Que el promocionado "aceitado dispositivo comunicacional del gobierno" deje que éste zapato sea el interpretador oficial del multitudinario acto del viernes en la 9 de Julio dice mucho del estado de absoluta desorientación política que vive por estas horas el gobierno de Macri.
Si un grupo de actores conocidos, con videos subidos a las redes sociales, son capaces de meter más de un millón de tipos en el espacio público para protestar contra el gobierno, es que realmente el horno no está para bollos gordos; no es motivo para sacar pecho y poronguear.
Y si el kirchnerismo tiene por sí solo la capacidad de convocar y movilizar a toda esa gente, entonces no está muerto y sepultado como nos vienen diciendo hace dos años y medio.
O "No vuelven más", o te llenan la 9 de Julio. Las dos cosas juntas, se complica.
Del mismo modo, que Clarín haya decidido lisa y llanamente eliminar el acto de su tapa de éste sábado es otro signo serio de alienación y ocultamiento de la realidad: según la leyenda, al diario de Yrigoyen no se lo armaban en tiempos de bonanza, sino de crisis; y para ocultarle su gravedad.
Una cosa es hacer política prescindiendo de la movilización ciudadana en el espacio público y apostando a otras estrategias de expresión política, y otra muy distinta es ningunear, ignorar o no tomar debida de lo que significa que miles de personas salgan a la calle, para expresar una posición política.
Lo primero se puede discutir y estar más o menos de acuerdo en los métodos de acción política, lo segundo entraña un peligroso aislamiento de la realidad, en un momento y para un gobierno al que hace rato que no salen bien las cosas.
Después a no quejarse ni llorar movidas destituyentes si la realidad se los termina llevando puestos.
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