Qué emocionante lo que acaba de pasar en todo el país. pic.twitter.com/PkttkJudaK— Mauricio Macri (@mauriciomacri) 2 de abril de 2017
Si algo dejaron en claro las marchas del sábado en apoyo al gobierno es el tránsito del Plan A de Macri y Durán Barba (bajar los niveles de conflicto, enfocarse en "la gestión" y "resolver los problemas de la gente, desideologizar la lucha política)) al Plan B: hacer exactamente todo lo contrario, como casi único discurso y praxis posible, para intentar ganar las elecciones.
Profundizar la grieta, convirtiéndola en discurso político y herramienta electoral culmina así con el presidente que en campaña se congraciaba con el peronismo inaugurando la estatuta de Perón, cayendo en el lugar común gorila de anatemizar el colectivo y el chorìpán, los maléficos emblemas de las movilizaciones peronistas o -si se quiere ser más amplios en el concepto- "nac & pop".
En un juego de ida y vuelta, sus votantes (parte de ellos, el núcleo duro original) le reclamaron a Macri asumirse explícitamente como eso, renunciando a todo intento de "contener" o "asimilar" lo inasimilable; aquéllo a lo que le niegan entidad democrática: la proscripción de la experiencia peronista (y el kirchnerismo lo fue, sin dudas), por otros medios.
Y el gobierno recogió el guante, porque como consecuencia del estrepitoso fracaso de sus políticas no le quedaba otra opción: a falta de pan y brotes verdes, y con demora por los presos, ofrezcámosles mantener vivos "los viejos y nobles odios" de los que hablaba Borges; parece ser la consigna de la hora.
Mal que les pese a Macri y a los que se movilizaron el sábado, muestras explícitas de ideología pura y dura, profunda, visceral y -por cierto- bastante rancia; como que fue la que alimentó de consenso social todas las dictaduras habidas en el país desde el 55' para acá.
Si hasta reeditaron la "marcha de la Constitución y la democracia" del 45', y eigieron para nuclearse (acaso atraídos por una fuerza telúrica ancestral) la esquina de la Plaza en la que se congregó la procesión de Corpus Christi en el 55': esa es justamente la foto que eligió Macri para subir a las redes sociales; presumiblemente por razones más pedrestres: era la única que mostraba desde arriba una concurrencia abigarrada.
Una concurrencia tan clara y al mismo tiempo tan difusa en sus planteos que no acertó a defender una sola política pública del gobierno, porque lo que estaban defendiendo es al gobierno que los libró del kirchnerismo, y que se ofrece como la única garantía de que éste no volverá.
Esa definición política "por la negativa" genera desorientaciones desopilantes, como haber esgrimido como emblema de una marcha anti-kirchnerista (otro récord argentino: una marcha contra un gobierno que ya no está en el poder) la tarjeta SUBE, un invento kirchnerista para vehiculizar los maléficos subsidios al transporte público. Que es como haber ido a una marcha contra el peronismo exhibiendo el recibo del aguinaldo, más o menos. Se pagaron el pasaje con sus propios recursos, pero en la parte del precio que no les subsidia el Estado, digamos.
Claro que lo no dicho en las marchas del sábado (pero ciertamente explícito entre el gobierno y esa parte de sus votantes) es que este nuevo/viejo eje de discusión (preanunciado por Macri en el Congreso, profundizado por los que marcharon el sábado) es consecuencia directa del completo fracaso de la política económica; al mismo tiempo que la admisión implícita de que en ese aspecto todo seguirá más o menos igual: no habrá crecimiento o será débil, pero nunca derramará en empleo, salarios y bienestar general.
Tan perdido como sus votantes, el gobierno se propone derrotar en las urnas al populismo apelando al Procrear que desguazó en sus inicios, y al Ahora 12 que quiso reemplazar por el estruendoso fracaso de "Precios Transparentes".
Lo que nos deja a nosotros varios alivios, y un desafío: el alivio es no perder más tiempo hablan de la grieta o tratando de explicarla, porque ellos lo han hecho mucho mejor que nosotros. Y tampoco perder el tiempo buscando "engañados" o "decepcionados" con Macri donde no los hay, porque son irreductibles: no defienden un plan de gobierno, y son inmunes a los daños que ese plan les puede causar incluso en su situación personal o familiar; sino una forma de entender el mundo, la sociedad, la vida y la política que se transmite de generación en generación, y trasciende a un gobierno concreto.
El desafío es no quedarnos también nosotros (que estamos en las antípodas de esa cosmovisión) en los componentes estrictamente ideológicos de la cosa, que los hay, y tenemos que reivindicarlos, porque no son "anti-nada" sino "a favor de": del pleno empleo, de los buenos salarios, de la educación publica, de la movilidad social, del Estado fuerte con capacidad de regular y arbitrar, del desarrollo industrial y científico autónomo, de la justa distribución del ingreso, de la política exterior independiente, de los derechos humanos de ayer y de hoy.
Se trata de ser inteligentes para encontrar las mejores formas de interpretar y representar el reclamo, la queja y el conflicto; porque más importante que "volver" nosotros, es que a la Argentina vuelven los salarios y las jubilaciones que le ganan a la inflación, el pleno empleo, las industrias que cerraron, las oportunidades de ascenso social que se van perdiendo, la inversión del Estado para fortalecer la educación pública y la ciencia y la investigación científica.
En todo caso hay que ser astutos para convencer a muchos que hoy padecen esas "ausencias" que nuestro retorno es la mejor garantía de esos otros "retornos", sin exigirles arrepentimientos, ni tirarse ceniza sobre la cabeza por como votaron, ni pertenencia previa a nada, y ni siquiera una versión compartida de la experiencia kirchnerista.
Ellos se han vuelto crudamente ideológicos, más incluso de lo que les gustaría admitir. Seamos prácticos nosotros, entonces.
Excelente razonamiento! A compartirlo
ResponderEliminarno nos puede gobernar semejante concheto la t-shirt polo que tiene puesta es de los miami golf club grand cypress que tul
ResponderEliminarHay un porcentaje de la población, digamos un 25%, que no tiene arreglo.
ResponderEliminarSon tilingos genéticos.
Aunque algunos de ellos no puedan pagar la factura de la luz, continuarán identificados con sus patrones.
No hay que perder el tiempo.De las piedras, nunca va a salir agua.