Decíamos los otros días en estaentrada que solo desde la senilidad manifiesta o la
mala leche (también manifiesta) podía desvincularse al gobierno de Macri del
fallo de la Corte Suprema que determinó la aplicación del “2 x 1” en una causa de condenado por
delitos de lesa humanidad.
Todo el contexto previo al fallo
(incluyendo la propia campaña electoral de Macri) marcaba a las claras que la
línea de éste era bien vista por el gobierno, porque le permitía contar con una
herramienta para “fidelizar” a una parte del núcleo duro de sus votantes.
En ese marco adquieren sentido
las primeras declaraciones oficiales que se conocieron después del fallo, que
fueron las del Secretario de Derechos Humanos Avruj; que antes se había
congratulado de que la Corte le concediera la prisión domiciliaria “por razones
humanitarias” a otro genocida.
Sin embargo, con el correr de las
horas algo cambió, y recalcularon: es evidente que las encuestas, los “focus
group” o un rápido repaso por los medios le dejaron en claro al gobierno que la
sentencia tenía un rechazo social mayor del previsto, y entonces comenzó la
reculada en chancletas, con exageradas sobreactuaciones.
Así por ejemplo de cuestionar el 2
x 1 “en todos los casos y para todos los delitos” (como lo hicieron Marcos Peña
y Rodríguez Larreta), los legisladores del PRO en el Congreso nacional pasaron
a intentar ganarles de mano a los opositores, presentando proyectos
legislativos sobre la cuestión.
Al
respecto leíamos en La Política Online: “Por su
cuenta, el macrista Daniel Lipovetzky presentará mañana un proyecto para
derogar el 2x1 junto a su par Anabella Hers Cabral, aunque ya tiene resistencia
entre sus pares. Pablo Tonelli le dijo a LPO que está de acuerdo con el fallo.
Lipovetzky
propondrá agregarle a la ley 27.156, que prohíbe indultos y amnistías a los
delitos de lesa humanidad, la prohibición de aplicar leyes derogadas a los
condenados por estos crímenes.
Y también aclarar que el 2x1 sólo podrá aplicarse a quienes hayan sido
detenidos durante su vigencia.”
(las negritas son nuestras)
La
Ley 27.156 es conocida como “ley Pietragalla”, porque fue el actual Secretario
de Derechos Humanos de Santa Cruz y nieto recuperado el que la impulsó, siendo
aprobada en noviembre de 2014 por la Cámara de Diputados, y en julio del 2015
por el Senado; es decir durante el gobierno de Cristina.
La
ley establece que en la imposición de penas o en los procesos penales por
delitos de lesa humanidad consagrados en los artículos 6, 7 y 8 del Estatuto de
Roma de la Corte Penal Internacional (o sea, genocidio, delitos de lesa
humanidad y crímenes de guerra) y en los tratados internacionales de derechos
humanos con jerarquía constitucional no pueden existir indultos, amnistías o
conmutaciones de penas; bajo pena de nulidad del acto que así lo disponga. Esos
delitos ya habían sido declarados imprescriptibles por la Ley 26.200 (2007), de
implementación en el país del Estatuto.
Cuando
la ley Pietragalla se sancionó dijimos nosotros en ésta entrada que los diputados del PRO se abstuvieron, como se puede comprobar
además con la parte pertinente del acta respectiva:
No
menos importantes fueron algunas ausencias (ver el acta completa de la sesión
acá): Laura Alonso, el rabino Bergman, Hermes Binner, Graciela Camaño, Elisa
Carrió (que con su caradurismo habitual le echó la culpa del fallo al kirchnerismo por "omisión legislativa"), José Cano (el ñoqui de lujo del Plan Belgrano), Eduardo Costa, De
Mendiguren, De Narváez, Victoria Donda, Julio Martínez (el hoy ministro de
Defensa), el “Cachi” Martínez, Sergio Massa, Schiaretti, el actual ministro de
Trabajo Triacca, entre los más conocidos.
Poco
después el Congreso sancionaba la creación de una comisión bicameral
investigadora de las complicidades y responsabilidades civiles en las
gravísimas violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la última
dictadura; que también tuvo la abstención de los legisladores del PRO.
De
allí que en función de los antecedentes, es poco creíble ahora el giro
discursivo y político del oficialismo, que para ser real, debería ir acompañado
de otras acciones, más concretas.
Por
ejemplo acompañar el pedido de juicio político a los jueces de la mayoría de la
Corte que hicieron posible el bochornoso fallo que ya están presentando bloques
opositores, sostener las querellas en las causas de lesa humanidad en trámite,
retirar la nominación de un defensor de represores como representante argentino
ante la CIDH y reintegrarles los recursos y estructuras a los programas que
ejecutaban las políticas de memoria, verdad y justicia; desmantelados apenas
llegado Macri al gobierno; para empezar.
De
lo contrario, estaremos simplemente en presencia de más fulbito para la
tribuna, al que tanto nos tiene acostumbrados la maquinaria propagandística de
Durán Barba.
Ahora resulta que Pinedo y Peña Braun se preocupan por los delitos de lesa humanidad. Mirá vos.
ResponderEliminarQue devuelvan la inmensidad de bienes que heredaron y que tienen,fruto del despojo histórico y de la sangre de los más humildes.
Si no quieren devolver, por lo menos que se confiesen.Con Christian Von Wernich.
Esta gente tan sensible a mí me despierta ternura.Me gustaría conocerlos personalmente y poder expresarme al respecto.
El Colo.