Paso prácticamente desapercibido
y tuvo poco rebote en los medios la presentación que el gobierno hizo ante la
cúpula de la UIA de lo que denomina el “Plan Productivo”, un presunto intento
de reconversión de la estructura industrial del país a partir de la
diferenciación de sectores más o menos “competitivos”; siguiendo el ejemplo de
Australia, y retomando aquélla vieja idea de Martínez de Hoz sobre la
existencia de industrias “artificiales”, que no podían subsistir ni el Estado tenía por qué fomentarlas.
Dentro de los elementos
disponibles para el análisis (en particular un resumen con cuadros y gráficos
explicativos que anda circulando) y desde nuestra modesta opinión (que con es
por cierto experta en la materia, ni mucho menos) nos parece necesario formular
algunas reflexiones al respecto.
El “Plan” parte de elementos reales,
como la necesidad de reformular el modelo productivo del país y en especial el
de su sector industrial, porque tal como está planteado hoy agrava la
restricción externa de la economía porque hay sectores que son altamente
demandantes de divisas (como las automotrices y el complejo electrónico de
Tierra del Fuego), e inciden negativamente en la balanza de pagos.
Sin embargo a partir de allí, el
“Plan” parece asentado sobre supuestos teóricos al menos discutibles: sin
explicitar a fondo cuáles son las semejanzas y diferencias entre nuestro país y
Australia que harían viable la traslación de la experiencia de ése país, el
“Plan” poco y nada dice del mercado interno y el consumo como motores
principales de la demanda agregada: por el contrario, toda la reformulación del
tejido industrial parece centrada en la exportación.
Un enfoque que omite la creciente
debilidad actual del comercio internacional que se traduce en una sensible
merma de la demanda de nuestros productos, incurriendo así en el mismo error de
diagnóstico con el que el gobierno encaró el estancamiento de las “economías
regionales”; que creyó solucionar devaluando la moneda y eliminando retenciones
y restricciones a las exportaciones.
Por no decir que un modelo de
menor diversificación industrial basado en la “especialización” por
“competitividad exportadora” sumaría mayor vulnerabilidad de la economía en
general a los shocks externos, sea por baja de precios, caída de la demanda o
la conjunción de ambos factores.
En cierta medida la “reconversión”
planteada en el plan ya comenzó, tanto que tuvo como punto de partida el nuevo
contexto emergente de las políticas del gobierno de “Cambiemos”, con la salida
del cepo y la consiguiente devaluación que significó una brutal transferencia
de ingresos a favor de los sectores exportadores (incluyendo a los
industriales), que les abarató el costo salarial medido en dólares; mientras
subía considerablemente los costos de producción para muchos sectores de la
industria vinculados al mercado interno.
Y comenzó también con una apertura indiscriminada de las importaciones que, en combo fatal con los aumentos de tarifas, la suba de las tasas de interés y la caída del mercado interno por la merma en el consumo ante la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, está haciendo estragos en la mayoría de las industrias "a reconvertir".
Y comenzó también con una apertura indiscriminada de las importaciones que, en combo fatal con los aumentos de tarifas, la suba de las tasas de interés y la caída del mercado interno por la merma en el consumo ante la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, está haciendo estragos en la mayoría de las industrias "a reconvertir".
Conteste con la ideología del
gobierno, el rol que el “Plan” parece asignar al Estado no es regulador ni
planificador, sino simplemente orientador de las decisiones del mercado, o
-menos que eso- acompañante de éstas.
Un Estado que además desde la
asunción de Macri viene marcando un retroceso de la inversión pública no solo
en términos de obras de infraestructura necesarias para la producción (algo que
promete reactivar el año que viene), sino de desarrollos tecnológicos de punta
impulsados por él, y de cadenas de proveedores nacionales asociadas a ellos;
cuestión que se puede verificar por ejemplo en la reformulación de los planes
de inversión y desarrollo de ARSAT S.A., INVAP, Nucleoeléctrica Argentina (que
administra las centrales nucleares) o YPF.
Al mismo tiempo y como se ha explicado acá el gobierno impulsa una fuerte
desregulación de las contrataciones estatales, la virtual derogación del “compre
argentino” y la apertura indiscriminada de los contratos del Estado al capital
extranjero, en condiciones sumamente favorables para éste.
La centralidad que asigna el
“Plan” a la inversión extranjera sin un control adecuado del flujo de divisas y
capitales (por el levantamiento del “cepo”), ni la fijación de prioridades para
la corriente inversora, ni sectores críticos o excluidos de la penetración del
capital extranjero o sujetos a mayores controles o restricciones por el Estado,
conlleva el riesgo cierto de aumentar la ya elevada extranjerización y
concentración de la economía y dentro de ella, del sector industrial; lo que
pondría más aun en manos ajenas al país el control de las decisiones centrales
de la estructura productiva.
Por otro lado los cambios en la
regulación de defensa de la competencia que promueve el gobierno favorecen
objetivamente las fusiones y adquisiciones de empresas nacionales por capitales
extranjeros; y una inversión de ese tipo (materializada exclusivamente en la
compra de activos preexistentes) no necesariamente amplía la capacidad
productiva ni mejora la competitividad de la industria, o de la economía en
general.
También parece dificultoso el
acceso de la industria al financiamiento en un contexto de desregulación del
sistema financiero que encareció objetivamente el crédito, licuó en términos
prácticos la línea de crédito productivo que venía del kirchnerismo, y apuesta
a un esquema de tasas de interés altas en términos reales; sin que existan al
mismo tiempo mecanismos sólidos de canalización del ahorro nacional hacia la
producción; lo que menos ha de lograrse con un blanqueo donde vendrán (si
vienen) capitales destinados a la especulación financiera de corto plazo, como
los que están llegando desde la llegada del nuevo gobierno.
Por otro lado y suponiendo que el
“Plan” se pusiera en marcha, en la transición encontraría severas dificultades
para desplegarse, creadas por las decisiones del propio gobierno: la
financiación a los exportadores para permitirles “recuperar competitividad”
consistió en otorgarle un plazo de hasta cinco años para liquidar las divisas
en el mercado cambiario, lo que supone acentuar los riesgos cambiarios
provenientes de la escasez de divisas genuinas para atender las demandas de la
economía (en especial las importaciones de bienes de capital e insumos para el
proceso productivo), que se vienen supliendo con un creciente endeudamiento
público y privado que -más tarde o más temprano- termina condicionando la
viabilidad del conjunto de la economía.
Tal como está diseñado el “Plan”
no plantea una estrategia de integración del país para reducir asimetrías de
desarrollo entre provincias y regiones; y tal como lo hiciera en la cuestión de
los subsidios a las tarifas de los servicios públicos, se saltea por completo
la discusión social sobre el perfil del modelo industrial y los costos
asociados al que se escoja sobre el empleo, el salario y el consumo.
De hecho, los sectores definidos
como “competitivos” y que serían los pivotes del entramado industrial a partir
de su inserción exportadora, por regla general son poco demandantes de mano de
obra, y en no pocos casos (como el complejo agropecuario, salvo quizás el polo aceitero) está además mal
remunerada, o percibe salarios por debajo de la media.
En su loco veretin de saquear
ResponderEliminara cortado cables economico sociales, que hacian de mecanismos de estabilibad.
La consola musical, se le fue al carajo, no hay dijokey
que la pueda hacer sonar bien.
el dijokey ali baba esta sonado como sonado estan sus cuarenta economistas curreros de cuarta.
Va ha caer por sus desastres en economia, se le estan piantando todos los posibles aliados y los grandes no los manejas, ellos te precionan si no te sabes mover.
En definitiva se le cae la estanteria, sus cnanchuyos de nada le sirven son de cuarta, son unos giles que se creen que todos son mas giles que ellos.