Este martes salió
publicada en el Boletín Oficial la
Resolución 97 del Ministerio de Energía y Minería (completa acá), que establece el mecanismo de
pago de las compensaciones del programa de estímulo a la producción de gas a
las petroleras que demostraran haberla incrementado.
En los
considerandos de la norma, Aranguren señala que “Que dichos Programas tuvieron como
objetivo lograr en el corto plazo el aumento de la producción de gas natural,
reduciendo así las importaciones del producto y por otro lado, estimular la
inversión en exploración y explotación para contar con nuevos yacimientos que
permitan recuperar el horizonte de reservas.”; y
destaca “Que
los Programas mencionados obtuvieron una mayoritaria adhesión por parte del
sector productor de gas natural pudiéndose verificar una disminución en el
declino de la producción del hidrocarburo en los años 2013 y 2014 y un
incremento de la producción de gas natural a partir del año 2015.”. (las negritas son nuestras)
Tomemos nota: un
par de días después de que Macri bancara a Aranguren diciendo que “se había
hecho cargo del despelote que dejó el kirchnerismo” en materia energética, su
propio ministro reconoce expresamente que las medidas que aplicó el gobierno de
Cristina a partir del 2013 (cita las resoluciones que aprobaron el programa)
tuvieron resultados en cuanto a revertir la caída en la producción de gas, y
comenzar a incrementarla.
Pero acto seguido,
comienza a atajarse, señalando lo siguiente: “Que sin perjuicio de lo señalado,
las erogaciones correspondientes han representado un esfuerzo financiero
significativo del Estado nacional, el que, sumado a otros programas, se tradujo
en un fuerte crecimiento de los subsidios energéticos observado hasta el año
2015, y contribuyó al desequilibrio fiscal, que alcanzó hasta el tres con
veinte centésimos por ciento (3,20%) del Producto Bruto Interno, antes de
iniciar, en el año 2016, una progresiva disminución que continúa a la fecha.”
Sin perjuicio de
tomar nota de la cifra del déficit fiscal que expone Aranguren (mucho menor a
la que dijeron en público Prat Gay o Dujovne), advirtamos que el argumento es
que las compensaciones a las petroleras para que aumenten la producción de gas
aumentan el déficit fiscal, sin mencionar por un lado que ayudan a disminuir la
salida de divisas por importaciones; y por el otro que el gobierno de Macri
siguió subsidiándolas a través del nuevo “Plan Gas” sin distinguir el gas
“nuevo” (es decir, el excedente respecto al nivel tomado como base, por aumento
de la producción) del “viejo”, y les fijó un precio astronómico del gas en boca
de pozo, sin exigirles ninguna inversión a cambio.
Y pese a todo eso,
no logró que incrementaran la producción, sino más bien todo lo contrario:
vemos en ésta nota de Federico Bernal en el portal de OETEC que tras una leve
suba en el 2017 (explicada en gran medida por la entrada en producción del
yacimiento de Vega Pléyade en Tierra del Fuego), éste año viene cayendo en
picada; incluyendo la producción de YPF.
Y acá nos queremos
detener: el cuadro de apertura está sacado de la resolución de Aranguren, y nos
muestra como se reparten las compensaciones entre las diferentes petroleras, en
proporción al modo como cada una de ellas contribuyó entre el 2013 y el 2016 al
aumento de la producción de gas, y hay dos datos reveladores: YPF se lleva más
de la mitad del total, y la participación de Shell es irrelevante, casi marginal.
Lo cual sería
consistente con el rol rector de la petrolera estatal en lograr el
autoabastecimiento energético (objetivo con la cual el Estado recuperó su
control en el 2012), y con la idea del entonces CEO de la petrolera
anglo-holandesa y hoy ministro, de que lograr ese objetivo no era relevante, respectivamente; y
con los negocios de comprarles gas importados (que se paga más caro) que su ex
empleado les facilitó desde la gestión pública.
Y terminamos con el
análisis de la resolución de Aranguren con éste sugestivo párrafo: “Que por su naturaleza, la
actividad de exploración y producción requiere de continuas inversiones para
mantener e incrementar los volúmenes de producción, lo que hace necesario
otorgar previsibilidad a la disponibilidad de recursos, y en tal sentido, los
montos de las compensaciones a ser erogados por el Estado nacional en el marco
de los mencionados Programas, son utilizados, en gran medida, en la realización
de las inversiones planificadas por las empresas beneficiarias de dichos
Programas.”.
Es decir: el
ministro está reconociendo implícitamente que los tarifazos fueron un afano,
porque los nuevos precios del gas en boca de pozo (que explican por sí solos más del 70 % de los tarifazos del gas) fue fijado sin exigirles a
cambio a las petroleras un compromiso de inversiones para aumentar la
producción; y otorgándoles por contrapartida un "sendero creciente de precios" en dólares de acá a varios años, que les genera un colchón de rentabilidad garantizado, sin aumentar los volúmenes de la producción.
Como así también que las inversiones de las petroleras dependen exclusivamente de las compensaciones que pagará el Estado si aumentan la producción; con lo cual los subsidios que se recortan por un lado (a los usuarios) se gastan por el otro (a las productoras).
Y el convenio laboral flexibilizador aprobado para Vaca Muerta con la complicidad del sindicato de petroleros que comanda Pereyra, tampoco logró revertir el declino de la producción, como nos prometieron.
Como así también que las inversiones de las petroleras dependen exclusivamente de las compensaciones que pagará el Estado si aumentan la producción; con lo cual los subsidios que se recortan por un lado (a los usuarios) se gastan por el otro (a las productoras).
Y el convenio laboral flexibilizador aprobado para Vaca Muerta con la complicidad del sindicato de petroleros que comanda Pereyra, tampoco logró revertir el declino de la producción, como nos prometieron.
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