miércoles, 6 de diciembre de 2017

NO NOS ECHEMOS LA SUERTE ENTRE GITANOS


Conforme se acercaba la jura de los nuevos legisladores electos en las dos Cámaras del Congreso, empezó el desfile de notas en los medios sobre las posibles divisiones, alineamientos, reacomodamientos, interbloques y similares; algo que es parte del folklore legislativo, más en un sistema político profundamente fragmentado como el nuestro, y muchas veces con propósitos bastante prosaicos: tener un bloque propio posibilita estar en mejores para acceder a becas, subsidios, contratos, lugares en las comisiones y cosas por el estilo. Hasta allí, nada demasiado novedoso, ni para horrorizarse.

Sin embargo en las actuales circunstancias de dispersión opositora y firme avance del gobierno con su agenda, todos los focos están puesto hacia el interior del peronismo, en sus diferentes versiones: leemos por ejemplo acá en Infobae que los gobernadores (o algunos de ellos) piensan armar un bloque en Diputados en espejo con el que comanda Pichetto en el Senado, en el que revistaría “Sanguchito” Bossio, en lo que sería -nos cuentan- “una apuesta a futuro”. No hay remate.

La misma nota da cuenta de que los diputados del Movimiento Evita “...no quieren quedar pegados a las órdenes de la ex presidente Cristina Kirchner, que tendrá en el santafesino Agustín Rossi -nuevo presidente del bloque Frente para la Victoria-PJ- al hombre de confianza en la Cámara baja. Tampoco pretenden quedar atrapados en el esquema donde los gobernadores marcarán el camino a seguir. El objetivo será coordinar un pequeño armado de centroizquierda con desencantados del kirchnerismo y espacios políticos como Libres del Sur.”. Tampoco hay remate en este caso.

Además de lo reseñado, tenemos al massismo sin Massa (que ya no estará en la Cámara, a la que iba más bien poco) en descomposición; porque ya se le desprendieron sus aliados del “cordobesismo” de De La Sota y Schiaretti, para evitar cualquier duda al respecto, y acompañar las reformas propuestas por el gobierno, algunas pactadas con los gobernadores.

Al bloque de la “liga de gobernadores” (otra criatura mitológica del universo peronista, a la que en el fondo nadie le tiene miedo ni toma en serio, comenzando por Macri y su gobierno) se sumaría el único diputado que logró colar Randazzo; que en su carrera política oscila entre los pucheritos por internas negadas, y los largos silencios sobre graves asuntos públicos, que no serían tan graves como para requerir de su atención, al parecer. Fase ésta que estaría transitando ahora, luego de breves declaraciones fustigando la reforma previsional aprobada por el Senado, que sus dos senadores (Teresita Luna y Abal Medina), aprobaron en un caso, y se abstuvieron en el otro. Un conductor del carajo, digamos.

En éste complejo mecano peronista hay lugar hasta para “monobloques” unipersonales como el de Alejandra rodenas, elegida acá en Santa Fe en una lista común con el “Chivo” Rossi que le ganó la interna, pero ya se sabe: sus resultados solo nos obligan a los kirchneristas, y cuando perdemos. La decisión de hacer ranchada aparte viene hasta acá explicada por el senador Traferri, porque parece que Rodenas no sabe hablar por ella misma, o no la dejan. Como sea, una anécdota que acaso culmine en que dentro de dos años llamen a votar al socialismo, o algo por el estilo; el tiempo dirá.

Todos los “desgajados” del tronco común peronista (si es que tal cosa sigue existiendo aun, y no ha ingresado también en los terrenos de la mitología) tienen algo en común: no quieren saber nada con nosotros, ni aceptar la conducción de Cristina ni la del “Chivo” en Diputados. 

Más allá de obvias diferencias ideológicas (de lo que se habla poco, porque no es de buen tono) en muchos casos, hay también una cobarde convalidación de la criminalización que ha hecho de nosotros el gobierno, a fuerza de carpetazos judiciales. Toman distancia de la mancha venenosa, se ponen a cubierto de que no los alcance el mani pulite y después le buscan la vuelta (más o menos de izquierda, centro o derecha) para justificarlo. Digamos todo.

Dicho eso, no discutamos “por qué se fueron” o ya no están con nosotros, ni por qué no quisieron ni quieren estar: más aun, concedámosles que tienen razón si eso los complace (al fin y al cabo, nosotros somos los únicos a los que se les reclama autocrítica); porque además todos tienen defectos o han cometido errores, y nosotros montones: de construcción política, de estrategias electorales, de gestión de gobierno, de conducción.

La cuestión es que hasta acá los que rompen con el kirchnerismo y se van (si estaban) o nos ponen bolilla negra, es para peor: no crecen, no desarrollan propuestas mas piolas que las nuestras o superadoras, no aportan a la construcción de alternativas opositoras. 

Repasen si quieren las “fracturas” del massismo, el Movimiento Evita y su saga randazzista (con escala en el Ministerio de Desarrollo Social del macrismo, para conseguir la "emergencia social" de la que ya nadie se acuerda) y hasta las más lejanas como la de las Liebres del Sur; que se fueron del kirchnerismo justo cuando echábamos a Jaime del gobierno (¿acaso disconformes con eso?) y lanzábamos la ley de medios o la AUH, para terminar aliándose con Carrió, Aguad, Pino Solanas, Binner, Stolbizer o Prat Gay; o con todos ellos juntos, que es peor.

Ni hablemos del “peronismo paladar negro” presunto portador de los genes originales del movimiento creado por Perón: así como en los gobiernos de Cristina cada ruptura fue el prefacio a una nueva agachada (con el campo, con Clarín en la disputa por la ley de medios), desde diciembre del 2015 para acá es para bancar cosas del gobierno, una y otra vez, y sobran los ejemplos: el blanqueo de capitales, el saqueo del fondo de la ANSES, el acuerdo con los buitres, los contratos de “participación pública privada”, la reforma a la ley del mercado de capitales y más cerca en el tiempo, el pacto fiscal y la poda en las jubilaciones. ¿Entrará la reforma laboral también en el inventario?

Sin perjuicio de eso, los culpables de todo, los obligados al cilicio y los pasos al costado “porque ya cumplieron su ciclo” somos nosotros: culpables de la división y dispersión opositora porque somos sectarios (aunque no le pusimos bolilla negra a nadie, pero todos nos la asignan a nosotros), del “bajo techo del peronismo” (cuyos demás candidatos que cuestionan a Cristina no mueven el amperímetro), de la falta de nuevos liderazgos alternativos “porque Cristina los tapona”, y coso. Sobre todo coso. 

La “pesada herencia” por otros medios. Falta que nos culpen a nosotros de como terminan votando en el Congreso, generalmente a favor del gobierno.

Nosotros por el contrario y por lo menos desde acá, no vamos a hacer cuestión de cómo se forman los bloques en el Congreso, ni quien los conduce, ni como se llaman, sino exclusivamente de cómo votan: si lo hacen en contra de lo que propone Macri (que generalmente es en perjuicio de los sectores populares, los más débiles y en consecuencia, los más necesitados de la política y de los que se autoproclaman peronistas), bienvenidos. No importa en que bloque estén, ni como se llamen, ni quien los conduzca, ni con que fundamentos lo justifiquen.

Pero por contrapartida si votan a favor, les pedimos por favor que ni se gasten en explicarlo, y menos en pelar el peronómetro, porque se lo pueden colar por donde ya saben: por donde se pasaron en el Senado la ley de movilidad previsional sancionada por el gobierno de Cristina para votar una fórmula de ajuste que les podará nueve puntos de sus salarios a los jubilados y pensionados, y a los beneficiarios de la AUH. 

Si nos dicen en que parte de las 20 verdades se puede fundamentar eso, se agradecerá. Mientras tanto y como diría Perón, no nos vamos a andar echando la suerte entre gitanos.

1 comentario:

  1. Si finalmente el movimiento Evita los condena, logra conformar un bloque con las liebres del sur, la revolución es cuestión de horas.
    A guardar las escrituras.
    El Colo.

    ResponderEliminar