Tal como da cuenta
esta nota publicada en el portal del gobierno provincial, se realizó
en la semana la audiencia pública convocada por el ENARGAS por la obra del
gasoducto de la costa (la red domiciliaria de distribución, en realidad); que
debería haber hecho la distribuidora Litoral Gas pero no tiene en sus planes de
inversión, y el gobierno de Lifschitz ofrece hacerse cargo de ella, a condición
de poder explotar luego la distribución del gas a los hogares comercios e
industrias conectados. Seguidamente transcribimos las partes más importantes de
la intervención del gobernador y su Secretaria de Energía (las negritas son
nuestras):
“Si esta audiencia se está realizando, es porque hay una iniciativa
del gobierno de Santa Fe, a través de su empresa de energía Enerfe (Santa Fe
Gas y Energías Renovables), para ejecutar esta obra. Si no fuera por esta
decisión política, no habría audiencia pública ni debate sobre el tema, ni
habría perspectiva de que esta obra se realice por lo menos en los próximos cinco
años, porque no está incluida dentro de las prioridades establecidas en la
revisión tarifaria de la empresa. No hay posibilidades de hacer la obra si
no es con una fuerte inversión del gobierno provincial, a través de su empresa
de energía”.
“El gobernador solicitó “con insistencia
que se aplique el régimen, que también establece el marco regulatorio, de
otorgarle a Enerfe el carácter de subdistribuidor para poder explotar y
garantizar el servicio a los actuales y futuros usuarios, porque esto está
inscripto dentro de la política de desarrollo energético que planteó la
provincia con un amplio consenso de los sectores políticos". "Esta
ley, en su momento, fue aprobada por unanimidad en las dos cámaras y expresa
la voluntad del gobierno y de la Legislatura de intervenir de manera activa en
el mercado de distribución de gas y energías renovables para un sector muy
importante de la provincia que no cuenta con el servicio, a pesar de estar
dentro del ámbito de jurisdicción de la empresa concesionaria (Litoral Gas)”.
“El
gobernador argumentó que la provincia "no va a utilizar para esta obra
recursos provenientes de los propios beneficiarios, sino que utilizaremos
recursos del tesoro provincial. Por eso creemos que es fundamental
que el patrimonio quede en manos de la provincia y Enerfe para su posterior
explotación". Para el gobierno provincial "los servicios públicos
esenciales deben ser prestados por el Estado. Por eso la energía eléctrica,
el agua potable y el saneamiento se hace a través de empresas públicas. No
es el caso de la prestación del servicio de gas porque ha sido siempre de
jurisdicción nacional y porque está dentro del régimen de privatizaciones
que se llevaron adelante en los años 90”.
“Reivindicamos
también la potestad del Estado provincial de convertirse en subdistribuidor,
sin competir, y de manera complementaria con la empresa Litoral Gas, para
prestar el servicio a sectores sociales y territorios que probablemente no van
a poder contar con este servicio durante muchos años si no es a través de la
iniciativa pública. Ese es el objetivo de la propuesta". En sintonía, la
secretaria de Estado de la Energía, Verónica Geese, reafirmó "la decisión
de la provincia de Santa Fe de llevar adelante este proyecto. Los recursos
están, la empresa está y tenemos todo el derecho a querer desarrollar, en temas
de energía, nuestra propia estrategia y para eso la provincia creó Enerfe.”.
Dicho esto, pasemos
ahora a los datos duros (oficiales) para ver en que medida hay una real
intención de la provincia de invertir en el tema, o estamos en presencia de
otras de las habituales ventas de humo (en éste caso de gas) a las que nos
tiene acostumbrados el socialismo.
Santa Fe Gas y
Energía Renovables (ENERFE) fue creada en el año 2016 por la Ley 13.527, como
sociedad anónima con participación estatal mayoritaria (SAPEM), con un capital
social que está en un 55 % en manos del Estado provincial, y el restante 45 %
dividido en tres categorías de acciones del 15 % cada una, a ser suscriptas por
las municipalidades y comunas, las cooperativas del sector público y el sector
privado con fines de lucro, respectivamente. Primera acotación: Lifschitz
reivindica el rol del Estado en materia de prestación de servicios públicos
esenciales, pero la ley que creó la empresa contempla la participación del
capital privado.
No en la ley de
creación sino en los decretos reglamentarios, el capital social de ENERFE fue
fijado en 30 millones de pesos (cifra que se entendió adecuada a su objeto
social y plan de acción), a ser integrado en efectivo en un 25 %, con lo cual
el capital líquido y disponible de la sociedad son 7,5 millones de pesos.
Meses después de
aprobada la ley de creación, por el Decreto 2294/16 la provincia integró en
efectivo su parte de ese 25 % ($ 4.125.000), y por el Decreto 4142/16 otro 43 %
más por $ 3.225.000, por una razón muy sencilla que cuenta ésta última norma:
ni las municipalidades y comunas (que tienen un 15 % del capital social de la
empresa), ni las cooperativas de servicios públicos (a excepción de una que prometió
integrar el 2 % de el monto a integrar en efectivo, pero no lo hizo), ni el
capital privado suscribieron e integraron el capital de la sociedad; que en
términos efectivos (no de libros quedó resumido a esos $ 7.350.000 aportados
por la provincia en dos tramos).
Por si no se entendió: pese a que la ley de creación contempla que puedan suscribir acciones las entidades empresariales (como la Unión Industrial, la Bolsa de Comercio, la Sociedad Rural o ADE, que integran la "Mesa Productiva" que le pide al gobierno provincial hacer la obra), ninguna de ellas puso un centavo en el capital de la empresa de gas provincial. Vocación por la inversión de riesgo, que le dicen.
Por si no se entendió: pese a que la ley de creación contempla que puedan suscribir acciones las entidades empresariales (como la Unión Industrial, la Bolsa de Comercio, la Sociedad Rural o ADE, que integran la "Mesa Productiva" que le pide al gobierno provincial hacer la obra), ninguna de ellas puso un centavo en el capital de la empresa de gas provincial. Vocación por la inversión de riesgo, que le dicen.
Fuera de eso, la
SAPEM fue incluida en el presupuesto provincial con un presupuesto total de 30
millones de pesos, la mitad de los cuáles son para gastos corrientes (sueldos y
gastos de funcionamiento) y la otra mitad (15 millones) para gastos de capital; de los cuáles
ni un solo centavo está destinado a obras de gasoductos secundarios, o redes de
distribución domiciliaria de gas. Segunda acotación: la “voluntad política” que
manifestaron en la audiencia Lifschitz y su Secretaria de Energía no se traduce
en la asignación concreta de recursos para hacer la obra.
Pero hay otros
aspectos oscuros en el caso: si el ENARGAS autorizase al gobierno (o a a su
empresa de gas) a hacer la obra, contrararían en forma directa (es decir, sin
hacer licitación pública) a Brumont S.A., una empresa rosarina que es -hace
años- la principal y casi exclusiva contratista de las obras que lleva adelante
Litoral Gas S.A., la distribuidora de gas de la región a la que la provincia
pretende sustituir en éste caso en particular, en la distribución para los
distritos de la costa.
La pregunta es bajo
que régimen legal (que no sería el que rige obligatoriamente los contratos del
Estado provincial) se contrata en forma directa a una empresa (cuyo titular
además está procesado por evasión impositiva) para realizar una obra que
tardaría cinco años para ejecutarse y ser habilitada, de cuyo costo no se
informa; pero algunos estiman hoy en 500 millones de pesos a valores de hoy,
con insumos dolarizados, como los caños de la red por ejemplo; que provee en el
país el grupo Techint, que a través de su empresa Tecpetrol Internacional es
propietario del 30 % de las acciones de Tibsa Inversora S.A., la sociedad
controlante de Litoral Gas S.A.
También cabe
preguntarse con qué recursos pagaría ENERFE un contrato que (de ser ese el
monto) multiplica por 17 su capital social (de libros, no el efectivamente
integrado)y el presupuesto que tiene asignado, y por 34 el específicamente
previsto para gastos de capital. Tercera acotación: si como dijo el gobernador sería
con fondos del Tesoro, razón de más para preguntarse por qué no se haría
licitación pública para contratar los trabajos.
Otro dato: el
listado de obras de tendido de redes de gas anexo a la Ley 13.543 que autorizó
el endeudamiento de la provincia en 500 millones de dólares, suma 20 millones de la misma
moneda (unos 476 millones de pesos, al tipo de cambio de ayer). Cuarta
acotación: eso supone que están diciendo que una sola de las obras de gas
previstas, cuesta más que todo lo asignado por la Legislatura para obras de gas
en toda la provincia, al autorizar el endeudamiento.
Pero además que una cosa es tomar deuda para que la obra se haga (lo que Santa Fe ya hizo, y está pagando la deuda), y otra muy distinta es hacerla: el gobierno ni siquiera puso la obra en el presupuesto, porque necesita autorización del ENARGAS para hacerla, y para eso pidió la audiencia pública. Quinta y última acotación: si finalmente la
obra fuera autorizada y se concretara, la pregunta es con que recursos
solventaría la sociedad creada por la provincia (hasta acá, mayoritariamente en
el papel) la prestación de los servicios de distribución final a los usuarios.
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