(*)
El fallo de la Corte Suprema anulando el tarifazo del gas para los usuarios residenciales dispara muchas reflexiones a futuro, más allá de sus consecuencias inmediatas en los político y económico. A vuelo de pluma y sin que el orden en el que se proponen indique precedencia, se nos ocurren algunas:
* La rebelión
social contra el tarifazo abre la ventana de oportunidad para una discusión más
amplia sobre los servicios públicos, sus condiciones de prestación y
accesibilidad, los niveles de tarifas y de subsidios para atemperarlas, y el
rol del Estado y los capitales privados en su prestación.
Una discusión que
durante el kirchnerismo fue pospuesta primero en el marco de emergencia de la
salida de la post convertibilidad, y que luego quedó trunca cuando se planteó
la “sintonía fina”; y que el macrismo pretendió dar por saldada retomando -sin
más- los parámetros noventistas de desregulación y apertura a los mercados.
* Dicho lo
anterior, el debate por el tarifazo vino a reivindicar una de las políticas más
denostadas de los 12 años de gestión del kirchnerismo, como los subsidios a las
tarifas de los servicios públicos: por más objeciones que se hagan (y por más
válidas que sean) a su rusticidad o “trazo grueso”, hoy existe un consenso
social amplio a favor de sostener algún nivel de subsidios, que impidan que las
tarifas de los servicios reflejen estrictamente su costo de producción, más la
rentabilidad de las empresas; con prescindencia del rol social y productivo de
esos servicios, que no pueden mirarse exclusivamente desde una óptica de
mercado.
De ese consenso no
quedan excluidos muchos votantes de Macri, que pueden hacer creído de buena fe
que “no nos iban a sacar nada de lo que teníamos”, y que “íbamos a vivir mejor".
Se dijo más arriba y se reitera: hay que discutir también en que servicios y
bajo que condiciones pueden existir operadores privados; y en cuáles el rol del
Estado es insustituible e indelegable.
* El espontáneo
movimiento social de resistencia al tarifazo que se extendió por todo el país
marcó de un modo visible los límites de tolerancia social al ajuste, tanto como
el rechazo a un modo particular de construir las políticas públicas: la
obligación de hacer audiencias públicas es más que una formalidad legal, y le
impone al gobierno de los CEO’s transparentar decisiones que hubiera preferido
que permanezcan en la oscuridad, como la colosal transferencia de recursos de
los ciudadanos a las petroleras.
* Los amparos que
proliferaron por todo el país y los “ruidazos” que visibilizaron la protesta
generaron la oportunidad para que Corte se expidiera, tanto como el marco
social en el que lo hizo; y dejaron una enseñanza sobre como oponerse con
eficacia a Macri y sus políticas; en un contexto de ostensible morosidad de la
política “institucional” (la que expresan los partidos y se escenifica en el
Congreso) para asumir su rol de representación de los intereses ciudadanos.
En ese contexto
debe releerse la apelación de Cristina a formar un “frente ciudadano” que pudo
sonar confusa cuando la hizo; y en ese sentido cobran particular importancia
las palabras de la propia Cristina en Ensenada, en vísperas del
Congreso de reunificación de la CGT.
* Un escenario de conflictividad social en alza
interpela a la política para proveer canales adecuados de expresión de las
demandas de los diferentes actores que tienen razones objetivas para oponerse a las
políticas del gobierno de Macri.
Si bien las
estructuras partidarias tradicionales son indispensables (y monopólicas en términos
constitucionales) para canalizar electoralmente esas demandas, su
representatividad está en tela de juicio, y la salida del kirchnerismo del
gobierno deja a la expresión de lo nacional-popular en el llano, con la
obligación de adaptarse a una nueva realidad; tanto como expone las debilidades
de un sistema político que implosionó en el 2001, y no se ha recompuesto aun.
* En ese marco,
algunas decisiones de las cúpulas partidarias no hacen más que acentuar la
distancia de representatividad real con los ciudadanos: al reto público de la
Corte al Congreso en su fallo por la vacante del Defensor del Pueblo, el PJ le contestaría proponiendo a Roggero (aquél que presidía el bloque de diputados en
tiempos del menemismo), así como acaba de nombrar a Lamberto al frente de la
AGN.
Dos saltos atrás en el tiempo hacia los 90’, en el
preciso momento en el que la reacción social acaba de ponerle un freno al
intento de volver de pleno a las políticas de entonces.
* El fallo de la
Corte y sus derivaciones ponen en entredicho la sustentabilidad del programa
económico del gobierno, y generan todo tipo de dudas entre los inversores que
deberían “hacer llover” los dólares que espera y promete el gobierno. El enojo
de Macri tiene que ver con esto, porque le dificulta además cumplir compromisos
asumidos con empresas del exterior, fundamentalmente de EEUU.
* Pero además, tras
el fallo queda cuestionada también la gobernabilidad articulada por Macri, y su
capacidad de conducción de los conflictos; más si se trata de los
auto-generados por sus propias políticas como fue el caso del tarifazo: los gobernadores que lo bancaron públicamente y los
comunicadores estrella del dispositivo mediático hegemónico que apretaron en
forma pública y brutal a los jueces quedaron pagando con un sonoro papelón, y
habrá que ver que hacen los empresarios: si bancan el ajuste, o salen corriendo
a presentar sus propios amparos.
Las diferencias que
hay hacia el interior de las fracciones del capital (por escala, por intereses,
por actividad volcada al mercado interno o la exportación) quedarán más
expuestas todavía en los meses venideros, según sea la actitud que adopten
frente al tema.
* El episodio del
tarifazo (que aun no ha concluido) mostró al macrismo incurriendo en un error
que siempre se le achacó al kirchnerismo cuando emprendió en su momento sus
propias batallas (las retenciones móviles, la ley de medios): la subestimación
del adversario y su capacidad de organización y resistencia.
Claro que (y acá la diferencia con el kirchnerismo es más nítida) cuando la direccionalidad última de las políticas públicas es recortar derechos, transferir ingresos entre diferentes sectores sociales con sentido regresivo y efectuar un durísismo ajuste en busca de “equilibrios” y “derrames” (tal la hoja de ruta que propone el gobierno de Macri), la cosa se dificulta porque no se puede resolver simplemente diseñando mejores estrategias, o “mejorando la comunicación”.
Claro que (y acá la diferencia con el kirchnerismo es más nítida) cuando la direccionalidad última de las políticas públicas es recortar derechos, transferir ingresos entre diferentes sectores sociales con sentido regresivo y efectuar un durísismo ajuste en busca de “equilibrios” y “derrames” (tal la hoja de ruta que propone el gobierno de Macri), la cosa se dificulta porque no se puede resolver simplemente diseñando mejores estrategias, o “mejorando la comunicación”.
(*) Las explicaciones sobre la imagen de apertura, acá.
"Decenas de cámaras empresarias y miles de pequeños y medianos establecimientos comerciales e industriales, cooperativas, empresas recuperadas y clubes de barrio preparan la artillería jurídica para presentar ante los tribunales una andanada de demandas para que la Justicia anule el tarifazo gasífero..."
ResponderEliminarhttp://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-307382-2016-08-20.html
Una lástima,porque era la política energética correcta, correcta para Shell y los socios de Macri. Una lástima.
El Colo.