No podía ser y no fue: la aventura de Malcorra en busca de la Secretaría General de la ONU terminó como tenía que terminar, con escaso apoyo y naufragando ante el previsible veto del Reino Unido; que jamás podría aceptar convalidar que se entronice en ese cargo a alguien cuyo país de origen (porque nuestra canciller tiene ciudadanía española) sostiene con ellos una disputa irresuelta por la soberanía de Malvinas.
Algo que por supuesto nuestra semianalfabeto funcional presidente pareció no comprender, como lo comprueba su papelonazo en la propia Asamblea General de la ONU al tergiversar las declaraciones de la premier británica Theresa May.
El veto inglés a Malcorra terminó siendo el único en su contra de los 5 miembros permanentes del Consejo de Seguridad por razones prácticas: Rusia y China tenían motivos tanto o más valederos para objetarla, pero prefirieron que otros cargaron con el costo político de tomar la antipática decisión de ponerle “bolilla negra”.
Rusos y chinos tenían motivos para objetar a Malcorra, y son obvios: ambos países fueron zambullidos de pleno en las disputas domésticas de la Argentina y en ese marco, las vinculaciones del país con ellos fueron puestas bajo la lupa de la “revisión de la pesada herencia recibida” por “Cambiemos” del kirchnerismo; para luego (sequía de dólares mediante) recular en chancletas y pedir la escupidera de divisas e inversiones, no sin antes sumar un papelonazo personal -mano a mano- de Macri con Putin.
Si la candidatura de Malcorra hubiese sido una aventura personal de la canciller, vaya y pase, pero fue más que eso: tuvo el apoyo indisimulado del Departamento de Estado, y a partir de eso el gobierno argentino (interesado en reflotar las “relaciones carnales”) la hizo propia, bajo la pavota consigna de “volver a insertarnos en el mundo”. De allí que sea correcto considerar al traspié como una derrota de la administración Macri, que no dejó torpeza diplomática y política por cometer en el empeño.
Pero hubo más: siendo que la nominación del Secretario General de la ONU implica un proceso que involucra a los miembros del Consejo de Seguridad, el gobierno argentino actuó con total desconocimiento del hecho de que sus miembros no permanentes están puestos en sus bancas en representación de bloques regionales; y en esa condición lo integran actualmente Uruguay y Venezuela, en representación de América Latina.
¿Hace falta decir que el gobierno bolivariano ha sido objetivo privilegiado de los ataques de la administración de Macri, desde aquél insólito pedido de aplicación de la cláusula democrática del MERCOSUR hasta el actual intento de acorralar al gobierno de Maduro en tándem con el gobierno golpista de Brasil, amenazando a los venezolanos con excluirlos del bloque regional?
Tampoco es menester recordar que esa embestida no ha contado hasta acá ni siquiera con el apoyo del moderado gobierno uruguayo de Tabaré Vázquez; país que también integra el Consejo de Seguridad.
Para peor, en medio de la definición del proceso de nominación del Secretario General de la ONU, Malcorra volvió a meter la pata y mal, cuestionando la decisión del gobierno de Colombia de someter a plebiscito los acuerdos de paz con las FARC, una cuestión que -es obvio señalarlo- es resorte exclusivo y privativo de los colombianos, donde los demás países no tienen por que meterse. Un pésimo antecedente para alguien que aspire a conducir el organismo multilateral: desconocer uno de sus principios fundamentales, como es el de la no ingerencia en los asuntos internos de otros Estados.
Malcorra fue el globo (sea entendida la expresión sin connotaciones políticas locales) de ensayo de una administración de los EEUU que concluye su mandato con todos los síntomas del “pato rengo”, a cuyo destino ha atado Macri buena parte de su intento de “volver al mundo”; a punto tal que en otro papelón internacional viene metiéndose de lleno en la campaña electoral yanqui, sin ningún interés nacional que lo justifique, ni siquiera desde la óptica de las “relaciones carnales”.
Otra muestra más de la absoluta falta de profesionalismo de una diplomacia que ha reclutado embajadores de la calaña de Ramón Puerta, Miguel Del Sel o Luis Juez; que viene de protagonizar otro papelón con el gobierno de Ecuador por sus declaraciones sobre la visita de Cristina y su condecoración por la Asamblea Nacional.
Malcorra fue la candidata de EEUU a la ONU a la cual Macri aceptó prestarle la cancillería por unos meses, para proveerle de la logística necesaria para dar varias vueltas por el mundo promoviendo su candidatura; auspiciada y promovida por el país de mayor desprestigio internacional, visto desde la óptica del multilateralismo que representa la ONU, como que es su principal saboteador con sus aventuras imperiales.
Y hablando de sabotear el multilateralismo (mientras se auspicia una candidatura para la ONU), no hay que subestimar los papelones que en ese plano hizo el gobierno de Macri en los meses que lleva de gestión: en un plano general y a poco de asumir tiró por la borda con su leonino acuerdo con los fondos buitres los principios para la reestructuración de deudas soberanas que el organismo aprobó por amplísimo margen, a partir de un proyecto elaborado por la Argentina bajo el gobierno de Cristina.
De ese modo sentó un nefasto precedente para futuras reestructuraciones de deuda, que va más allá del caso argentino; y así ha sido leído en medios internacionales. Claro que la rusticidad de la óptica con la que el macrismo mira ese “mundo” al que volvió le impide percibir estas cuestiones.
Pero aun vista la cuestión desde la óptica de nuestro diferendo por Malvinas, con sus concesiones a los ingleses en materia de pesca y petróleo Malcorra y Macri (que se revelaron inútiles para sortear el previsible veto) tiraron también por la borda el éxito diplomático conseguido por el trabajo constante de sucesivos gobiernos y coronado por el de Cristina al validar la ONU a principios de año nuestra presentación sobre los límites de la plataforma continental.
Aunque se hubiera tomado como válido el objetivo buscado por Macri al promover la candidatura de Malcorra, el plan seguido para conseguirlo fue espantoso, y el retroceso para los intereses del país (nunca consultados en el transcurso del ensayo), descomunal: hoy estamos más lejos de discutir sobre la soberanía de Malvinas que nunca después de la guerra del 82’, y nuestra posición para negociar es más débil que antes.
Sólo por eso y sin considerar que es dudoso que alguna vez haya tenido otro interés que el personal de ser Secretaria General de la ONU, Susana Malcorra debería renunciar a su cargo.
Hola compañeros. Hoy se publicó en el Boletín Oficial el Decreto 1064/2016 donde se autoriza la venta de varios inmuebles del Estado Nacional detallados en su Anexo, entre ellos la Residencia Oficial de la Embajada Argentina en EEUU. Ustedes lo anticiparon y se están cumpliendo los negocios inmobiliarios del actual gobierno. Saludos.
ResponderEliminarOBVIO AMIGO HORACIO
ResponderEliminarMAURICIO ES UN GRAN Y BURDO SAQUEDOR
LA CRISIS ECONOMICA NUNCA EXISTIO LA ENERGETICA TAMPOCO,
Y EL TERRIBLE ENDEUDAMIENTO FUE PARA ASEGURAR LA FLUIDEZ DEL DINERO DE SUS SAQUEOS AL EXTERIOR, ASEGURAR LA FUGA DE SUS DIVISAS MAL HABIDAS Y LA CHOROS AMIGOTES Y FAMILIA ASI COMO LA DE MULTINACIONALES AMIGAS Y COMPLICES.
Y COMO USTED HA NOTADO MAURICIO PONGA VENDER GROTEZCAMENTE LAS JOYAS DE LA ABUELA.
EN LA HISTORIA ARGENTINA NUNCA SE HA ESTADO NI A LA DECIMA DE ESTE NIVEL DE CORRUPCION CHOREO Y ENDEUDAMIENTO.