Cuando Macri decretó la “emergencia
estadística” decíamos que era muy sugestivo que lo hiciera justo cuando su
gobierno descargaba impiadosamente una batería de medidas que no podían sino
tener efectos negativos sobre el empleo, el consumo, los salarios y los
indicadores de pobreza e indigencia. A juzgar por sus dichos de Macri de ayer,
no estuvimos muy errados.
Con la velocidad de
una “blitzkireg” fríamente planificada se levantó el cepo, se devaluó la moneda
y se eliminaron retenciones, acelerando la inflación en general, y la de los
“bienes salario” (es decir los alimentos y consumos básicos de la canasta
familiar) en particular, de modo que el shock golpeó con particular dureza a
los más pobres.
Mucho antes de que
el INDEC volviera a medir la pobreza (con una metodología que ya algunos están
cuestionando), el otrora alabado “Observatorio Social” de la UCA decía que las
políticas del gobierno de Macri habían creado más de un millón y medio de
nuevos pobres, en unos pocos meses.
Consistente con esa
aseveración (la de que la pobreza aumentó significativamente con éste gobierno,
y por sus políticas) otros indicadores privados y del propio INDEC vienen
revelando el porrazo que se pegó la economía en los casi 10 primero meses del
gobierno de “Cambiemos”: el salario real perdió entre 10 y 15 puntos contra la
inflación, creció el desempleo (entre los trabajadores formales, entre los
informales mucho más), se desploman el consumo, las ventas minoristas, la
construcción (gran dadora de empleo, sobre todo informal) y la producción
industrial, en casi todas sus ramas.
Las jubilaciones
(ajustadas por la ley de movilidad del kirchnerismo) y la AUH (ídem) perdieron
también contra la inflación, por primera vez en muchos años, acaso con la
excepción del 2014; y el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) medido en dólares
pasó de ser el más alto de América Latina, a estar en la mitad de la tabla de
los países de la región.
Parafraseando las críticas a
Videla, no hubo errores ni excesos: se trató de políticas deliberadamente
gestadas con ese propósito, para bajar el costo salarial medido en dólares y
hacerle “recuperar competitividad a la economía”, es decir tasa de ganancia al
capital, incrementando la tasa de explotación de la mano de obra.
Un gobierno “de dos
velocidades” que atendió y atiende con celeridad las demandas del capital, mientras
posterga indefinidamente las del trabajo y de los sectores de ingresos fijos, y
los informales. Se niega a que se reabran las paritarias, no da respuestas a
los trabajadores no formalizados y -en la cumbre del cinismo- pide ahora por
boca del presidente que no lo juzguen por eso, y que la sociedad acepte hacer
“borrón y cuenta nueva”.
El mismo Macri que
prometió en campaña la “pobreza cero” quiere ahora clausurar la discusión sobre
los miles de nuevos pobres que creó con sus políticas, y sostiene que es poco
realista fijarse ese objetivo en tan solo cuatro años. Poco antes había dicho
algo parecido su Jefe de Gabinete; en algo bastante parecido a una confesión implícita
de que mintieron descaradamente en campaña.
Sin embargo, todas
y cada una de las medidas que Macri fue tomando en estos meses para entregarle
el país en bandeja al capitalismo buite y a los capitales golondrinas del modelo de
valorización financiera las justificó en la necesidad de eliminar la pobreza: bajo
esa premisa se rindió incondicionalmente a los fondos buitres, levantó el
“cepo”, desreguló el mercado cambiario, desmanteló los controles de capitales,
impulsó el blanqueo, aumentó brutalmente las tarifas de los servicios públicos
y se apresta a depredar los activos del Fondo de Garantía de la ANSES; mientras
clausuró la moratoria previsional, intentó aumentar la edad jubilatoria, sondea
el terreno para volver a plantear la flexibilidad laboral, y postula discutir
las paritarias del año que viene por las “metas de inflación”, y no por la
inflación pasada, y el poder adquisitivo que por ella perdieron los salarios.
Ese es Macri, su gobierno, sus políticas y sus resultados: vino a producir el shock
redistributivo (de los que menos tienen a los que más tienen) que su clase
ejecuta con precisión de relojería cada vez que considera que se ha atravesado
una línea invisible en materia de recuperación de empleo, salarios, dignidad y
derechos, y eso se les vuelve intolerable.
Ese es el verdadero
“punto de partida” del que hablaba ayer el presidente, y los que lo sustentan
ya se están preguntando si no es necesario otro manijazo similar al del
comienzo: se habla con insistencia de “alto costo laboral”, “atraso cambiario”
y “sinceramiento de las tarifas”, preparando acaso una nueva devaluación y más
golpes al bolsillo popular.
Como lo hacían
antes con los tanques y las botas, los golpes de mercado disciplinadores o la
cooptación de los partidos populares para que ejecutaran su programa; ahora
convalidados por los votos que obtuvo -en buena medida- sobre la base de la
promesa falsa de que “nadie iba a perder nada de lo que tenía”, Macri vino para
eso, y eso es lo que está haciendo: no hay “ensayo y error” o aprendizaje sobre
la marcha, sino en todo caso avances y retrocesos, según el grado de
resistencia social y política con que se encuentra.
En ese contexto, es
absurdo ingresar en una discusión metodológica sobre la confección de los
índices de pobreza a e indigencia, porque lo concreto es que desde el 2003
hasta el 2015 la tendencia del proceso marcaba la disminución de ambos (después
podemos discutir en cuanto, pero el hecho en sí de la baja es incontrastable), y desde el
10 de diciembre la tendencia se revirtió, y drásticamente: el kirchnerismo se
fue del poder con menos pobres que los que recibió, y Macri hoy tiene más de
los que heredó; lo demás es cuento.
Y como decíamos más
arriba, en el colmo del cinismo pretende ahora que miremos para el costado como
sociedad, y hagamos borrón y cuenta nueva con el estropicio social que
produjeron en menos de un año, y miremos para adelante; porque “lo que pasó
pasó”, y las medidas que tomaron eran inevitables “por la pesada herencia
recibida”, “para evitar convertirnos en Venezuela” o porque “íbamos rumbo a
otra crisis como la del 2001”: no solo te meten la mano en el bolsillo o te
dejan sin trabajo, sino que te toman por pelotudo.
No conforme con la
impunidad mediática y judicial de la que goza, y con la amnistía mental que
vastos sectores de la sociedad han decidido concederle (pasando por alto quien
es, o votándolo precisamente por eso: por lo que es y representa), Macri
reclama ahora impunidad electoral y ante la historia, poniendo bajo un paraguas
de olvido casi una cuarta parte de su gestión.
El juicio de la historia está lejos, el de las
urnas más cerca. Acaso sea esa la oportunidad para demostrarle cuan equivocado
está.
Si estuviera por partir les diría "llevo en mis oídos el peor y más diabólico mensaje de una persona inescrupulosa y mentirosa congénita". Ayer nos mostró el rostro más perverso de un tipo que con mucho cinismo viene a decirnos que luego de 10 meses desastrosos para la república, por ende nosotros sus habitantes, aceptará que recién hoy comienza su gestión y a partir de este punto la deberemos calificar.
ResponderEliminarNo sé ustedes, pero luego de tanta mentira y lamentables puestas en escenas, no hay nada positivo para rescatar. Habló de pobreza cero y con ese slogan de campaña quiso que el Papa Francisco lo recibiera con los brazos abiertos y lágrimas en los ojos.
Habló de la deuda histórica con los jubilados y hoy los condena a la indigencia.
Subió a los escenarios bailando, acompañado por la banda de impresentables igual que él, porque venía la Revolución de la Alegría y tuvo que hacer blindar el auto que lo traslada.
Iba a combatir la corrupción y la caca le está alcanzando las rodillas.
Iba a combatir el narcotráfico y junto a la Bullrrich montaron escenas violentas largando a los Lanata, trajeron a Perez Corradi, lo detuvieron al Monchi de Los Monos y ahora inventan una banda encapuchada que lo amenaza desde la TV. Mientras tanto, reprimen a lo guacho a los trabajadores que protestan.
Le devolvió las ganancias a los de las economías concentradas, pero no a los trabajadores.
Manda a sus secuaces a reunirse con el trío de la CGT (Confederación de Garcas Traidores)para que le den instrucciones sobre cuando deben realizar el "paro" y el modo de comportarse en las protestas.
Vive cansado pese a que no hace ningún esfuerzo, ni siquiera de superarse personalmente articulando palabras coherentes no escritas por sus asesores los intelectuales formados en los baños del bodegón.
POBREZA: 33% - INDIGENCIA: 7% - TOTAL DE MISERABLES: 40%, y vá en búsqueda de empardarlo a De la Rúa: 53%.
Tendrán en cuenta los tres tristes Garcas Traidores, que de ese 40%, el 30% son trabajadores formales y precarizados.
Como dijo Pepe Mujica, Argentina y Brasil parecen repúblicas bananeras, la puta que los parió.
No esperemos cien años. Elijamos luchar ya.
La soberbia no la pueden disimular, capaz q ni
ResponderEliminarquieren disimularla. Ellos te dicen desde cuando
aceptan ser evaluados. Mil gracias a todos los que
con su voto ayudaron a que lleguen al gobierno.
Pan de trotyl. Y lo evaluamos sobre los escombros.
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