miércoles, 15 de junio de 2016

ANTES, DURANTE Y DESPUÉS DE LÓPEZ


Desde que ayer lo encontraron a López con bolsos con dólares que no se habla de otra cosa, y así será por un buen tiempo: su nombre y apellido reemplazarán a Lázaro Báez en la tapa de los diarios, que apagaron el tema Báez luego de que el empresario musitara el nombre mágico: Calcaterra.

Respecto al caso López nos remitimos -en mérito a la brevedad- a lo que dicen acá los diputados nacionales del Frente Para La Victoria, y a lo que dice acá Gerardo Fernández: que López se pudra en la cárcel si metió la mano en la lata, pero no aprovechen la volada para vendernos gato por liebre; e invalidar en bloque el período kirchnerista, mientras se llevan puesto el país.

El trabajo de la justicia en éste caso debería ser muy sencillo: López era funcionario público y como tal, debía declarar la composición de su patrimonio y el origen de sus bienes. Mas aun cuando -según se dice- no declaró tener dólares, y lo agarraron con las manos en la masa: si no puede explicar de donde los sacó, va en cana, y listo. 

Y rapidito, sin shows mediáticos, sin "arrepentidos" ni "delaciones premiadas" como en Brasil (donde están cayendo uno a uno los que aprobaron el impeachment a Dilma), sin Majul apretándolo por televisión y las redes sociales. 

Pero hasta el minuto antes de que López apareciera en el monasterio con los dólares, pasaban cosas: Marcos Peña ratificaba al cuestionado Aranguren porque "es un ministro de lujo" y el tarifazo se desplegaba impiadoso por todo el país, el gobierno trataba de disimular la derrota en las elecciones de Río Cuarto (donde el propio Macri se involucró en la campaña a favor del candidato de "Cambiemos"; y -lo más importante- la Cámara de Diputados se apresta a aprobar el blanqueo de capitales y el avance sobre la sustentabilidad del sistema jubilatorio.

Eso sin contar que -desde la óptica estricta de la preocupación por la corrupción y la transparencia- hay 22 funcionarios de primer nivel del gobierno (empezando por Aranguren) con claras situaciones de conflictos de intereses, el presidente del Banco Nación admitió tener el 85 % de su voluminoso patrimonio (¿nadie se preguntó como lo hizo, será porque no anda con bolsos como López?) fuera del país y no piensa traerlo todo "hasta que el país no genere confianza"; y el mismísimo presidente tiene más de una explicación que dar en la justicia sobre sus cuentas y sociedades en el exterior. 

A propósito: si Macri trajo la plata de Bahamas, lo que los funcionarios deben hacer es mostrar los papeles que así lo comprueban, y explicar como habría comprado bonos del Estado si sus bienes estaban en un "fideicomiso ciego", con el cual él no tendría contacto en todo su mandato. 

Como se ha dicho antes acá, el blanqueo que seguramente aprobará el Congreso no obliga a traer efectivamente la plata al país; y todo el que blanquee (por sí o por testaferros, porque los parientes no están excluidos) será blanqueado por los bolsos de López: el razonamiento sería "hay que manotear el Fondo de Garantía de la Anses, vender las acciones y aumentar las tarifas, porque se la llevaron toda". Mejor no le pudo haber caído López a Macri, ni en momento más oportuno.

Y un blanqueo propagandizado acá por el señor de la imagen de apertura, que por si alguno lo sabe es Gabriel Martino, el CEO del HSBC desplazado en su momento de su cargo por el Banco Central en la gestión Vanoli, por haber facilitado la plataforma financiera imprescindible para la fuga de capitales al exterior de los titulares o administradores (como Prat Gay de las 4040 cuentas en el HSBC. Hoy asesor presidencial en temas económicos, además.

El hallazgo de las cuentas suizas dio lugar a una causa empantanada en la justicia aunque solo la evasión de impuestos al fisco se calculó hace año y medio en 62.000 millones de pesos: unos cuantos bolsos de López, digamos. Ni hablar de los 60.000 millones de dólares que Martino pronostica que ingresarán al blanqueo, tentados porque no tienen obligación de traer la plata, y porque dejarán de pagar una serie de impuestos que se eliminarían. 

Martino pronostica un éxito rotundo para el blanqueo, y es muy posible que sepa de lo que habla: eso (ayudar a blanquear) es su metier habitual, además de prestarle plata al Banco Central a través del "repo" para las reservas, a cambio de una letra del Tesoro por el doble del valor del préstamo.

No está demás recordar -para que lo piensen en los ratos libres del caso López- que cuando se votó en el Congreso la ley para crear una comisión bicameral investigadora de las cuentas del HSBC, el PRO y sus aliados de "Cambiemos" votaron en contra, o se abstuvieron; y que cuando Martino fue desplazado de su cargo en el HSBC las principales cámaras empresarias del país (empezando por AEA) pidieron su reposición en el cargo, algo que haría Sturzenegger al asumir la presidencia del Banco Central.

Eso si quieren hablar de corrupción. Si en cambio quieren, hablamos de política: de inflación, de empleo, de nivel de actividad; de destrucción del poder adquisitivo de los salarios y de empresas que cierran y trabajadores que pierden sus puestos de trabajo, todos los días. De un segundo semestre que pasó a mejor vida, y una luz al final del túnel que parece apagarse, como una vela.

Pero de política, eh: con argumentos y sin condescendencias. Porque ahora parece que los boludos somos nosotros porque  votamos al kirchnerismo ignorando o no queriendo ver que eran simplemente una banda de ladrones, y no ellos; que se morfaron el buzón de Macri. 

Hablemos entonces de todo eso que pasó a segundo plano con los bolsos de López, y seguirá así posiblemente por mucho tiempo más 

1 comentario:

  1. Por supuesto que el pro aprovechará para llevar agua a su molino. Lo que da bronca es que un choro y además pelotudo como López, deje a los medios y a los globoludos la pelotita en su área, para que se sigan regodeando sobre los ¨vicios¨ del kirchnerismo. A López habría que dejarlo veinte años en cana no sólo por corrupto, sino por cagarse en el proyecto político que le dio de comer.

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