Este nuevo aniversario del Día de la Lealtad encuentra al peronismo a días de una elección crucial a la que llega dividido en todo el país, y con perspectivas inciertas sobre los resultados, y el futuro inmediato que se abre a partir de ellos.
Muchos dirigentes peronistas están ostensiblemente más preocupados en éste último aspecto que en ganarle la elección al gobierno, para poner un freno a sus políticas; y ensayan a diario fórmulas para la "reconstrucción" del peronismo de cara al 2019.
En ese tren, hablan con frecuencia de construir un peronismo "moderno, competitivo y funcional", "capaz de afrontar los nuevos desafíos", pero se cuidan bien de decirnos en que consistiría; porque en ese discurso hueco de los Urtubey, Massa, Randazzo, Bossio, Pichetto y similares, no existe la más mínima mención a lo fundamental: cual sería el proyecto político que ese "nuevo" peronismo impulsaría, y los sectores sociales a los que aspira a representar.
El silencio al respecto preocupa cuando vemos que así como hubo un "peronismo de Davos" que acompañó a Macri en su primer viaje al exterior para "volver al mundo", vimos esta semana un "peronismo del coloquio de IDEA", deseoso de encantar a lo más granado de la Argentina garca que le reclama a Macri acelerar en las reformas para desmantelar definitivamente la herencia del peronismo y condenarlo al desván de la historia, incluyendo el aplauso de algunos dirigentes sindicales "del peronismo de Perón" a los que proponen la flexibilidad laboral como la panacea para resolver todos los males del país.
El silencio al respecto preocupa cuando vemos que así como hubo un "peronismo de Davos" que acompañó a Macri en su primer viaje al exterior para "volver al mundo", vimos esta semana un "peronismo del coloquio de IDEA", deseoso de encantar a lo más granado de la Argentina garca que le reclama a Macri acelerar en las reformas para desmantelar definitivamente la herencia del peronismo y condenarlo al desván de la historia, incluyendo el aplauso de algunos dirigentes sindicales "del peronismo de Perón" a los que proponen la flexibilidad laboral como la panacea para resolver todos los males del país.
Ese aspecto sustancial sigue -por ahora- ausente de la discusión, y esa ausencia no hace más que alimentar las suspicacias respecto a "cuan nuevo sera lo nuevo": si frente a un experimento de restauración oligárquica de la magnitud y profundidad del que está viviendo el país desde el peronismo -desde algunos sectores- no se pone el énfasis en denunciarlo, en oponérsele de plano y en plantear una clara alternativa (por el contrario, el foco está puesto en excluir a Cristina y al kirchnerismo, expulsándolos de la "reconstrucción"), todo indica que por muy peronistas que se digan algunos, muy incómodos que digamos no estarían, con el actual estado de cosas.
Lo que nos zambulle de lleno en aquello de lo que insisten en no hablar: la cuestión no es tanto dilucidar quienes conducirán "el peronismo que se viene", sino cuanto hay de peronismo en él, más allá de quienes circunstancialmente lo conduzca, o como se resuelva esa cuestión. Y esa discusión impone -a nuestro juicio- volver a lo básico, o como se decía en otros tiempos, "volver a Perón"; es decir al sustrato filosófico, doctrinario e ideológico del peronismo, a sus banderas fundacionales y a su modelo económico, político y social.
Podremos discutir luego las "formas de ejecución", los instrumentos concretos, el nuevo contexto y los nuevos desafíos, pero sin perder de vista esas premisa fundamentales; que es justamente lo que hace "Coqui" Capitanich en el video de apertura, que corresponde a la charla que dio acá en Santa Fe en el marco de la 2º Feria del Libro Nacional y Popular, cuando vino a presentar su libro "Economía peronista", cuya lectura recomendamos.
Entre otras cuestiones que abordó en la charla (que al igual que el libro, comienza justamente con una apelación a que el peronismo recupere y sostenga su identidad histórica), Capitanich analiza la evolución de la economía de la Argentina desde 1940 a 2015, y desde el análisis de diferentes indicadores macroeconómicos, traza paralelismos entre el primer peronismo y el proceso protagonizado por el kirchnerismo en los gobiernos de Néstor y Cristina.
No solo para determinar en la comparación "cual etapa fue mejor" (lo que no se propuso el libro, ni la charla), sino para establecer si existieron o no afinidades históricas de la etapa kirchnerista, con aquel peronismo fundacional emergido -entre otras cosas- del 17 de octubre del 45'. El análisis no es inocente, justamente porque de la negación de esa afinidad parten los que pretenden excluir al kirchnerismo "del peronismo que viene".
Y la conclusión (respaldada en datos y evidencias incontrovertibles) es muy clara: frente a los que le niegan al kirchnerismo su condición de experiencia peronista, al punto de proponer excluirlo para "volver al peronismo", Coqui (sobre todo a partir del minuto 22 del video en adelante) lo reivindica como parte inescindible de la historia del movimiento creado por Perón, inserto en sus mejores tradiciones históricas y recuperando sus banderas fundacionales; con la lógica adaptación a los tiempos.
Si aceptamos eso, después nos será más fácil ponernos de acuerdo en otras cuestiones, como quien ejerce el liderazgo y bajo que premisa, o como se resuelven las disputas internas por candidaturas, alianzas y posicionamientos. Por el contrario, si algunos insisten en negarlo contra toda evidencia, es porque traen algo bajo el poncho, que no es precisamente la reconstrucción del peronismo.
Como el peronismo original y como parte de su evolución histórica, el kirchnerismo fue un proceso político que se propuso trabajar por la grandeza de la patria y la felicidad del pueblo, construyendo una nación socialmente justa, económicamente independiente y políticamente soberana; y una democracia real y verdadera, en la que el gobierno hace lo que el pueblo quiere, y defiende un solo interés: el del pueblo.
Verdades tan sencillas como profundas y rotundas y que -curiosamente- ya no forman parte del discurso habitual de muchos autoproclamados exponentes del "peronismo de Perón", que en otros tiempos te corrían con el catecismo de las 20 verdades, o las frases del general aplicadas para todo. La constatación no es menor en estos tiempos en que nos prometen un "nuevo peronismo" algunos que nos dejan la sospecha sobre si, de tan nuevo, no terminará dejando de ser peronismo en definitiva.
Por eso en el escenario que se abrirá a partir de las elecciones del gobierno impongámonos como norte que así como aquel 17 de octubre fue "el Día de la Lealtad Popular" de un pueblo con su líder, este nos encuentre construyendo la lealtad del peronismo consigo mismo, con su esencia histórica fundacional y su justificación histórica.
La cuestión es netamente ideológica, indudablemente. Más allá de los sapos de siempre cuyo sello de agua es un inequivoco conservadurismo popular extremeño, sorprende que haya compañeros muy documentados que propongan exclusivamente el acento de la lucha en las tácticas peronistas (que supuestamente el Kirchnerismo como renovacion nunca reconocida habria degradado al golpear al punterísmo con la nacionalizacion de la AUH , por ejemplo) como si la razón ultima de un reloj fuese la existencia per se del mecanismo interno de funcionamiento y no, por el contrario, dar la bendita hora. Saludos.
ResponderEliminarA ver, q fueron las retenciones, administracion d importaciones y cupos d exportaciones sino un timido acercamiento al IAPI, q fue la nacionalizacion d los fondos d AFJP sino la recreacion del sistema d reparto impuesto x Peron para abolir la capitalizacion individual, q fue el cepo sino una timida y acotada version del control d cambio peronista, q fue la reforma carta organica BCRA orientando creditos y fijando tasas bancarias q la remake d la nacionalizacion peronista, q fueron las estatizaciones del Correo, AYSA, Aerolineas, YCF, Tandanor, administracion FFCC sino el retorno d las empresas publicas peronistas. NADA MAS CERCANO AL PERONISMO Q LA VERSION KIRCHNERISTA, kienes proponen "renovacion" solo kieren restaurar el neoliberal antiperonista menemismo.
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