Con la salida de Melconián del
Banco Nación se siguen produciendo rajes en el gobierno presuntamente bajo la
idea de “uniformar el estilo de gestión”, o en realidad eliminar toda posible
disidencia sobre la marcha de la gestión, tal como pasó con Prat Gay e Isela
Costantini.
Por otro lado vendría lo de Chaín
en Obras Públicas: a alguno hay que echarle la culpa de la paralización de la
inversión en infraestructura, y por esa razón Macri no vaciló en desprenderse
de su otrora apuntador, previo hacerle hacer los
deberes con el “hermano de la vida” Niky Caputo.
Ayer leíamos en Ambito Financiero que el ministro Triaca salió a cruzar las cifras del INDEC sobre
puestos de trabajo perdidos en los tres primeros trimestres del 2016 (alrededor
de 128.000, solo en el sector privado formal); diciendo que él “no tiene esos
números”, y se maneja con las cifras del SIPA (Sistema Integrado Previsional
Argentino).
Si bien en teoría tiene razón
Triaca, también es cierto que no muestra los números del SIPA, y que ya el año
pasado la pifió haciéndoe decir a Macri que el empleo crecía, cuando justamente
esos números indicaban lo contrario.
Lo cierto es que al parecer la
etapa del “sinceramiento” de las estadísticas públicas del INDEC podría estar
llegando a su fin, sobre todo considerando que mientras el rumbo de la economía
no cambie, el organismo solo será portador de malas noticias.
Al mismo tiempo ayer también salió
publicado en el Boletín Oficial el Decreto 47 (completo acá), por el cual se
modifican las responsabilidades y acciones a cargo de la Dirección Nacional de
Cuentas Internacionales del INDEC.
En una parte de ellas se dice que
le corresponde esa Dirección “Realizar la estimación oficial de
la Balanza de Pagos y sus componentes: cuenta corriente y cuenta capital y
financiera.”, pero se suprimió del texto vigente (aprobado en su
momento por el Decreto 1359/04) éste otro parrafito: “para el diagnóstico
macroeconómico”.
Es decir que la Dirección de
Cuentas Nacionales aportaba esa información al Ministerio de Economía (cuando
existía) para que se formulara el diagnóstico del rumbo de la economía teniendo
en cuenta el balance de pagos (las divisas que entran y salen del país) en base a todos los factores que lo determinan: ingresos por exportaciones, pago de importaciones, remisión de dividendos, formación de activos externos (fuga de
capitales), ingreso de inversiones extranjeras directas, pago de los servicios
de la deuda, nuevas colocaciones de deuda que generan ingreso de divisas, ingreso
de divisas por el canal financiero (inversiones de portafolio).
Todos aspectos cruciales en
cualquier modelo económico, más en uno como el actual que pone el acento en el comercio
exterior, la apertura a la penetración de capitales, el re-endeudamiento y la
valorización financieros como supuestos dinamizadores del crecimiento. En este
punto del análisis es necesario decir que hay quienes sostienen que una de las
causas de la salida de Melconián fueron sus críticas al alto nivel de
endeudamiento y su sostenibilidad en el tiempo, claro que no por heterodoxo: él
era partidario de forzar más el ajuste para reducir el déficit, en lugar de
financiarlo con deuda.
Además de suprimir la parte
señalada en las funciones de la Dirección de Cuentas Nacionales del INDEC, el
decreto firmado por Macri las traslada al Banco Central, en estos términos: “El Banco Central de la República
Argentina, en el marco de su competencia y de conformidad con lo dispuesto por
el artículo 61 de la Ley N° 24.156, será el organismo encargado de
realizar las proyecciones de las distintas cuentas del balance de pagos y de la
posición de inversión internacional.”.
El artículo que se menciona de la
ley de administración financiera es el que establece que previo a cualquier
operación de crédito público que origine la constitución de deuda externa debe
informar el Banco Central “sobre el impacto de la operación en el balance de
pagos”; es decir como incidirán los pagos de ese nuevo endeudamiento en los
sucesivos movimientos de divisas, en éste caso al exterior.
Si bien la cuestión está
relacionada al balance de pagos, no así al diagnóstico macroeconómico que se
deriva del análisis de la balanza de pagos; que fue lo que acaban de sacarle
¿al INDEC o al ex Ministerio de Economía, hoy desguazado en dos partes?
No está claro si los cambios son
parte de un recorte progresivo de funciones de Todesca (en cuyo caso habría que
sumarle el cuestionamiento de Triaca), o tienden a aumentar el poder y la
ingerencia de Sturzenegger en el diseño de la política económica; o están
sentando las bases para que desde el Banco Central (que viene disimulando en
sus balances cambiarios la colosal fuga de capitales posibilitada por las
medidas del gobierno, fundamentalmente el endeudamiento y la desregulación de
la cuenta capital) se diga que el modelo de endeudamiento es sustentable a
mediano y largo plazo, lo cual obviamente incide por ejemplo en las futuras
operaciones de endeudamiento, y en el “humor de los mercados” locales.
En cualquier caso queda claro que
al partirse en dos la cartera que manejaba Prat Gay, el nuevo ministerio a
cargo de Caputo se limita a gestionar más deuda, sin importarle un comino la
incidencia futura que tenga ese mayor endeudamiento en la economía en su
conjunto.
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