Esta nota de Perfil al presidente de la Cámara deDiputados Emilio Monzó trajo gran rebote porque deja mucha tela para
cortar; de la cual nosotros nos vamos a ocupar de la parte en la que reivindica
el rol de los políticos que hacen política al modo y usanza tradicional, por
encima de los “gurúes” electorales que diseñan estrategias en el laboratorio,
como Durán Barba.
Previsiblemente (y
razonablemente) Monzó le baja el precio a los “timbreos”, los focus group o el
trabajo en las redes sociales, para resaltar las formas tradicionales de hacer
política: el trabajo territorial y -sobre todo- la rosca con la dirigencia
política, para tejer acuerdos en pos de la “gobernabilidad”. Y tiene razón: Macri no consiguió lo que consiguió del Congreso hasta que fracasó en el voto electrónico, gracias a Durán Barba o el call center de Marcos Peña.
La discusión nos remite a la
cuestión de la comunicación política y su incidencia en los resultados
electorales, en la que las opiniones van y vienen al compás de los resultados:
Cristina arrasa en 2011 con más del 54 % y concluimos en que los medios o la
comunicación política son irrelevantes, Scioli pierde en el 2015 en el balotaje
y con la misma certeza (y el misma mapa de medios, y las mismas estrategias
comunicacionales) llegamos a la conclusión opuesta: son los medios en realidad,
los que definen la elección.
Algo parecido sucede con las
encuestas: cada elección parece confirmarnos su absoluta inutilidad para
predecir los resultados (allí están los casos recientes del Brexit, los
acuerdos de paz en Colombia o las elecciones en EEUU con el triunfo de Trump),
para acto seguido pasar a devorarlas con fruición para saber “que está pensando
la gente”, o cual es la imagen de tal o cual político, o tal o cual gobierno.
En estos como en todo los excesos
y los extremos son desaconsejables, y es dificultoso encontrar el punto de
equilibrio; además del hecho de que lo específicamente comunicacional tiene en
sí sus complejidades porque hay distintos modos y medios de comunicar: redes
sociales, el mano a mano, los medios tradicionales.
Modos que a su vez se imbrican entre sí: por muy eficaces que sean las estrategias de Durán Barba o el call center de Marcos Peña, no podrían funcionar sin la espesa red de blindaje que los medios tradicionales le tendieron a Macri en campaña, ni que decir en su gestión de gobierno.
Modos que a su vez se imbrican entre sí: por muy eficaces que sean las estrategias de Durán Barba o el call center de Marcos Peña, no podrían funcionar sin la espesa red de blindaje que los medios tradicionales le tendieron a Macri en campaña, ni que decir en su gestión de gobierno.
Es curioso ver como cuando desde
el propio oficialismo se le lanzan dardos al “duranbarbismo” hay quienes desde
el nuestro se embelesan con los éxitos del ecuatoriano, y proponer replicar sus
estrategias, para tener éxito. Hace un tiempo ya decíamos nosotros acá que el triunfo de Macri (sacralizado en la versión dominante en el debate
político casi como un producto exclusivo de los medios y de una adecuada
estrategia comunicacional) nos ponía ante la enorme dificultad de encontrar el
modo de “hablar fácil” para comunicar cosas políticamente complejas, y como
transmitir ideas superando el nivel de la simple consigna, que suele ser más
eficaz.
En ese marco, predomina hoy en el
mundo de lo político (sus protagonistas, sus intérpretes) la idea de que Macri
conserva su popularidad, no obstante el creciente rechazo a las políticas de su
gobierno; ia idea que goza de consenso incluso en el kirchnerismo, y se basa
casi exclusivamente en las encuestas y sondeos de opinión, a falta de testeos
electorales para medir el humor social en clave política.
Lo cual si se suma a lo apuntado
antes sobre los reiterados fracasos de las encuestas en los últimos procesos
electorales, nos lleva a sostener la importancia de no olvidar que más que una
fotografía de la realidad o una medición de ese humor social, las encuestas y
sondeos son hoy sobre todo un mecanismo de construcción de expectativas
políticas; que forma parte central del dispositivo que opera desde las
estructuras comunicacionales, e influye sobre las audiencias/electorados, y por
carácter transitivo sobre el sistema político
En efecto, si se transmite la idea de que “a Macri no le entran las balas” haga lo que haga gobernando, es muy posible que mucho de los potenciales opositores no se asuman verdaderamente como tales y ponderen que mostrarse “cooperativos” o “racionales” les reporte beneficios electorales. Una potencial zoncera política, y un seguro respaldo al gobierno para imponer su agenda.
Pero a la inversa -como está pasando ahora- cuando los tiburones huelen sangre (esto es, debilidad y dificultades del que gobierna), por más encuestas de "imagen favorable" que circulen, obrarán en consecuencia; sacándole el banquito, o cobrándoles más caros los apoyos.
En efecto, si se transmite la idea de que “a Macri no le entran las balas” haga lo que haga gobernando, es muy posible que mucho de los potenciales opositores no se asuman verdaderamente como tales y ponderen que mostrarse “cooperativos” o “racionales” les reporte beneficios electorales. Una potencial zoncera política, y un seguro respaldo al gobierno para imponer su agenda.
Pero a la inversa -como está pasando ahora- cuando los tiburones huelen sangre (esto es, debilidad y dificultades del que gobierna), por más encuestas de "imagen favorable" que circulen, obrarán en consecuencia; sacándole el banquito, o cobrándoles más caros los apoyos.
Las elecciones no son -por
supuesto- el único modo de medir las percepciones sociales sobre el
comportamiento del sistema político, pero sí son el que determina las
legitimidades. Por eso se “construyen” sus resultados desde la comunicación,
pero también -y sobre todo- desde la política; evitando la tendencia a
confundir “consensos sociales pasivos”, con grados de aceptación explícita de
un gobierno y sus políticas; o la ausencia de conflictividad social
significativa con las dificultades de ese sistema político para procesarlos y
transmitirlos; algo de eso se pudo ver en el caso de las reacciones contra los
tarifazos.
Tampoco se puede simplificar -remitiéndolos
exclusivamente al dominio de lo comunicacional- fenómenos que son más complejos
y deben ser abordados desde la sociología, la economía y la política: en que
círculos nos movemos o quiénes hablamos con más frecuencia, cuáles son sus
preocupaciones cotidianas, como les pega o no el ajuste, en que medida sus
efectos no son aun peores por el “colchón” de protección que dejó el
kirchnerismo, en múltiples aspectos (cobertura previsional, bajo nivel de
desempleo).
Si erramos el diagnóstico, vamos
a errar en la estrategia, y sin desconocer la importancia de comunicar
correctamente, envidiar la de Durán Barba al punto de coquetear con la idea de
replicarla -como única herramienta a la mano para volver a ganar- podría no ser
una buena idea.
ES SIMPLE NO VIERON KARATE KID, CONTRA EL VILLANO O LA DE LA GRUA O LA DEL TAMBORCITO.
ResponderEliminarPERO NO SE OLVIDEN DE CLASIUS CLAY NI DE BRUCE LEE, CARADAGIAN, NI MONZON.
CADA UNO COMO SEPA O PUEDA Y LO MAS QUE PUEDAN.
HASTA LA VICTORIA.
ResponderEliminarESTO ES COMO LA DANZA DE LA LLUVIA SIENPRE RESULTA, PORQUE SE BAILA HASTA QUE LLUEVE.
HASTA LA VICTORIA.
MAURICIO EN QUE TE HAS CONVERTIDO EN TODO LO CONTRARIO A LO QUE PROMETISTES, TUS FIESTITAS SON SOLO PARA SOBARLE EL LOMO A LA GENTE.
ResponderEliminarACLARADO EL ASUNTO, EL ASUNTO PASA POR QUE MUCHOS VOTANTES SIGUEN ENGAÑADOS EN LA SEGUNDA Y TERCERA CLASE DEL TITANIC Y QUE CADA VEZ QUE MAURICIO LES SONRRIE O BAILA LES CIERRA MAS LAS PUERTAS, ATRAPADOS EN EL TITANIC Y EN LAS CUBIERTAS DE ABAJO Y DEFENDIENDO AL CAPITAN QUE EN CUALQUIER MOMENTO SE SUBE A UN HELICOPTERO SALVA VIDAS.