La obra del recién inaugurado hospital
regional de Venado Tuerto (uno de los famosos “8 hospitales” de las campañas
publicitarias del socialismo) comenzó hace 8 años, para ser más precisos el 30
de diciembre del 2009, cuando Binner adjudicó la primera etapa (la estructura
de hormigón armado) a la UTE formada por Precon S.A. y Bordo Arquitectura, por
un monto de 25 millones de pesos.
La cosa no empezó bien, porque el Tribunal
de Cuentas observó el decreto de adjudicación por el sistema de contratación
elegido (ajuste alzado) que impedía -a su criterio- contemplar adecuadamente
las modificaciones posteriores del proyecto; y Binner se vio obligado a
insistir mediante el Decreto 2037, casi un año después, el 18 de octubre del
2010.
Esa parte del
proyecto tenía un plazo de ejecución de 450 días calendario (corridos), por lo
que debió estar terminada en abril del 2011, pero tuvo dos prórrogas aprobadas
por los Decretos 1540 (del 11 de agosto del 2011) y 1630 (del 11 de junio del
2012) que corrieron ese plazo un año más tarde.
La segunda etapa de
la obra correspondía a los cerramientos exteriores, y fue adjudicada por
Bonfatti cuando era gobernador a favor de la empresa Dinale S.A. por el Decreto
3640 (del 5 de diciembre del 2012), por un
importe de $ 22.107.409,76 y con un plazo de ejecución de 540 días
calendario; es decir que debía estar finalizada para junio del 2014. Sin
embargo tuvo varias prórrogas, y esta etapa no estaría terminada sino hasta
julio del 2015, 13 meses más tarde de lo previsto.
Antes de eso se
adjudicó la tercera etapa (urbanización exterior) por el Decreto 460 del 25 de
febrero del 2014, a la empresa Del Sol S.R.L. por un importe de $
15.850.640,77 y con un plazo de
ejecución de 240 días, lo que suponía que estuviera terminada para octubre de
ese mismo año. Tampoco ese plazo se cumplió: hubo tres prórrogas y recién se
terminó en septiembre del 2015, 11 meses más tarde de lo previsto
originalmente.
Finalmente la
cuarta y última etapa fue adjudicada por Bonfatti por el Decreto 3421 del 26 de
septiembre del 2014 en $ 277.757.665,67 (un 31,59 % por encima del presupuesto
oficial) a la UTE formada por Dinale S.A. y Edeca S.A.; con un plazo de obra de
510 días, que llevaba la finalización total de la obra a marzo del 2016.
Además de que ahora
sabemos que ese plazo se corrió 18 meses más tarde a septiembre de éste año,
hubo al menos cuatro decretos (1226 y 4742 del año pasado, y 603 y 1364 de éste
año) que no solo lo prorrogaron, sino que aprobaron ampliaciones del monto del
contrato por más de 162 millones de pesos.
De lo hasta acá
reseñado tenemos que una obra que se inició en diciembre del 2009 con un plazo
de ejecución de 58 meses (sumando las cuatro etapas) y en consecuencia debió
haber finalizado en septiembre del 2014, concluyó tres años más tarde.
Y si uno suma los
importes de las adjudicaciones originales de las cuatro etapas de la obra, los
montos ascienden a $ 340.715.716,20; es decir poquísimo mas de la tercera parte
de los 1000 millones de pesos que ahora la propia información oficial confirma
como costo final de la obra: los otros 660 millones de pesos se fueron en
“adicionales de obra”, “trabajos extracontractuales”, “imprevistos”,
“reconocimiento de costos financieros” y “redeterminaciones de precios”.
Otro tanto pasa con
el equipamiento: el gobierno dice haber invertido en ese rubro 200 millones de
pesos, pero de la compulsa de los 15 decretos firmados por Lifschitz
adjudicando diversos ítems en ese sentido desde el 948 del 20 de abril hasta el
2866 del pasado 26 de septiembre (apenas 4 días antes del acto de inauguración
del hospital) sumaron $ 45.638.183,88 y 2.559.254,73 dólares.
Si en éste caso se
tomara un tipo de cambio de $ 17,50, sumarían $ 44.786.957,77; lo que llevaría
el total de lo invertido en equipamiento a $ 90.425.141,65; o sea que nos
estarían faltando unos 110 millones de pesos.
Y hablando de adjudicaciones de última hora: si apenas 4 días antes de la inauguración del hospital estaban adjudicando -por ejemplo- la compra de material quirúrgico para cirugías y todavía faltaba para que las empresas contratadas lo entreguen, ¿no habrán inaugurado tamaño hospital apremiados por los tiempos y las necesidades de la campaña, sin la "prueba en seco" y otros test necesarios para garantizar la asepsia y que no existan infecciones por el uso del material y las instalaciones, no?
A menos que se trate de otro caso de inauguración prematura, como el del centro de justicia penal de Rosario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario