Hablar de la corrupción ajena es una formidable excusa
para no dar explicaciones sobre la propia.
Entretener a la gente todo el
tiempo con la denuncia de casos de corrupción es una excelente manera de que no
preste atención a las políticas del gobierno, y sus resultados; o en caso de
hacerlo, los justifique como un mal necesario e inevitable a causa -justamente-
de la corrupción.
Clausurar cualquier discusión
hablando sobre la corrupción es el mejor modo de no hablar de ideologías,
intereses, modelos y proyectos políticos y económicos, y sus beneficiarios y
perjudicados concretos.
Denunciar corrupción en el Estado
es un interesante recurso para desguazar programas, retacear recursos
presupuestarios, recortar derechos y plantear privatizaciones, reducciones del
gasto público o la venta a precio vil del patrimonio estatal.
Poner el foco en la corrupción
política es el mejor modo de evitar hacerlo en la que se ve en las empresas y
la actividad privada, que le está inescindiblemente unida, siempre.
Es decir que por donde se lo
mire, la corrupción puede ser para muchos un excelente negocio; y no solo para los corruptos.
Este gobierno es estructuralmente corrupto por donde se mire. Pero bueno, con este verso ya vienen llevando 3.864 programas de Intratables.
ResponderEliminarHablar de corrupción para engañar a la gente o distraerla de la realidad, es un recurso que resulta sólo cuando esa misma gente es muy ignorante o muy hdp. La norma aplica fenomenalmente al argentino promedio.
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