(*)
Que se vayan. Que los juzguen. Que los metan presos. Que
devuelvan la plata. Y que no regresen más a la función pública, al sindicato o
cualquier organización de la que puedan servirse para quedarse con dinero
malhabido. (¿Ya se cansaron de Macri, o se acordaron como era?) Estos
cinco reclamos son los que aparecen en las encuestas cualitativas de todas las
consultoras que preguntan por los políticos en particular y por la clase
dirigente en general. (Ah, “en general”. Volvió el “que se vayan todos”, digamos)
Los candidatos que sintonicen con esas demandas gozarán de la simpatía e
incluso de los votos de la mayoría de los argentinos. (Sobre todo cuando
pueden exhibir impecables pergaminos en la materia, como Macri) El perfume
de cambio de época ya fue percibido por el equipo de campaña de Cambiemos. (Claro,
lo percibieron, no lo generaron ellos, contános más) Apareció con más
fuerza durante la semana previa a las PASO. (Debe ser casualidad) También
fue captado por el presidente Mauricio Macri, quien empezó a incorporar a su
discurso la palabra "mafia" y el concepto "comportamientos
mafiosos". (Hasta ahí los tenía incorporados a sus prácticas
habituales)
Surgen unas cuantas
preguntas inquietantes entre los denominados formadores de opinión. (¿Cuáles
y quiénes, Luis? está lleno de protagonistas invisibles esto) Una es: ¿se
trata de un reclamo espontáneo de la sociedad o de una decisión política del
propio Macri, de la gobernadora de la provincia María Eugenia Vidal y los
fiscales y jueces nacionales y provinciales? (La pregunta más pelotuda del
mundo mundial. O la operación de prensa encomendada al mayor idiota de todos
los tiempos) Lo que le sucedió a Juan Pablo "Pata" Medina ¿le
podría pasar, por ejemplo, a Hugo Moyano? (Depende: si acepta la
flexibilidad laboral, no) El ex superministro Julio De Vido y el ex
vicepresidente Amado Boudou ¿están de verdad a un paso de la cárcel o son nada
más que las caras de un par de fotos escandalosas de campaña electoral? (No
conviene develar tanto la estrategia Luis, la idea es que no se note)
La diputada
nacional Elisa Carrió piensa que la Argentina empezará a transformarse en un
país en serio cuando Cristina Fernández empiece a purgar su condena de manera
efectiva. (Para lo cual sería necesario que primero que nada, tenga una
condena. Igual, la Argentina pasará a ser un país en serio cuando Carrió no
tenga más un cargo público) Sin embargo, ella no es juez, ni fiscal, ni
camarista. (Es verdad, alguien debería decírselo, claro que se la tendría
que aguantar después) Tampoco tiene tiempo ahora para revisar cada uno de
los expedientes. (Claro, entre viaje y viaje a Punta del Este no le queda
tiempo. Igual ¿por qué se los darían, si no corta ni pìncha, como acabás de
decir?) Entonces ¿cómo lo sabe? En todo caso, lo percibe. (Ah, se
confirmó que es mentalista entonces) Porque lo que hay, lo que se ve, hasta
ahora, son escenas. Pequeños grandes detalles que generan nuevos hechos. (O
sea, nada, pero que alcanza para hacer columnas como ésta) Un ejemplo: ni
Medina ni Jorge Castillo, "el rey de La Salada", estarían presos si
María del Carmen Falbo hubiera seguido al frente de la Procuraduría de la
provincia de Buenos Aires. Su reemplazo por Julio Conte-Grand, el 28 de
diciembre de 2016, fue interpretado por todo el sistema judicial de la
provincia como una señal para investigar delitos en los que antes ni se
husmeaba. (Ah, mirá vos, podría seguir la cruzada con algún empresario amigo
de Macri o socio en sus negocios ponéle. Para ir contra un grosso de verdad
digamos. Lo que seguimos sin entender es que catzo tiene que ver esto con
Carrió, la lectura de los expedientes y coso)
Otro gran detalle:
el dictamen del camarista Martín Irurzun (El camarista cama adentro de
Macri, al que puso al frente de las escuchas telefónicas por DNU, hasta el
final de su mandato, digamos todo) en el que recomienda al juez Luis
Rodríguez que agregue como causal, para decretar la eventual prisión preventiva
de De Vido, la potencial capacidad del imputado para obstruir la investigación
en el juicio por Río Turbio fue entendido por quienes firman los expedientes de
la justicia federal como un gesto contra la impunidad de la última década. (Terrible,
se sacude todo con ese dato) Es más: ya todos saben que el presidente de la
Corte, Ricardo Lorenzetti, y los demás miembros del máximo tribunal están
trabajando en público y en privado para tratar de mejorar la pésima imagen que
tiene la Justicia. (No les estaría resultando, te comento. Igual, seguimos
sin entender que mierda tiene que ver con el párrafo anterior, y en general con
todo. Hoy estás más confuso que nunca, Luis)
Dos de los más
veteranos jueces federales insisten en una idea que repiten desde hace por lo
menos un año: dicen que así como los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina
Fernández pasarán a la historia como los que más hicieron para impulsar los
juicios para los delitos de lesa humanidad, esta administración podría ser
recordada, entre otras cosas, por haber empujado, como nunca antes, las causas
contra la corrupción de Estado. (Empujado a favor de la corrupción, sería) A
uno de ellos le pregunté esta semana si esa teoría no ponía en evidencia cierta
connivencia o complicidad entre los jueces y los gobiernos de turno. (Para
nada Luis, a veces te pasás de perspicaz y ves cosas donde no las hay) Me
explicó con tranquilidad y en detalle (Claro, de lo contrario no
entenderías) que en la Argentina no habría manera de probar ningún delito
contra la administración pública sin la orden explícita del ministro de cada
área para suministrar información a los fiscales y los magistrados.(Una
hermosa excusa de un juez para justificarse él y sus colegas por no resolver
jamás ninguna causa. Te boludeó Luis, pero con tranquilidad y en detalle) Y
también me hizo entender que ningún ministro abre los expedientes requeridos
por la Justicia sin consultar antes al presidente de la República. "¿Usted
quiere decir que Macri está al tanto de cada causa que se mueve en Comodoro
Py?", le pregunté. (Ya parecés Fantino, le estás haciendo competencia
desleal en el boludómetro impostado) "De todas, no. De las más
relevantes. Si no lo estuviera, sería un mal presidente. O un presidente sin
información", me contestó. (Y dado que es un presidente horrible, se
ocupa en por lo menos estar bien informado de los carpetazos con los que apretar
a los que crea conveniente. Todo cierra ahora)
En efecto, este
jefe del Estado parece estar muy bien informado. (Dee esto sí, del resto
vamos viendo) De hecho, horas antes de las últimas elecciones de agosto,
uno de sus hombres de confianza, hablando del resultado y de sus consecuencias
políticas, aventuró: "Cristina está más cerca de ir a la cárcel en un
futuro próximo que de ganar en la provincia y soñar con volver a la
presidencia". (Pero no fue presa y ganó, o sea que taaaan bien
incformado no estaba) Otra vez: ¿cómo lo sabe? Porque intuye que "el
círculo rojo de Comodoro Py" ya leyó que "Macri va en serio". (Ah,
es pura intuición nomás, no hay presiones ni operaciones ni carpetazos ni nada.
No tomés taaan por boludos, Luis) Y también leyó, sobre todo, que, si no
sucede nada raro, (paraguas) Cambiemos obtendrá un rutilante triunfo el
próximo domingo 22, que el actual presidente irá por la reelección y que Vidal
y Rodríguez Larreta harán lo mismo. Es decir: el círculo rojo de la Justicia
presume que este clima de época perdurará, por lo menos, durante media década,
e incluso un poco más. (O sea, respondió tu pregunta: los jueces se alinean
con el poder político, y en base a eso resuelven. Es lo que pasa cuando
preguntás si el agua moja)
¿Esto significa que
el sistema judicial se mueve al compás de los vientos políticos? Sí.(Hay que
ser pelotudo para preguntarse eso varias veces, y respondérselo solo)
Chocolate por la noticia. (No tanto: viene siendo el eje de la nota desde el
principio) La Justicia, los mercados, la oposición, los medios, las
empresas, los sindicatos y la mayoría de las organizaciones sociales se mueven
al compás de los "vientos políticos" o de los "cambios de
época". (Y los periodistas Luis, porque influye en el flujo de pauta.
Claro que vos no necesitás que te lo recordemos) Lo que ningún funcionario
judicial puede hacer es acusar o condenar sin pruebas. (Pero no, por
supuesto, ¿quién podría imaginarse tal cosa?) O de manera caprichosa. Ni a
Cristina Fernández, ni a Boudou, ni a De Vido, ni a Ricardo Jaime, ni a José
López. (Ni a nadie, Luis) Pero sucede que la mayoría, incluida la ex
presidenta, no sólo está comprometida en un sinnúmero de causas, sino que en
varias de ellas aparece involucrada seriamente y con pruebas documentales muy
contundentes. (Tan tremendas que con pleno “cambio de época” a favor todavía
no llegaron a ninguna condena. Igual, lo decís vos y andá a chequearlo a la
concha del mondo) En las de Vialidad, Hotesur y Los Sauces, por ejemplo, ya
está probado que ella es miembro o jefa de una asociación ilícita concebida
para hacerse millonaria con plata del Estado. (¿Probado por quién? Por no
mencionar que son tres causas mellizas, con acusaciones distintas)
"Creyeron que
eran eternos y dejaron todos los dedos marcados", sintetizó de manera
brutal uno de los hombres del Presidente con mejores vínculos en Comodoro Py. (Debe
ser el mismo que le aconsejó privatizar Vialidad) Es, entre otras cosas, un
especialista en calcular fortunas malhabidas, (Ah, no, es el contador de Macri)
sobre la base de los bienes y el dinero embargados en las distintas causas
judiciales. (“Se robaron un PBI”) Y conoce, a través de los expedientes,
el patrimonio de los empresarios que, según él, funcionaron como testaferros de
Néstor Kirchner hasta el día en que murió. (Y el hecho de que un funcionario
del Ejecutivo puede tener acceso a pispear expedientes judiciales sin ser parte
sería completamente normal) El asesor presidencial calcula que la verdadera
fortuna de la familia de Cristina se debería contar en cientos de millones de
dólares. (Avísale a Marijuan, así empieza de nuevo con las excavadoras. Una
pena que no hayan aprovechado para blanquear, como la familia de Macri) Para
ser más concretos: sería mucho muy superior a los 250 millones de dólares que
ya le detectaron, entre bienes muebles, inmuebles y cuentas, a Lázaro Báez. (Todo
esto dicho por un asesor de Macri, con contactos con los jueces para que le
dejen pispear los expedientes, perfecto. Igual, para un PBI falta medio que
como mucho todavía)
Ahora mismo la
atención de buena parte de la clase dirigente está puesta en determinar hasta
dónde llegará Macri en su cruzada "antimafia". (Claro, están
negociando su indulto, digamos) En confirmar si lo que está haciendo es ir
"de a uno" para disciplinar al resto (O para obligarlos a
compartie negocios, como hace habitualmente...la mafia ¡oh vaya, pero qué
coincidencia!) o dejar que la Justicia haga el trabajo para acusar y
condenar a los 582 argentinos (Ya agregaste 20 a la nota de Clarín de ayer Luis)
que, según el Presidente, están fuera de la ley (¿Solo 582? Si al
blanqueo entraron como cien mil) y lo único que quieren es repartirse en
pedazos la Argentina. (Peeero, no es como él, sus familia, sus funcionarios,
amigos y socios, que solo tienen altruismo y vocación de servicio) La cifra
es caprichosa, (Y la nómina ni te cuento: figuran todos los que se le
cruzaron a Macri, por cualquier motivo. tan caprichosa es que vos pusiste 20 más que Darío Cantón en Clarín) fue suministrada a varios
periodistas por el propio jefe del Estado, pero sirve para entender lo que piensa
en la intimidad. (¿Y ninguno le pidió el listado para investigar por qué
podrían estar, o le preguntó por qué estaban los que estaban? Flojos estuvieron ahí, Luis) Y lo que piensa es: no son
todos los sindicalistas, ni todos los empresarios, ni todos los jueces; sí son
los muchos insaciables de siempre y tienen nombre y apellido. (Macri
básicamente: están el padre y todos los hermanos, primos, tíos y cuñados.
Puede que figuren Calcaterra, Caputo y Mindlin también: un testaferro te ale
cada día más caro en estos tiempos) Parece que a Macri le gustaría verlos
presos, o inhibidos, o pagando sus enormes deudas a la AFIP, (Mientras no
sean por contrabandear autos, que le metan nomás, dijo) y no reclamando su
veredicto para apropiarse de nuevos negocios que necesitan del peaje del
Estado.(De eso se está ocupando él mismo en persona, como pudimos comprobar
esta misma semana con la privatización de Vialidad. En definitiva todo esto se
trata de que el tipo detesta la competencia)
(*) Las negritas son nuestras, el
original acá.
Macri, detrás del mani pulite argentino.
ResponderEliminar¡Má, qué mani pulite ni ocho cuartos! ¡MANO CHANTA!
Majul de pelotudo no tiene un pelo. Más bien es un reverendísimo hijo de puta.
ResponderEliminar