A partir de la semana que viene Héctor
Recalde dejará su banca en Diputados, que ocupaba desde el 2005, prestigiando
el cargo y honrando la decisión de Néstor Kirchner primero y de Cristina
después, de postularlo en las listas del Frente Para la Victoria.
En esos 12 años
Recalde llevó al Congreso de la nación los valores que lo han distinguido en la
vida y en la política: capacidad intelectual, honradez a toda prueba, profundas
convicciones y una defensa incondicional de los derechos de los trabajadores y los
jubilados argentinos.
Fue sin dudas de
los diputados más laboriosos no solo por la cantidad de proyectos presentados,
sino por la importancia y seriedad de los mismos: la mayoría de las 48 leyes
laborales sancionadas durante el kirchnerismo tuvieron su autoría, y si no le
pertenecieron como iniciativas, las enriqueció a todas con su aporte
esclarecedor.
Pese a haber sido
por décadas abogado de la CGT, cuando se produjo el conflicto entre Moyano y el
gobierno de Cristina, tomó el partido que correspondía, sin estridencias ni
agravios ni descalificaciones, pero teniendo en claro lo que estaba en juego, y
donde había que estar.
Es -sin dudas- uno
de los referentes del kirchnerismo más respetado por los adversarios políticos,
lo que no es poco en una época de estigmatizaciones y agravios permanentes para
reemplazar al debate y el intercambio de ideas. Difícilmente se lo pueda
vincular con hechos de corrupción, sin faltar groseramente a la verdad.
Fue objeto en
cambio -y ya desde sus tiempos de abogado, antes de ocupar cargos públicos-
blanco predilecto de la ira de los poderosos de éste país, que le facturaron
siempre su defensa de los derechos y los intereses de los trabajadores.
Tanto que ya
instalado Macri, uno de ellos, en la Casa Rosada, lo acusó con nombre y
apellido de encabezar una “mafia” (tan luego él, hablando de mafias) que
medraba con los juicios laborales, perjudicando a las empresas, y a los propios
trabajadores.
Fue en ese contexto
que se produjo el cierre de las listas para las elecciones legislativas de éste
año, en el que se produjo la decisión de Cristina de no incluir en la de
“Unidad Ciudadana” para la renovación de su banca; aunque sí figurara como
suplente suyo en la lista de senadores.
Una decisión que en
su momento nosotros consideramos equivocada, no solo porque significaba ceder a
la extorsión de Macri y su denuncia de “mafias” o “industrias del juicio”, sino
porque privaba al movimiento nacional y popular de contar con una de sus
espadas más brillantes, cuando se discutieran en el Congreso los oprobiosos
cambios a la legislación laboral que impulsaría el gobierno, como terminó
ocurriendo.
Cuando la reforma
laboral se discuta en las Cámaras Héctor Recalde no será -lamentablemente-
parte del debate, pero seguramente desde afuera continuará ejerciendo su
compromiso militante con las causas justas; esas que siempre lo tuvieron de su
lado, poniéndoselas al hombro, sin importar si ocupaba o no espacios de
responsabilidad instituciona.
Como documento de eso, el video de apertura, que es de 1994, con Recalde con unos cuantos años menos junto a Saúl Ubaldini, enfrentando la reforma laboral flexibilizadora del gobierno de Menem: 23 años después la derecha planteando las mismas y vetustas ideas que nunca funcionaron, y Héctor Recalde otra vez del lado correcto de las cosas.
Vaya desde acá entonces nuestro reconocimiento a él, uno de esos -pocos- imprescindibles que uno
quisiera tener siempre jugando en su equipo.
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