En el Boletín
Oficial de hoy aparece publicado el Decreto 125 (completo acá) por el cual
Macri declara “...secreta la operación contractual por razones de seguridad y
defensa nacional para la adquisición del Material Bélico que tramita bajo el
Expediente N° 6/2017 del Ministerio de Defensa, de conformidad al requerimiento
consolidado y efectuado por el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas....”.
Como fundamento de
la adquisición, señala el decreto que “...resulta necesario incorporar nuevo
material dando prioridad a aquellos que potencien la capacidad disuasiva,
favorezcan la normalización con los ya existentes a nivel conjunto y aporten
nuevos desarrollos tecnológicos que posibiliten iniciar el proceso de
restablecimiento de la capacidad de Defensa Antiaérea de baja y muy baja
cobertura...” (la negritas son nuestras)
Si bien es correcto
que el régimen de contrataciones del Estado (Decreto 1023/01) permite contratar
en forma directa -es decir, sin licitación- los pertrechos bélicos destinados a
las Fuerzas Armadas y de seguridad, resulta difícil desvincular esta decisión
de las últimas orientaciones del gobierno de Macri en materia de política
exterior e interior, y de sus movimientos en el plano internacional; como la
reunión en Francia con el presidente Macron, o la reciente visita de Rex
Tillerson, el Secretario de Estado norteamericano, en el marco de su gira para
presionar a los países de la región a tomar medidas más duras contra Venezuela.
Si tenemos en
cuenta a su vez que en esos casos -como señala el decreto- “...una vez declarada secreta
la contratación por parte del Poder Ejecutivo Nacional, el organismo
contratante deberá seguir en la medida que resulte pertinente el procedimiento
básico, estando exceptuado del cumplimiento de las disposiciones relativas a
publicidad y difusión de todas las actuaciones del proceso...”, tardaremos mucho en enterarnos que compramos, a quien y para qué:
¿serán acaso los aviones de rezago que nos quiere vender Francia, y éste sería
un “gesto” de Macri para ablandar a Macron y conseguir su venia para la firma
del acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea?
¿O tal vez la
visita de Tillerson tuvo además el propósito de terminar de abrochar la mega
compra de armamentos que denunciara el año pasado Roberto Navarro en su
programa de televisión, y fuera analizada acá? De ser éste el
caso, ¿la “gentileza yanqui de proveernos armamentos vendrá a cambio de un
mayor “compromiso” del gobierno argentino con su aventura imperialista en
Venezuela?
Para mayor interrogante, el decreto ni siquiera menciona si la operación que declara secreta tiene o no vinculación con el equipamiento para cuya compra el gobierno pidió autorización en el presupuesto para endeudarse, o cuanto se terminará gastando en la compra.
La mención del
texto del decreto destacada en negritas por nosotros más arriba también lleva a
preguntarse si se adquiriría material para la defensa aérea del país, para
cumplir las exigencias de seguridad de la próxima cumbre del G20 (para la que
el gobierno piensa gastar 53 millones de dólares, sin contar los gastos en el
operativo de seguridad), o para implementar la “ley del derribo” de aeronaves
sospechosas decretada por Macri al inicio de su gobierno con el pretexto de la
lucha contra el narcotráfico; de la cual a la fecha no se conocen resultados
concretos.
Pero quizás lo más
preocupante del decreto está en un problema de conjunciones insidiosas: en sus
considerandos hace referencia a la Ley 23.554 de Defensa Nacional (1988) y el
rol de las Fuerzas Armadas “...para enfrentar las agresiones de origen externo...”, y al citado Decreto 1023/01 (Régimen de Contrataciones del Estado)
cuando permite al presidente declarar secretas las operaciones contractuales “...por razones de seguridad o
defensa nacional,...” (las negritas son nuestras)
Sin embargo el
propio decreto publicado hoy en su parte resolutiva (artículo 1) dispone declarar secreta la
operación contractual en marcha “...por razones de seguridad y
defensa nacional...” (las negritas son siempre nuestras).
¿Se entiende la diferencia?: si se trata
-como dice el decreto- de un requerimiento de material bélico hecho por el
Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, el agregado de la cuestión
“seguridad” como destino del mismo carece de sentido; a menos que esté
vinculado -por ejemplo- a la “fuerza de despliegue rápido” que anunció hace
unos días Aguad; para que las FFAA se comprometan en tareas de seguridad
interior, violando las dos leyes: la Ley 23.554 de Defensa Nacional, y la Ley
24.059 (1992) de Seguridad Interior.
En ese caso los
pertrechos estarían destinados a las “nuevas hipótesis de conflicto” de
nuestras Fuerzas Armadas (el narcotráfico, el terrorismo internacional) para las cuáles el gobierno quiere modificar el Decreto 727/06 de Néstor Kirchner
que reglamentara la Ley de Defensa; y que no son otras que las definidas por el
Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos como las “nuevas amenazas para
la región”.
Si así fuera, a la
hora de apostar por el posible vendedor, le pondríamos unas fichas al amigo
Tillerson.
La descripcion del decreto choca con la realidad nadie nos va a vender sistemas de defensa antiarea que nos permitan "restablecer" la capacidad de defensa. Por un lado el Reino Unido tiene una prohibicion sobre ventas a la Argentina que involucra a la UE y a los EEUU. Por el otro ni Rusia ni China nos venderian para no entorpecer la geopolitica mundial. Asi que lo que pueden haber comprado es bosta, inservible y que lo hayan puesto en secreto habla de lo ridiculo que es el gobierno. Pura propaganda.
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