En una apretadísima votación (129 votos contra 125) la Cámara de Diputados acaba de aprobar el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo, que despenaliza el aborto practicado hasta las 14 semanas de gestación. Un triunfo tan apretado como gigantesco de la inmensa movilización del colectivo social que se venía expresando desde las marchas del "Ni una menos", y que ayer y hoy pobló los alrededores del Congreso de pañuelos verdes, como lo viene haciendo en las plazas de todo el país, desde hace unos años.
Es imposible saber que pasará con el proyecto en el Senado, aunque se puede presumir que la cosa allí no será fácil. Sin embargo, el movimiento de mujeres ha triunfado instalando un tema que hasta hace poco estaba vedado, y al que ahora la política no puede lisa y llanamente ignorar: allí están las ganadoras de la jornada, cualquiera sea el resultado final del proyecto en el Congreso. Los tiempos del palacio no son los mismos de la calle, pero el palacio no puede permanecer mucho tiempo ignorando el clamor de la calle, que ahora se dirigirá al Senado.
Fue la sociedad argentina, al menos sus sectores más dinámicos, la misma que gestó la reforma universitaria, el 17 de octubre y el Cordobazo, la que en diciembre pasado ganó la calle en rechazo a la reforma previsional, la que está en marcha para coronar otro reclamo a través de las instituciones del Estado. Si las mujeres hasta lograron que la derecha admita la necesidad de educación sexual integral: ¿los sindicalistas tendrán que ponerse pañuelos verdes para pelear salarios en las paritarias, o resistir la flexibilización laboral?
Lo que nos lleva a la cuestión de "el feminista menos pensado que dio luz verde al debate": el presidente, la vice, los presidentes de las dos Cámaras y el presidente del bloque del PRO (el predemocrático Massot, una vergüenza aun para los estándares de su fuerza) estaban en contra; y éste último estuvo presionando a los indecisos hasta último momento, para que votasen en contra, y fue la definición final de 3 diputados pampeanos del PJ la que terminó inclinando la balanza; con la mayoría del bloque oficialista (mayoría más acentuada aun entre los diputados del PRO) votando en contra. (*)
Los liberales argentinos, esa especie tan sui géneris, oscilaron entre oponerse a que las mujeres decidan por sí mismas en un asunto tan íntimo y personal, agradecerle al gobierno (es decir, al Estado) que "habilite" la discusión de un tema que instaló la sociedad civil, y agradecerle al presidente (es decir, al Poder Ejecutivo) que "permita" que el Congreso discuta un tema, no estando en período de extraordinarias, y sin que haya enviado un proyecto al efecto. Gente rara, a la que no le vendría bien un poco de coherencia, para variar.
Hasta el momento final de la votación, las redes sociales se llenaban de mensajes pidiendo la intervención de Macri sobre los legisladores de su propio bloque para que al menos algunos de los renuentes votaran a favor, o se ausentaran y facilitaran la aprobación. Salvando el chiste fácil de lo difícil que es lograr que se levante temprano, el planteo pecaba de ingenuo: a esta altura de los acontecimientos resulta bastante claro que Macri "habilitó" un debate que nunca pensó iba a llegar a éste punto, porque claramente subestimó la potencia social de la marea verde; y ahora depende de los bloques conservadores del Senado (oficialistas y opositores) para no tener que enfrentar la decisión de vetar; algo que anunció que no haría cuando pensaba que el proyecto jamás llegaría a ser ley.
Lo mismo vale para el "Cristina no habilitó el debate teniendo mayoría en las Cámaras" (esto último además es falso, como cualquiera puede constatar con los resultados electorales, y su traslación a las bancas): si con el movimiento de mujeres militando el tema como lo milita la definición fue tan apretada como fue en Diputados y nadie puede aventurar que el Senado apruebe el proyecto, no es difícil pensar como habría resultado la cosa, de haberse planteado hace unos años.
Más aun, la enorme mayoría de los que fueron abandonando en estos años el kirchnerismo y sus bloques legislativos para irse al massismo o al "peronismo federal" votaron en contra (es decir que estando adentro hubieran hecho lo mismo), y a la inversa, el "club de fans" de Cristina que tanto desvela a cierto "peronismo de Perón" químicamente puro, votó casi unánimemente a favor.
Entre tantas ingenuidades, los troscos descubrieron que el Papa hizo lobby para que el proyecto fracase, como si la iglesia fuera a hacer algo distinto de lo que viene haciendo hace 2000 años (ejercer su poder oculto para condicionar al Estado), o el tipo se fuera a poner un pañuelo verde porque es argentino. O los que confundieron el crecimiento democrático de una sociedad (visible en que es capaz de afrontar debates como éste) con el nivel del debate parlamentario, que por momentos fue penoso, en especial por los discursos de los que estaban en contra.
Y finalmente quedan las proyecciones políticas a futuro de la votación, en la que se deben evitar conclusiones apresuradas, y por ende erróneas, como tomar la parte por el todo, definiendo alineamientos según como hayan votado en éste tema en particular: hubo hasta quienes especulaban con cambios al sistema electoral (despotricando contra las listas sábana, para variar), a partir de un tema en el que todos los bloques -salvo la izquierda y el peronismo pampeano- se partieron, y casi todos votan por sus convicciones personales, y sin seguir mandatos partidarios.
Lo mismo vale para los clivajes regionales tipo "provincias feudales" versus "provincias modernas", o cosas por el estilo: como santafesinos, valoramos que el debate haya hecho caer la mentira de que éramos un cantón suizo progresista, con armónica y civilizada convivencia entre todas sus fuerzas políticas, y por un "Chivo" Rossi que nos enorgulleció con su discurso, tuvimos mayoría de diputados (10 sobre 19) que votaron en contra, en su mayoría de "Cambiemos". Y lo mismo pasó en la mayoría de las provincias del interior, salvo las patagónicas, en las que el voto positivo fue amplia mayoría.
Y finalmente está el riesgo de comenzar a partir de hoy a mirar la realidad política con la lupa del aborto, en un país y en un Congreso que deberá discutir en breve la reforma laboral, los cambios en el Banco Central y el presupuesto del año que viene conteniendo los ajustes pactados con el FMI; solo por citar los temas más relevantes de entre los inmediatos. No sea cosa que más de uno/a se confunda y termine militando por una fórmula Lipoveztky-Fernando Iglesias para las presidenciales del año que viene.
(*) Actualización: Frente Para La Victoria, 54 votos a favor, 10 en contra, PRO 16 a favor, 37 en contra, UCR 24 a favor, 15 en contra, Coalición Cívica 1 a favor, 9 en contra, suma interbloque Cambiemos 41 a favor, 61 en contra, contála como quieras, luz verde y coso (información completa, acá)
(*) Actualización: Frente Para La Victoria, 54 votos a favor, 10 en contra, PRO 16 a favor, 37 en contra, UCR 24 a favor, 15 en contra, Coalición Cívica 1 a favor, 9 en contra, suma interbloque Cambiemos 41 a favor, 61 en contra, contála como quieras, luz verde y coso (información completa, acá)
Aunque por fuera se vea gris y frío, éste es un "día kirchnerista", con un verde diáfano reemplazando al sol, no es casual que justo cuando el virrey - ese muestrario de virtudes lamentables - había montado una medida distractiva del descalabro económico social, precisamente en esa jugada, las chicas hayan aprovechado la volada para, quizás, producir la hasta ahora ÚNICA conquista de un derecho que, se sabe, es una herencia cierta de otra época, justamente la del demonizado kirchnerismo.
ResponderEliminarY maravillosa la desnudez amarilla, lo de "perras preñadas", massot... en fin, ni a pedido.
Claro, no todas son del club de fans de Cristina, pero habría que hacerles recordar desde cuándo y por quiénes es que se malacostumbraron a que les den bola a sus cuestiones.
Y lady colesterol carrió amenazando rupturas, cartón lleno...