel de producción local de petróleo, porque para él el autoabastaecimiento (la soberanía energética) es una política que no comparte ni entiende estratégica para el país; si declina la producción local se suplirá con importaciones; no está entre sus preocupaciones de funcionario estatal el mantenimiento del nivel de actividad, y con ello de ocupación de mano de obra local y la participación de las provincias en las regalías petroleras.

No por sabido es menos grave. Los diarios de hoy dan cuenta de los encuentros en Chubut del gobierno provincial, empresas y sindicatos.

Ellos rubricaron una acta de 7 puntos donde reclaman se restituyan los mecanismos o se implementen nuevos que “permitan morigerar los efectos de esta situación", exigieron un "tratamiento equitativo al precio del petróleo de exportación para el mantenimiento de la paz social" y advirtieron que de no existir esos mecanismos “se generará una caída significativa de la actividad".

Es al gobierno nacional (que parece desentenderse de la cuestión) al que le exigen respuestas; y los dichos y las medidas que hasta acá vinieron planteando Macri y Aranguren y su predisposición a alentar o practicar despidos de personal, no transmiten precisamente tranquilidad.

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