domingo, 27 de agosto de 2017

PAVÓN ELECTORAL


En las PASO del domingo 13 les fue mal a varios gobernadores opositores en todo el país, de todos los signos políticos, más o menos dentro del PJ, más o menos cercanos al kirchnerismo, o de partidos reducidos a un distrito como el Movimiento Popular Neuquino o el socialismo acá.  

En cada elección influyeron factores locales sin dudas (el caso Santa Cruz tal vez sea el ejemplo más emblemático), y tampoco puede explicarse la cuestión solamente por su relación con el gobierno nacional:gobierno nacional: cayeron en la volteada “dialoguistas” (Schiaretti, Weretilneck, Bertone, Lifschitz, Bordet), los "fluctuantes" (Das Neves) como los que mantenían distancia con la Casa Rosada, o confrontaban con ella (Verna, Rodríguez Saá). En ambos grupos también los hay que apostaron a “alambrar” sus respectivas provincias manteniéndose al margen de la disputa política nacional (Lifschitz), como si eso fuera posible.

A la hora de buscar un denominador común, habría que ver por el lado del afianzamiento electoral de “Cambiemos”, que está además vinculado a lo dicho acá: "Con todo y la importancia que se le puede asignar a la problemática del federalismo, en tiempos de despliegue salvaje de políticas neoliberales como los que vivimos (que amenazan empleo, salarios, consumo, derechos, protección social, tejido industrial y productivo), es una discusión -hoy por hoy- de segundo orden...". De allí que muchos planteos "federales" (los reclamos de fondos de Verna o Lifschitz, por ejemplo) no hayan servido para traccionar votos.

El dilema político primordial que está viviendo el país es otro, y el gobierno menos que nadie tiene interés en diluirlo: si antes rechazó las ofertas de pactos de gobernabilidad, ahora y puesto a imponer su proyecto aplastará disidentes, presionará timoratos e impondrá condiciones a los “amigables”. Y si no las aceptan, horca y cuchillo como Mitre después de Pavón: sumisión o exterminio, si alguno creyó ver la posibilidad de -por lo menos- una coexistencia pacífica, pronto se dará cuenta que estaba errado; y si no pregúntenle a Schiaretti.

Un avance tipo blitzkrieg sobre las provincias donde no gobiernan para acrecentar su poder institucional es consustancial con la naturaleza de su proyecto político y -sobre todo- con la formidable concentración de poder extra-institucional que lo respalda; por ende la pregunta que deberían hacerse los gobernadores es ¿por qué debería ser distinto el trato que se les dispensa a ellos que el que reciben del gobierno los sindicatos, trabajadores, jueces y fiscales y movimientos sociales hostiles o no integrados?

Mientras no se comprenda la naturaleza de la disputa y la magnitud de lo que está en juego, se dificultará la formación de eje comunes, y la prueba evidente es que el viejo mito de la “liga de gobernadores” nunca termina de cuajar; ni siquiera para conformar un polo de poder político alternativo al interior del propio peronismo, no hablemos ya para contribuir a la construcción de una alternativa opositora.

En el caso de los gobernadores peronistas, eso exige primero un profundo debate sobre el país al que aspiran (para separar aguas entre aquéllos que se sienten cómodos con el de Macri, como Urtubey o Schiaretti, y los que no); y así retomar la concepción original del peronismo como un movimiento-partido nacional, cuyo norte es gobernar el país; evitando confundir lo que es fusionar diferentes tradiciones políticas preexistentes (que es lo que hizo Perón en los orígenes de su movimiento) con un simple troquelado de pequeños apartados de poder comarcales, para negociar en mejores condiciones con el poder central.

La gravedad de la coyuntura y la magnitud del poder que tienen enfrente hace que esa simple estrategia defensista no pueda garantizar ni siquiera el cumplimiento de ese mínimo objetivo. Cuanto antes lo adviertan y obren en consecuencia, mejor para ellos.

1 comentario:

  1. Hay demasiados Urquizas, que están dispuestos a cualquier cosa para poder quedarse con sus vacas. Pero a éste paso, no les van a dejar ni un ternero. Sacando los colaboracionistas genéticos como Urtubey y Schiaretti ¿el resto mantendrá ésta actitud suicida después de Octubre?
    El Colo.

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