Leíamos días pasados en la tribuna de doctrina sobre el comportamiento de las acciones de las
empresas que cotizan en el Merval, y cuáles habían sido las que más ganaron
durante todo el año; y los resultados son sumamente interesantes.
La matriz
ideológico del gobierno de “Cambiemos” se basa en la presunta fijación de
“reglas de juego claras y estables”, para “alentar y promover la competencia”,
y terminar con las “discrecionalidades de un capitalismo de amigos”.
Lo cual supone que
el Estado se retira progresivamente de la economía, la deja de regular y es el
mercado el que determina ganadores y perdedores, según su mayor o menor
“competitividad”; que supuestamente debería estar dada por la capacidad de
innovación, la calidad de lo que se vende o produce, la incorporación de
tecnología o las mayores y mejores inversiones.
El comportamiento
de las acciones de las empresas que cotizan en bolsa durante éste año revela que todo eso es
-en buena medida- sanata: las empresas cuyas acciones más subieron durante un
año en el que todos los indicadores de la economía real se vienen cayendo a
pedazos mes a mes son las que dependen en buena medida (si no exclusivamente)
de decisiones del gobierno, y a los ejemplos nos remitimos:
Casi al tope del
ranking se encuentra Mirgor, una de las empresas de Niky Caputo, el “amigo del
alma” de Macri, dedicada al ensamblaje de aires acondicionados y celulares en
Tierra del Fuego.
Pese a que las
ventas de electrodomésticos vienen cayendo en picada, el gobierno lanzó un
“plan de reconversión productiva” (analizado en su momento acá) que consiste
entre otras cosas en ir desmontando de a poco el complejo industrial fueguino
para que las empresas de electrónica migren a rubros en los que pueden ser
“competitivas”; como por ejemplo la fabricación de equipos de aire
acondicionado.
También desde el
gobierno se lanzó un “plan canje” de celulares con 4G, que obviamente favorece
a las empresas que los ensamblan en el país, como Mirgor.
Después aparecen en
un lugar relevante en el ránking las empresas ligadas a la generación, transporte
o distribución de energía: Central Costanera, Central Puerto, Pampa Energía y
Edenor; éstas últimas de otro amigo cercano de Macri: Marcelo Mindlin.
¿Es necesario
recordar que éste fue el año de la baja de los subsidios, los tarifazos de luz
y gas y la condonación por parte del Estado de las deudas de las distribuidoras
eléctricas con CAMESA?
Tan bien les fue,
que le permitió por ejemplo a Mindlin comprar las acciones de la filial argentina de Petrobras, empresa que ocupó nada menos que el tercer
lugar del ránking de las empresas más ganadoras.
Por contraste con
YPF, que en medio del plan de desguace progresivo al que la viene sometiendo el gobierno de Macri tuvo una suba de apenas del 5 % de
sus acciones, es decir que se descapitalizó.
En ese contexto, no
llama la atención que el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES se haya desprendido de todas sus acciones en Petrobras:
contra toda lógica de los negocios (las acciones de la empresa volaban), se
trataba de facilitarle un (justamente) negocio a un amigote del presidente.
Que al fin y al
cabo de eso se trata todo esto de la “revolución de la alegría” que devino en
el gobierno de los CEO’s.
Y si no pregúntenle al primo del presidente, que aprovechó la bolada para comprarse un banco, o Caputo y Quintana, que se armaron un fondito de inversión con la que blanquearon.
Y si no pregúntenle al primo del presidente, que aprovechó la bolada para comprarse un banco, o Caputo y Quintana, que se armaron un fondito de inversión con la que blanquearon.
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