miércoles, 10 de febrero de 2016

COSAS QUE EXPLICAMOS MAL: LA INCLUSIÓN PREVISIONAL


La política de seguridad social del kirchnerismo tuvo una clara prioridad: ampliar significativamente la tasa de cobertura del sistema, por encima de la tasa de sustitución; es decir el porcentaje que representa la jubilación por sobre el salario que el trabajador percibía estando en actividad.

Esa prioridad atendía a otorgar más beneficios en el marco de las moratorias abiertas para quienes no reunían los requisitos regulares para jubilarse; con un claro propósito restaurador de los trayectos laborales individuales alterados por las políticas de los 90', que causaron niveles altísimos de desempleo e informalidad laboral.

El mérito de las moratorias y planes de inclusión previsional vino por el lado de la ampliación de derechos para muchos que no esperaban ya poder acceder a ellos, y el fortalecimiento del consumo popular volcando dinero al mercado interno, para sostener la actividad. Por el contrario, si se privilegia exclusivamente la tasa de sustitución, es muy probable que buena parte de los recursos destinados a la seguridad social por el Estado terminen cayendo en mayor medida en sectores con capacidad de ahorro, que postergan decisiones de consumo porque pueden hacerlo.

Pudo mejorarse la "sintonía fina" de las moratorias en cuanto a la determinación del universo de posibles beneficiarios, y de hecho se hizo en la última sancionada en el 2014, pero en trazos gruesos la idea se plasmó: la cantidad de jubilados prácticamente se duplicó, y la tasa de cobertura previsional de la población en edad y condiciones de contar con un beneficio hoy ronda el 97%, con la posibilidad de llegar a la cobertura total. 

Y sin embargo es notorio que el kirchnerismo no pudo capitalizar políticamente en plenitud los réditos de esa política; más allá de lo anecdótico (pero importante) del episodio por todos conocido de "Fulano cobra la jubilación de la moratoria y siempre nos votó en contra".

Es obvio que los niveles de las jubilaciones y pensiones distan mucho del ideal y que en un país con historia inflacionaria como el nuestro la queja por los bajo ingresos tiene siempre fundamentos; pero lo real es que la idea de ampliar la cobertura previsional chocó de frente muchas veces contra el paradigma de la "tasa de sustitución", en especial con el reclamo del 82 % móvil; convertido en una especie de fetiche. 

Mas aun entre quienes cobran jubilaciones que no vienen de las moratorias: "ganamos poco porque jubilaron a gente que no hizo aportes" es la queja habitual; como si las personas eligieran voluntariamente estar desempleadas, o trabajar en negro.

El famoso "82 % móvil" es un reclamo que tiene que ver con un combo de remembranzas bastante particular, con quiebres en la memoria histórica social: por un lado nos remite a un país de pleno empleo, estabilidad laboral y bajos niveles de empleo informal, sin mayores desigualdades salariales entre sectores de trabajadores.

Y por el otro, tributa a la lógica de los sistemas de capitalización individual ("yo aporté más, tengo que cobrar más"), y a la perpetuación en la etapa de la pasividad de las asimetrías salariales que se agigantaron en los 90' y años posteriores; como consecuencia del modelo de desarrollo elegido.

Contra ese núcleo duro de ideas se estrellan los intentos de explicar que el sistema de prioridades escogido por el kirchnerismo con sus políticas (complementado luego con la ley de movilidad) reveló ser más sustentable a largo plazo, e incluso comparado con su punto de partida mejoró la tasa de sustitución, y disminuyó los índices de litigiosidad; en especial desde que en el 2009 comenzó a aplicarse la ley de movilidad que establece los aumentos semestrales.

1 comentario:

  1. El que reclama el 82% móvil para todo jubilado, es un irracional.
    ¿Porqué hay que pagarle el 82% a quien se jubiló ,por ejemplo, como Ceo de una multinacional?
    ¿Porque hizo aportes en base a sus extraordinarios ingresos?
    El sistema "de reparto" parte de otra concepción, que es que lo recaudado por el sistema se distribuya de manera más equitativa, para que los de menores ingresos (y por lo tanto de menores aportes) no tengan jubilaciones paupérrimas.
    El Ceo ya tiene además de su jubilación, su seguro de retiro y sus inversiones. Y plata afuera.
    Los del 82% móvil, en realidad, están pidiendo el regreso de las AFJP y su sistema de despojo. Cebecitas de termo.
    El Colo.

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