La bajada del título de la nota (completa acá) puede confundir, porque no se refiere a las empresas privada en las que el
Estado tiene participación accionaria a través del Fondo de Garantía de
Sustentabilidad de la ANSES: para esos casos el gobierno se aseguró en la ley que
aprobó el blanqueo la derogación del “cepo” impuesto por la Ley 27.181
sancionada durante el gobierno de Cristina, de modo tal que el gobierno tiene
las manos libres para desprenderse de esas acciones cuando lo crea conveniente.
En éste caso se está hablando de
la disminución de los aportes del Estado a un conjunto de empresas estatales de
las más variadas: se incluye por ejemplo al Correo Argentino, Télam,
Yacimientos Carboníferos de Río Turbio, el Belgrano Cargas, AYSA, Aerolíneas
Argentinas, Fabricaciones Militares, ARSAT o la Operadora Ferroviaria que
maneja los ramales de trenes metropolitanos; porque buena parte de los del.
Interior ya han sido desactivados.
Esos aportes en muchos casos son
englobados dentro de la categoría de “subsidios”, y se nos aclara que quedan
afuera de la poda CAMMESA y ENARSA, las dos empresas a través de las cuáles se
canalizan las importaciones de combustible y la remuneración a las generadoras
de electricidad. Debe ser casualidad.
A esta altura del partido no
debería sorprendernos la escasísima imaginación de la derecha vernácula para
renovar sus argumentos a la hora de volver a proponer una y otra vez -con
abstracción de las particularidades de cada ciclo histórico- las mismas
soluciones
Así como la excusa de la corrupción
sirvió para terminar con el Plan Qunita o “Argentina Sonríe”, el supuesto gasto
excesivo de dinero que podría aplicarse a otros fines más loables (antes fue
pagarles a los jubilados, ahora son los jardines de infantes, o la urbanización
de villas) suele ser la excusa perfecta para avanzar en estrategias de
privatización, que a su vez son -invariablemente- la generación de nuevas
oportunidades de negocios para el sector privado.
E incluso en no pocos casos los
términos se invierten: primero se perjudica a la empresa estatal con decisiones
que favorecen a sus competidoras, para luego atribuírsele deficiencias de
gestión que justifican la poda de recursos, o sus privatización: es justamente
lo que está pasando con Aerolíneas y el progresivo avance hacia la política de
“cielos abiertos”, o con ARSAT y el “regalo” de la banda que se le había
reservado del espectro para la prestación de servicios de telefonía celular
para que lo usufructúen operadores privados, o la autorización para la
prestación de servicios satelitales a otros; mientras se dilata la elaboración
de la nueva legislación sobre esos servicios.
Es decir primero se sabotea deliberadamente la gestión de las empresas del Estado para luego rifarlas, al mejor postor. Nada nuevo bajo el sol.
Es decir primero se sabotea deliberadamente la gestión de las empresas del Estado para luego rifarlas, al mejor postor. Nada nuevo bajo el sol.
Quedan afuera de la poda CAMMESA y ENARSA, las dos empresas a través de las cuáles se canalizan las importaciones de combustible y la remuneración a las generadoras de electricidad.
ResponderEliminarPIENSA SEGUIR GENERANDO CRISIS CON EL SECTOR ENERGETICO Y CON ESA EXCUSA TIRAR A BAJO EL RESTO DE LAS EMPRESAS DEL ESTADO PARA VACIARLAS O REMATARLAS,
LAS EMPRESAS DE ENRGIA DE SUS AMIGOTES SE FAVORECEN DE SU POLITICA Y ESTA LLEVANDO AL ESTADO ARGENTINO A LA CUASI QUIEBRA Y A TODOS A IRRACIONALES IMPAGABLES TARIFAZOS.
UNA MACABRA POLITICA DE ENDEUDAMIENTO.
DEMOCRATICAMENTE Y PACIFICAMENTE SE TIENE QUE IR SE TIENE .
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CREO QUE POCOS POLITICOS EN LAS DEMOCRACIAS DEL MUNDO, HAN PERMANECIDO EN EL GOBIERNO ANTE DESASTRES ECONOMICOS PROVOCADOS POR UN PURO Y EVIDENTE LATROCINIO.