La previa de las PASO del domingo pasado sorprendió a la CGT sumida en la parálisis interna, la discusión de su nueva
conducción con el fantasma de otra ruptura a la vista y sin haber tenido peso específico en la discusión de la oferta electoral de “los peronismos”.
Salvo -paradojalmente- la lista de "Unidad Ciudadana" encabezada por Cristina en Buenos Aires; en cuyo gobierno (y con el respaldo popular del
54 % de los votos obtenidos en el 2011) el sindicalismo cegetista hizo múltiples paros reclamando por Ganancias, una demanda que hoy
es de una sofisticación tal que ha sido olvidada por los propios popes sindicales, para atender cuestiones más
apremiantes; tal como la propia CFK lo advirtió el 9 de diciembre de 2015: empleo, salario, condiciones de trabajo y amenazas flexibilizadoras.
Por contraste con aquéllos, una
dirigencia sindical de la CGT donde abundan los sectores con pocas ganas de movilizar (viendo como les fue con el acto del atril y la última convocatoria en Ferro, se entienden los motivos) parece que se aferrará a los resultados
del domingo como la justificación perfecta para seguir haciendo lo mismo que vino
haciendo hasta acá, en 20 meses de gestión de Macri.
O sea, fungir de
rueda de auxilio social del gobierno de los CEO's, encapsulando el conflicto social, o contribuyendo a
mantenerlo focalizado, contenido, controlado y en consecuencia, más fácil de quebrar, reprimir o diluir.
Macri consiguió todo eso hasta acá con mucho menos
que el 54 % de CFK con el cual buena parte de ésta misma dirigencia se le paraba de manos por Ganancias; y todo indica que lo seguiría obteniendo, con los resultados del domingo: le darían más changüí para que
avance, y los pase por encima.
Mientras “los
mercados” y el poder económico reaccionan exultantes porque entienden que el gobierno logró respaldo
ciudadano para ir...por reformas que caguen aun más al ciudadano.
Nada que no se supiera antes de votar, o que no se hubiera dicho: después del domingo pasado habrá que archivar definitivamente la teoría del "engaño" que algunos acunaron en el balotaje, y que les permitía intentar un puente con los "arrepentidos" de haber votado a Macri.
Nada que no se supiera antes de votar, o que no se hubiera dicho: después del domingo pasado habrá que archivar definitivamente la teoría del "engaño" que algunos acunaron en el balotaje, y que les permitía intentar un puente con los "arrepentidos" de haber votado a Macri.
Sin embargo,
mientras muchos dirigentes sindicales siguen sosteniendo (en público o en reserva) la aversión a CFK y esperan para ver si las urnas
en octubre escriben su epitafio (al menos hacia la disputa por el liderazgo del
peronismo), saben que llega seguro al Senado; y que desde allí será también seguro la abanderada del rechazo a la reforma laboral, que más o más temprano se viene. Lo que son las vueltas de la vida.
Muchas se ha
criticado la falta de una construcción sindical del kirchnerismo, o de un vínculo más permanente y coordinado con parte del movimiento gremial, incluso con razón; pero poco se lee o escucha de la escasísima visión política de buena parte de la dirigencia de la “columna vertebral”: con los mismos números de las PASO en la mano con la que se sienten legitimados para levantar -otra vez- el pie del acelerador de la protesta social, se pudo comprobar adonde terminó el experimento "post kirchnerista" del Frente Renovador de Massa, en el que muchos de ellos tenían puestas sus fichas.
Se abre a partir de agosto una coyuntura política más crítica aun y de cara a las elecciones de octubre, donde todos deberán barajar y dar de nuevo, para acertar con la estrategia más adecuada para afrontar lo que se viene; que seguramente será peor si el gobierno mejora sus resultados en las elecciones definitivas.
Y al igual que pasa con la dirigencia política opositora, habrá que ver que sectores del sindicalismo están a la altura de las circunstancias, porque ya no queda espacio para seguir adoptando posturas exclusivamente basados en rencillas del pasado; hoy superadas claramente por otro tiempo político, económico y social.
Y al igual que pasa con la dirigencia política opositora, habrá que ver que sectores del sindicalismo están a la altura de las circunstancias, porque ya no queda espacio para seguir adoptando posturas exclusivamente basados en rencillas del pasado; hoy superadas claramente por otro tiempo político, económico y social.
Concuerdo con lo dicho pero me pregunto:
ResponderEliminaralguna vez en la historia hubo un cambio de estrategia tal que en poco tiempo se tradujo en más votos?
Los popes de la CGT harian bien en releer los comentarios que en su momento le hizo Peron a Vandor.
ResponderEliminarLo mejor que dejan estas PASO es la ¨limpieza¨ de dirigentes traidores, amarillos, chupamedias y toda la gama que engloba a los acomodaticios que van por sus logros personales y no en pos de un proyecto más justo de país.
ResponderEliminarSe vuelven al redil, Randazzo, los giles que lo proyectaron, los gordos de la CGT, el caradura de Massa, la inepta denunciadora serial Stolbizer y unos cuantos más. Todos los que estaban con un pie de cada lado, vieron abrirse la tierra a sus pies. Por lo tanto, el panorama está bien clarito y la grieta bien ensanchada. Y se sabe perfectamente quien está del lado garca y quien del lado popular. El resto queda en manos de los votantes.