(*)
Si fuera por el
presidente Mauricio Macri, ya habría mandado a los ‘gordos’ de la CGT a ‘la
miércoles’. (pero prefiere no hacerlo, porque se quedaría sin pata sindical)
Y lo mismo habría hecho con los formadores de precios que siempre tienen un
argumento a flor de labios para remarcar. (si no fuera porque allí están
todos su amigos, parientes y contactos) Y les hubiera cantado ‘las
cuarenta’ y unas cuántas más a los hombres de negocios que lo aplaudieron en el
coloquio de IDEA pero no fueron capaces de enfrentar ni a Néstor Kirchner ni a
Cristina Fernández ni a Guillermo Moreno en el momento en que lo tenían que
hacer. (se lo vio tenso, incómodo, como aguantándose de no mandarlos a la
mierda a todos y proclamar el socialismo nacional) Son los mismos que ahora
sostienen que, para invertir, es decir, para sacar dinero de su propio bolsillo
(¿y quién te dijo que eso es lo que el empresario argentino promedio
entiende por “invertir”?) a la espera de obtener algo de rentabilidad en el
mediano o el largo plazo, necesitan, todavía, más señales concretas. ¿Qué
señales? Como mínimo, un nuevo triunfo de Cambiemos en las elecciones
legislativas del año que viene. (ah, o sea que hasta octubre del año que
viene, ni hablemos de “lluvia de inversiones” ni “brotes verdes”) O una
garantía de que los legisladores del Frente para la Victoria, el peronismo no
kirchnerista y el Frente Renovador no van a volver a impulsar leyes
‘antiempresarias’ o ‘antiinversión’. (salvo en el caso del FPV, en los demás
no tendrían por que tener temores al respecto, a juzgar por las votaciones de
éste año en el Congreso)
Macri los
conoce demasiado bien. (y, uno es el padre, el otro es el primo, el otro el
“hermano de la vida”, y el resto está en el gabinete, o puso un empleado) Les
pide que se sumen ‘al cambio’ pero sabe que son ‘parte del problema’. (un
diagnóstico que compartiría con el kirchnerismo entonces, inesperada
coincidencia) Por un momento el jefe de Estado pensó que iban a apostar
fuerte a favor de su Gobierno. (claro, trayendo la plata que tenían afuera
ponéle, o cerrando las sociedades off shore en paraísos fiscales. Ah, no,
pará...) Supuso que su sola presencia iba a ser garantía para la
construcción de un modelo ‘del siglo XXI’. (ahí estuvo el error: el modelo
que él plantea es más bien onda siglo XIX, como el de la Generación del 80’,
digamos) Pero, a poco de andar, confirmó lo que había sospechado: los
dirigentes empresarios argentinos no son una burguesía de negocios, como en
Brasil o Australia, (¿vos decís que se dio cuenta que son una manga de
sanguijuelas que le chupan la teta al Estado y fugan capitales? Capaz que leyó
tu libro “Los dueños de la Argentina”, Luis) sino una corporación más que,
al igual que los dirigentes sindicales eternos, apuestan más al ‘salvase quien
pueda’ que al futuro del país. (dolor corporativo, mueren millones de pandas
ante la triste comprobación) "El principal error que cometí desde que
asumí como Presidente es el de querer hacerlo todo de un tirón, (en realidad
el primer error fue asumir, de ahí vinieron todos los demás) como si la
sociedad estuviera preparada para asimilarlo, comprenderlo y apoyarlo",
dijo a un hombre de su confianza. El aumento de tarifas es el ejemplo más
evidente, pero no el único. El jefe de gabinete, Marcos Peña, (el “hombre de
confianza” del párrafo anterior) tiene un diagnóstico más psicoanalítico: (¿quiere
competir con Nelson Castro, que diganostica a todo el mundo?) reconoce a
Macri como un presidente muy ansioso; como alguien demasiado entusiasmado por
acortar el camino del desarrollo y el crecimiento, (viene de familia: lo
acortaron por el lado de los curros, en lugar de trabajar honestamente para
conseguirlo) por más que el tránsito sea doloroso e impopular. (o sea
doloroso, pero para otros) Cuando Mauricio regrese de Roma, le volverá a
pasar lo mismo que cada vez que vuelve de un viaje fuera de la Argentina (¿el
jet lag?) desde países donde los negocios globales son moneda corriente. En
Italia, como en Estados Unidos, en Alemania o en China, los líderes del mundo y
los hombres de negocios le endulzan los oídos. (no es para menos: nadie en
todo el mundo les ha sobado tanto la quena, ni abierto los cantos con tanta
generosidad, sin pedir nada a cambio) Lo consideran el Presidente de la
región más moderno y menos contaminado por el virus del populismo. El populismo
de izquierda y el de derecha. El de Nicolás Maduro en Venezuela y el de Donald
Trump en los Estados Unidos. (ma sí, ponéle “populismo” a todo y listo, que
vas a andar diferenciando) Depositan en él expectativas desmesuradas. (como
la mitad de sus votantes, por lo menos. Espero que no se desilusionen tanto) Le
hablan de Vaca Muerta, del potencial de las energías renovables, la minería y
todos los recursos naturales del país. (¿y necesita salir del país y que los
extranjeros se lo cuenten para saber eso?) Pero cuando llega y comprueba
que la Argentina es el país más atrasado de Latinoamérica en infraestructura (¿más
que Haití incluso Luis, está chequeado esto?) y va camino a transformarse
en uno de las peores naciones en calidad de educación, (y, son los efectos
de 10 meses de Bullrich, los chorizos, la campaña del desierto y los planes
sociales para comprar balas. No se podía esperar otra cosa) con una pobreza
estructural que no desaparecerá de la noche a la mañana, (una pena que no lo
aclararan en campaña, cuando prometían “pobreza cero”) se siente más
agobiado que de costumbre. Y a veces, cuando el cansancio le gana al optimismo,
se pregunta: (“¿dónde hay una cama para echarse una siesta?” se pregunta) ¿Se
puede gobernar en estas condiciones un país como la Argentina? (no te
merecemos Mau, no estamos a tu altura, andáte y déjanos librados a nuestra
suerte) En estas condiciones, significa: con un nivel de pobreza e
inseguridad tan altos, con una clase dirigente que solo se mira el ombligo (algunos
ni eso puede, como Carrió) y con una opinión pública tan volátil que parece
estar perdiendo la paciencia demasiado rápido, (epa: ¿no era que “La gente
comprende” Luis?) y demanda en cinco minutos las soluciones sobre problemas
que el gobierno anterior alimentó metódicamente durante los últimos doce años. (las
proporciones estarían un poco exageradas, pero que se yo) Pero entonces,
como buen ingeniero, vuelve a mirar para atrás y para adelante. (¿los
contadores, médicos, arquitectos, miran para costado solamente? Ojalá no te
toque un ingeniero manejando un auto que te cruces en la bocacalle entonces,
porque seguro te lleva puesto) Revisa el camino recorrido y la fecha límite
de octubre del año que viene. (¿por qué “fecha límite” Luis, para entonces
están pensando en el helicóptero?) Llama a sus ministros y pregunta,
contrariado. "¿Por qué siguen hablando de
los brotes verdes y todavía ni aparecen los datos duros del crecimiento? (porque
te están escribiendo el diario de Yrigoyen, Mau. Y encima los radicales te
hacen homenajearlo) ¿Por qué cada tanto me llaman mis amigos para decirme
que tenga cuidado con un nuevo rebote de los precios al consumidor?". (porque
tus amigos son los que aumentan los precios, Mau: es aquél famoso “el que avisa
no es traidor”) El Presidente no cuenta con un superministro de Economía (más
bien el que tiene tira a superinútil) porque, igual que Néstor Kirchner, el
verdadero ministro de Economía es él. (perfecto, se confirmó lo que
sospechábamos: él es el responsable máximo del estropicio) Macri no tiene
problemas en escuchar, en persona, a economistas de centroizquierda ni de
centroderecha. (que los entienda es otra cuestión, pero escuchar los
escucha. El tema es que hay algunos que tienen problemas con ir a que él los
escuche, porque parece que los únicos que tienen llegada son los de derecha) Tampoco
tiene inconvenientes en escuchar a alguien a quien, en algún momento, pensó
como su propio ministro de Economía, como Roberto Lavagna. (dato crucial) De
hecho, el propio Lavagna tiene una opinión muy elogiosa del Presidente. (lo
cual confirma que Lavagna podrá saber algo de economía, pero no entiende un
choto de política) El ex ministro no tiene empacho (a este paso y con la
mishiadura que hay, nadie tendrá empacho, Majul) en admitir, por ejemplo,
que el jefe de Estado no solo escucha con atención. (segundo dato crucial) También
hace caso a algunas de sus sugerencias. (¿cuáles por ejemplo, Luis, aumentar
las tarifas como quiso hacer cuando Kirchner lo rajó de una patada en el culo?)
Lavagna cree, de hecho, que Macri no compra ‘cualquier idea’. (Por
supuesto: si no es neoliberal y de derecha ni mira el prospecto) Y que el
principal problema de su política económica no es él, sino el presunto
dogmatismo de quienes manejan, desde sus respectivos ministerios, algunas de
las variables de la economía. ¿Se estará refiriendo al ministro de Hacienda,
Alfonso Prat-Gay, al presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger; al
ministro Francisco ‘Pancho’ Cabrera; al de Transporte, Guillermo Dietrich, o al
de Interior, Rodolfo Frigerio? (¿en qué momento esto que era una nota sobre
lo que piensa Macri se transformó en otra sobre lo que piensa Lavagna?)
Al ala
política del Gobierno, para colmo, la contagia la ansiedad. (pero se quejan
de la gente que pide soluciones en cinco minutos) Desde el Presidente de la
Cámara de Diputados, Emilio Monzó, hasta su primo, Jorge Macri, subrayaron la
variable de las encuestas que mide las expectativas. Allí, más allá del
descenso de la imagen positiva del Gobierno y del propio Presidente, (¿empezamos
a abrir el paraguas, Luis?) se empezó a detectar una caída de la idea de
que todo tiempo futuro será mejor. (¿vos decís que ya no damos ni para
“revolución del optimismo”? que bajón, loco) Ese, que se consideraba el
principal capital político de Cambiemos de cara a las elecciones de octubre, es
el dato clave que mide la paciencia del elector. (el tiempo pasado denota
una sutil apertura de paraguas/sinceramiento) Es decir: el momento justo en que el ciudadano deja de
responsabilizar al Gobierno anterior por la herencia recibida para empezar a
culpar al Gobierno actual por las cosas que no hace, (que podría ser
justamente el momento de las elecciones, tercera apertura de paraguas. ¿Estás
buscando bote en el Titanic, Luis, o es una impresión nuestra nomás?) o
considera que hace mal. "¿Cuándo se van a terminar de dar vuelta las
variables económicas?", pregunta el Presidente a su jefe de gabinete.
"Paciencia", le responde Peña. (o sea, traducimos: “no tengo la
más puta idea, Mauricio”) "Vamos a llegar bien o muy bien a las
elecciones de octubre del año que viene". Macri, que viene de escuchar al
Papa Francisco (cuarto dato crucial, en el contexto de la nota) y ruega
terminar el año sin un paro nacional, quiere ver para creer. (¿quiere ver si
llegan bien, o si llegan?) Sabe que hay un tercio de la Argentina que no lo
quiere y no confía. Y la mitad de otro tercio que está a punto de bajarle el
pulgar. (acá el paraguas abierto es tan grande como el de Rucci para
cubrirlo a Perón. ¿Ya nos pegamos contra el iceberg y no nos avisaron, Luis?)
(*) Las negritas son nuestras, el original acá.
por favor, nunca, pero nunca, dejen de hacer estas notas comentadas de Majul, son realmente geniales
ResponderEliminarfernandobbca
Luisito escribe con las patas.si no fuera por u de. No se le entenderia un choto
ResponderEliminarAle
Por ái, en una de ésas, ustedes tengan una mirada prejuiciosa sobre luisito (14 palitos) y sus talentos expresivo-literarios, entre inexistentes e ilusorios pero siempre onerosos y en ésa, sospecho, está la clave.... luisito es un trabajador (oficio de mierda, claro, pero le pone garra) y justo en tiempos que se habla de paritarias, bono, incentivos, inflación y toda esa música, nadie que no sea luisito piensa en cómo va a llegar luisito a fin de mes.... los 14 palos de antaño suenan a chuchería y nadie, nedie menciona "la pauta", la acostumbrada palabra mágica del alma majuliana.... quizás asistimos a la metamorfosis de nuestro héroe, tal vez en lugar de despertarse cucaracha, esté soñando con lavagna, con massita.... por qué no?, acaso el prócer amarillo tenía exclusividad?, pagó todas las cuotas?.
ResponderEliminarY es notable que no hayan reparado en otros detalles, por ejemplo, los movimientos de la esposa de luisito poniendo distancia de su santa patrona, la vice virreyna gaby, la de los billetes afanados-inexplicados.... ¿otra paritaria?, preaviso por salto inminente?..... en fin, no dejen de seguir a luisito, hay premio o joda garantizada...
No entiendo. ¿No tiene un superministro de economía porque el verdadero ministro es él, pero el principal problema de su política económica no es él sino el dogmatismo de sus ministros?
ResponderEliminarNo entiendo el sentido de esta nota. Nadie con dos dedos de frente puede leerlas en serio, aunque comulgue ideológicamente con Luigi.
Creo que ya entendí, era un fresco sobre las contradicciones que alimentan la mente de Lavagna. O de Mau. O de ambos. Simultáneamente. Y todo lo contrario.
ResponderEliminarAdhiero al comentario de fernandobbca ☺☺☺.
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